La inmigración siguió creciendo el pasado año en Donostia, en concreto un 1,8%, así como la proporción de extranjeros en la capital guipuzcoana, que pasó del 8,3% del año 2019 al 8,5% en 2020. Gracias al leve aumento de la presencia de personas de otros países, los malos datos de natalidad (la peor nunca registrada) y de envejecimiento no fueron aún peores, según los datos del censo del Ayuntamiento con fecha del 31 de diciembre.

Así lo subrayó el alcalde Eneko Goia, que señaló que el relevo generacional se produce gracias a las personas llegadas de otros países. Si bien el número de personas extranjeras ronda las 16.000, la realidad es que son más las personas originarias de otros países que no contabilizan como inmigrantes porque llevan tiempo en el Estado y han adquirido la nacionalidad española. En concreto, el total de vecinos donostiarras nacidos en otros países es de 23.300, lo que supone más de 12%.

Mientras a nivel estatal, la inmigración se ha parado en seco y ha descendido, la realidad donostiarra no coincide con esta tendencia, ya que a lo largo del pasado año siguió aumentando el número nuevos donostiarras. Goia opinó que el fenómeno podría estar relacionado con el alto nivel de envejecimiento de la ciudad y la necesidad de personas cuidadoras, muchas de las cuales son extranjeras y trabajan en el sector. "Puede ser un factor a la hora de explicarlo", señaló.

Las principales nacionalidades presentes en Donostia son, igual que a lo largo de 2019, Honduras, Nicaragua y Marruecos. Los dos países centroamericanos (Honduras, con 2.196 habitantes y Nicaragua con 1.938) son emisores de gran cantidad de mujeres que trabajan en la atención a las personas mayores. Marruecos, con 1.124 originarios del país, por su parte, trae a Donostia más población masculina, muchas veces ocupada en la construcción y otros trabajos.

Dentro de la Unión Europea, es Italia el país que se ha alzado con el primer puesto de presencia de extranjeros en Donostia. El país transalpino, así como Francia y Colombia son los que más han aumentado su presencia en Donostia.

Sin embargo, y a pesar de que la capital guipuzcoana sigue siendo atractiva para ciudadanos de otras partes del mundo, el pasado año dejó de crecer por primera vez en una década. En concreto, la población de la capital guipuzcoana bajó levemente, un 0,07%, aunque se mantuvo por encima de los 188.000 habitantes, una barrera que superó por primera vez en 2019. El censo registró 188.102 donostiarras, 131 menos que en el ejercicio precedente.

Aunque esta bajada general fue leve, el descenso de ciudadanos de nacionalidad española fue muy superior, de 895 personas. "Se puede concluir que la ciudad mantiene su población debido al aumento de la población con otro país de nacimiento así como al incremento de población extranjera", destacó Goia.

La edad media de los donostiarras sigue siendo alta y se sitúa en los 46 años. Los barrios más envejecidos son el Centro y Gros, con una edad media de 49 años. Por el contrario, los más jóvenes son Aiete, Ibaeta, Loiola y Miramón-Zorroaga, con 43 años.

Las mujeres, como es habitual, siguen siendo más que los hombres debido a su mayor esperanza de vida. En concreto, suponen el 52,7% de la población, un índice que se agudiza según avanza la edad. Entre los mayores de 65 años, las féminas son el 59,4% y entre los de más de 80, el 69%.

La tasa de natalidad mantiene su caída libre y llega al máximo desde que se registra el dato. Se sitúa en 6,42 nacimientos por cada mil habitantes, cuando el año anterior había sido de 6,5. Los nacimientos fueron 1.205, casi la mitad que las defunciones, y 14 menos que el año anterior.

El barrio de Loiola registró la tasa más elevada con 9,47, a causa de las nuevas familias llegadas a Txomin Enea, mientras que Zubieta fue el más bajo, con cero.

De la mano de los pocos nacimientos, aumenta también el envejecimiento, que sigue subiendo. En Donostia hay 1,91 mayores de 65 años por cada menor de quince. El Centro tiene una tasa de 1,97 y Gros de 1,9 mientras que Aiete tiene 1,1 y Miramón 1,2.

Las cifras evidencian que casi un cuarto de toda la población (24,59%) tiene más de 65 años; el 7,73% más de 80; y hay 102 personas de más de cien años. Este último dato descendió por primera vez en 2020.

Los fallecimientos aumentaron notablemente el pasado año por el covid y el propio envejecimiento , según señaló el alcalde. En concreto hubo 2.182 fallecimientos, 315 más que en ejercicio precedente. La diferencia es de 977, una cifra muy superior a la de otros años. En 2019, por ejemplo, fue de 648.