La semana próxima se dará por finalizada la obra de instalación de una red de saneamiento en el monte Urgull, inexistente hasta la fecha, lo que permitirá que las aguas sucias recogidas en los wáteres de los antiguos edificios militares, ahora culturales, no tengan que terminar en fosas sépticas o desbordarse por los canales situados junto a algunos caminos, como sucedía en ocasiones cerca del bar el Polvorín y denunció el colectivo ecologista Eguzki.

Las aguas fecales, pues, quedarán conectadas con las del resto de la ciudad, tras una obra de más de 800.000 euros, que comenzó en agosto y ha tardado años en comenzar, a causa de su elevado coste.

Sin embargo, muchos paseantes que transitan por el monte han quedado sorprendidos por las tuberías y arquetas situadas junto a algunas zonas de la muralla histórica, lo que levantado revuelo en las redes sociales, donde algunos han criticado la estética del resultado de la obra.

Las tuberías de aguas negras, sin embargo, no quedarán a la vista en el futuro, según explicaron fuentes del Obras y Proyectos del Ayuntamiento. “Cuando esté todo terminado, esta canalización así como las arquetas se taparán con tierra y luego nacerá la hierba, de modo que todo quedará oculto. No se va a quedar así, pero aún no se ha terminado”, explican desde el Ayuntamiento.

Asimismo, añaden que este tipo de gruesas tuberías no se pueden colocar dentro de las murallas, ni sujetas a ellas, ya que son un monumento histórico que está protegido. Tampoco pueden atravesarlas, por el mismo motivo, lo que obliga a realizar determinados recorridos.

De hecho, hay dos tubos más finos, que cuelgan de uno de los paños más grandes de la muralla y recogen las aguas pluviales de la explanada de los cañones, que se conectan ahora con una arqueta en lugar de caer sobre un camino, como sucedía con anterioridad. Estos tubos existen desde hace más de diez años y se han pintado del color de la muralla para disimular en lo posible su presencia.

La mayor parte de la obra llevada a cabo en Urgull a lo largo de los últimos meses ha tenido lugar en los caminos y explanadas, en los que se han abierto enormes zanjas que han sido ya cerradas en la mayor parte de los casos y en otros lo serán en breve.

Además de crear canalizaciones de aguas fecales, la obra ejecutada ha supuesto la renovación de la red de agua potable y de las conducciones eléctricas, lo que ha permitido instalar un wáter autolimpiable. También se han podido eliminar las fosas sépticas que funcionaban en algunos retretes, donde no llegaba presión suficiente.

La red de alumbrado también se ha renovado y se han aprovechado los trabajos para introducir fibra, de modo que los edificios de usos culturales cuenten con buenas conexiones a Internet.