- Aunque la pandemia puso palos en la rueda del proceso de presupuestos participativos de Donostia, el camino se ha retomado y el día 28 de marzo se cerró el plazo para la presentación de propuestas.

La concejala del área, María Jesús Idoeta, explica a NOTICIAS DE GIPUZKOA cómo se va desarrollando un proceso que se tuvo que interrumpir por la pandemia, rompiendo la cadencia bianual, y que ya ha tomado marcha para ver sus frutos entre 2022 y 2023.

¿Cómo ha arrancado el proceso de presupuestos participativos?

-El covid ha afectado todo el proceso, porque ha condicionado las reuniones presenciales. Pese a todo, el 22 de febrero convocamos una reunión del Auzo Elkarte Bilgunea a la que cada asociación envió uno o dos representantes para trabajar cómo se haría el proceso este año, paso previo a su ejecución en 2022 y 2023, con 1,5 millones para el primer año y la misma cantidad para el segundo. A esto hay que sumar 421.000 euros en este ejercicio destinado al Distrito Este.

¿En qué punto se halla el proceso?

-El proceso echó a andar con una encuesta en la que se preguntó a la ciudadanía sobre cómo se sentía viviendo en su barrio, cuáles eran las principales necesidades del mismo y cuáles sus virtudes. Posteriormente, con los resultados de la encuesta sobre la mesa, se activaron foros por barrios, online, para analizar las propuestas que se habían formulado y contrastarlas con quienes estaban conectados al foro.

Muchas etapas.

-Siempre se ha intentado garantizar la participación mediante un chat para que todo el que quisiera pudiera conectarse. Tras esos pasos previos abrimos el proceso de presentación de propuestas, que empezó el día 15 de marzo y finalizó el 28.

¿Quién puede presentar sus aportaciones?

-Cualquier ciudadano o ciudadana de más de 16 años, aunque no esté empadronado en la ciudad. Puede ser una estudiante o alguien que trabaje en la ciudad y detecte alguna necesidad.

¿Y después?

-Posteriormente, en el servicio de Participación Ciudadana se repasan las propuestas. Se valora si están bien argumentadas -a veces las explicaciones son muy escuetas y antes de la valoración técnica se necesitan más detalles-, si son actuaciones de competencia municipal o, por ejemplo, si superan el máximo de 300.000 euros estipulado por cada proyecto. En esos casos se descartan. También si hay varias personas o grupos que presentan la misma propuesta o parecida para la misma zona contactamos con ellos para ver cómo se puede unificar dicha propuesta. Esa sería la primera criba.

¿Hay más?

-Si, claro. Realizada este primera criba, se pasa a la valoración técnica. Esta es una valoración meramente técnica, que evalúa que las propuestas son ejecutables y que no superan el tope de inversión.

Propone la ciudadanía y, ¿también decide?

-Del 14 al 27 de junio se procede a votar. Aquí sí que quien vota son ciudadanas y ciudadanos mayores de 16 años pero tienen que estar empadronados en Donostia. El voto, como el proceso previo de presentación de propuestas, se realiza online. En la votación cada persona tiene que apoyar cinco propuestas, no vale con avalar una. De este modo se pretende garantizar cierto equilibrio entre barrios y propuestas.

Llega la etapa final.

-Los resultados se publican del 28 de junio al 4 de julio en la web del Ayuntamiento. Se da cuenta de los proyectos admitidos y los que no, explicando las razones para descartarlos. De ahí saldrán las propuestas a ejecutar, en relación a las más votadas en 2022 y 2023, con 1,5 millones de euros por ejercicio.

¿Cuál es el objetivo de los presupuestos participativos?

- La ley nos obliga a activar presupuestos participativos pero el Gobierno de Donostia está convencido de que es importante dar voz a los ciudadanos para que expresen sus necesidades. Es importante que la ciudadanía presente proyectos que crean que pueden mejorar sus barrios, su ciudad.

¿Cómo va hasta ahora el proceso de presentación de propuestas?

-La experiencia nos dice que la primera semana es más lenta, más de preparación, y después es cuando llegan más aportaciones. En 2018 pasó igual. En esta segunda semana todo va más rápido y en un día, como ha ocurrido, podemos llegar a recibir casi 60.

¿Cuántas se recogieron en el anterior proceso de 2018?

-Se presentaron 929 propuestas. A la fase de análisis, esa primera criba en la que ve si cumplen las condiciones, llegaron 724. La mayor parte eran actuaciones a desarrollar en los barrios, pero unas 125 miraban a la ciudad en general. 437 propuestas las presentaron particulares y 287 las asociaciones, que para presentarlas deben estar inscritas en el registro municipal.

¿Se establecen prioridades para hacer la criba?

-No. Las propuestas son libres. Cada ciudadano puede hacer las que quiera, siempre que cumplan los requisitos fijados, que las actuaciones se integren en el capítulo de inversión y que sean ejecutables en un año. Más allá, pueden presentar cualquier tipo de propuesta.

¿Y la valoración técnica en qué se basa?

-La valoración técnica es puramente técnica, mide si el proyecto es ejecutable y se ajusta a presupuesto, si es o no competencia del Ayuntamiento o si es o no de interés general. No hay un descarte de propuestas porque gusten más o menos a quienes la valoran.

El proceso tenía que haberse retomado el pasado año. ¿A qué se debe el retraso?

