DONOSTIA - El Bellas Artes no volverá a tener un cine. Así lo aseguró este martes el alcalde, Eneko Goia, que recordó que el edificio podrá ser rehabilitado, según los planes que maneja su propietaria, la empresa Sade, que no podrá construir viviendas, como reclamaba, pero sí algún tipo de uso terciario permitido. Un hotel o aparthotel, así como espacios comerciales y oficinas podrían tener cabida legalmente en el edificio, cerrado y sin uso desde hace más de 40 años.

La posibilidad de que el antiguo cinematógrafo, de 1914, acogiese un cine en su planta baja y viviendas en el resto del edificio fue barajada por los propietarios pero quedó finalmente descartada, según recordó el alcalde, cuando la mayoría del Pleno del Ayuntamiento rechazó modificar el Plan General para que el inmueble pasase de terciario a residencial y, así, tuviese permiso para acoger viviendas.

La Sade tampoco será indemnizada por el Ayuntamiento con más de 13,7 millones de euros, como solicitaba, por la “vinculación singular” de la parcela. La tesis de la empresa de que la calificación terciaria del edificio le privaba de los rendimientos económicos que le correspondían por su localización no ha sido aceptada. Lo rechazó el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco en mayo del pasado año y ahora el Tribunal Supremo no ha admitido el recurso de casación presentado por la Sade, por lo que los propietarios del histórico cinematógrafo tendrán que contentarse con poner en marcha algo que entre dentro de la categoría de terciario, que engloba desde usos comerciales, hasta deportivos, oficinas y hoteles y similares.

El edificio, catalogado con el grado C en el Plan Especial del Patrimonio Urbanístico Construido (Peppuc), que se aprobará de modo definitivo este mes, mantendrá sus fachadas laterales pero podrá modificar su interior, según señaló el alcalde, que añadió que le gustaría que el inmueble “que está en un paupérrimo estado” pueda tener una finalidad.

Las alegaciones de asociaciones en favor del patrimonio para que el Peppuc aumentase su protección y pasase al histórico edificio al grupo B, donde estaría también protegida la estructura interior del inmueble, no han prosperado.

El documento de protección, según se prevé, permite ampliar ventanas en las fachadas, siguiendo el diseño original del edificio, y también crear aperturas nuevas para un posible acceso a un parking, por ejemplo.

Por el momento, la empresa está a la espera de que el Peppuc se apruebe de modo definitivo y entonces ajustará sus previsiones a lo que realmente pueda llevar a cabo en la construcción.

Los pleitos entre el Ayuntamiento han sido innumerables y, mientras, el edificio ha ido avanzando en su deterioro. Ahora está sin su característica cúpula y rodeado de una red para evitar peligros.