-A la pandemia. El pasado año en marzo se empezó el proceso, se hicieron distintas visitas a barrios y asociaciones. El proceso estaba preparado para que se desarrollara de forma presencial, pero se tuvo que frenar el 11 de marzo. Al no poder tener contacto con la ciudadanía y no tener preparado el sistema para seguir el proceso online, no nos pareció que había garantías para seguir. Además, hay que sumar la sensación de miedo y de incertidumbre que existía. Solo podíamos llegar a los portavoces de las asociaciones y era todo muy limitado. Si se hubiera dado continuidad al proceso, nos encontraríamos ante unos presupuestos participativos poco reales, sin garantizar la participación.

Demasiados movimientos que hacer en poco tiempo.

-Técnicamente en el Ayuntamiento no daba tiempo de, acumulando ese retraso, garantizar todo el proceso en tiempo y forma. De ahí que se decidiera suspenderlo y retomarlo este año. Es un proceso que en Donostia ponemos en marcha con carácter bianual, para realizarlo con el tiempo suficiente, y en esta ocasión se ha demorado un año más por el covid.

¿Este parón ha provocado que los y las donostiarras se descuelguen del proceso?

-Nosotros estamos muy contentos con la respuesta obtenida. Cuando se realizó el proceso de encuestas en los barrios la respuesta fue mejor de la esperada. La participación se ha conseguido mantener.

Se puede pensar que siendo tan costoso activar la participación la pandemia ha podido provocar un receso.

-Podré responder cuando contemos con todas las propuestas. La primera parte ha ido bien. No digo que no afecte, porque es verdad que en general todo estamos haciendo más nuestra vida. Pero habrá que valorarlo más tarde, ya que también puede ocurrir que se presenten menos proyectos pero más elaborados, porque ha habido más tiempo para trabajarlos.

¿Cuál es la salud de la participación ciudadana en Donostia? ¿Hay relevo generacional?

-No voy a negar que cuesta. Pero lo que es cierto es que la ciudadanía agradece la interlocución directa con el cuerpo político y técnico. Yo todo este tiempo he intentado seguir en contacto con las asociaciones vía WhatsApp. Cuando se decretó el primer confinamiento total, lo primero que hice es contactar con ellos para garantizar una comunicación ante cualquier problema que surgiera en el barrio. Las asociaciones vecinales trabajan mucho y conocen muy bien el barrio y tenemos que escuchar la lectura que hacen de la realidad, que va más allá del azulejo roto. Por eso siempre hemos intentado mantener el puente de comunicación. Y lo usaron.

Habrá habido problemas.

-Como en el resto de la sociedad, ha habido algunas asociaciones cuyos representantes han preferido no mantener reuniones presenciales, pero se han hecho reuniones online. También se han seguido haciendo encuentros presenciales.

¿Cómo se ha salvado este año en el Departamento de Participación Ciudadana?

-Desde mediados del pasado año con muchas de las asociaciones de la ciudad nos hemos podido reunir presencialmente, nos hemos acercado a los barrios o han venido al Ayuntamiento. Cuando no han querido hacerlo así, las reuniones se han mantenido online. Incluso en algún caso, una asociación prefirió presentar el proyecto en el que trabajaba por esa vía. No ha habido problemas. No se ha roto la cadena.

¿Hay previsto un proceso de desescalada?

-Se está dando naturalmente. Con todas las medidas y en el escenario adecuado, ya nos estamos reuniendo con asociaciones vecinales. Además, en todo momento las asociaciones y ciudadanos nos han seguido llamando y escribiendo.

¿El Ayuntamiento tiene previstas iniciativas para fomentar la cultura de la participación?

-El Ayuntamiento, en los proyectos que puedan desarrollarse en la ciudad y en los que la ciudadanía demande un proceso participativo, estará encantado en activarlo. La ciudadanía normalmente pide cosas con mucho sentido común.

¿El área de Participación Ciudadana puede convertirse en ocasiones en un buzón de quejas?

-En la dinámica Auzoz auzo sí entran un poco esos temas que pueden parecerse a las quejas, además de muchos otros. También es una oportunidad para recordarles que deben canalizarlas por el Buzón de la Ciudadanía y las asociaciones lo hacen. En las reuniones que mantenemos sí nos recuerdan o nos dicen lo que se ha hecho y lo que no.

¿Va reduciéndose el número de asociaciones vecinales?

-No, en Donostia han crecido. Se ha creado una nueva, Erdian Bizi, en el Centro, donde no la había, y hay otra que todavía no se ha creado como asociación pero que funciona como tal, que es la del barrio de San Martín. De momento sumamos, no restamos.

En esa encuesta que se hizo, ¿cómo de contentos se mostraron los donostiarras con la ciudad en la que viven?

-Recibimos muchas respuestas en cada barrio y la nota media fue de un 6, casi 7. Según el barrio se valoraba más un aspecto que otro aunque, en general, hay aspectos que se han destacado siempre, como el transporte público o que la ciudad tenga unas dimensiones cómodas. Pero en algunos barrios en concreto se ha subrayado precisamente la cohesión, el sentimiento de comunidad existente.

"Si se paró el proceso de presupuestos participativos por la pandemia fue, precisamente, para garantizar la participación"

"Las asociaciones vecinales trabajan mucho, conocen muy bien las necesidades de los barrios

y tenemos que escuchar lo que nos dicen"

"El Ayuntamiento estará encantado de activar procesos participativos en los proyectos que demande la ciudadanía"

"Todavía hay asociaciones vecinales que prefieren no reunirse presencialmente, pero pese a todo el contacto no se ha interrumpido"

"Las propuestas son libres y la valoración técnica del Ayuntamiento es solo técnica, evaluando si son ejecutables y entran en el presupuesto"