- Daniel Zulaika (Zarautz, 1951), que fue durante décadas coordinador del Plan de Lucha contra el Sida del País Vasco y cuenta con la Medalla al Mérito Ciudadano de Donostia, además de distinciones de tipo médico, cumplirá a fin de mes un año como presidente del Consejo Social de Donostia. El desembarco de Zulaika al frente en la entidad que reúne a distintas agrupaciones sociales de la ciudad ha estado mediatizado por la pandemia del COVID-19. Ahora, pretende reforzar su empuje para que ejerza su cometido como consejera del propio Ayuntamiento.

¿Cómo explicaría a una persona que se encuentra en la cola del pan qué es el Consejo Social?

-Es una institución creada por el Ayuntamiento de Donostia para fomentar la participación ciudadana en las grandes cuestiones de la ciudad y para dar ideas de cara al futuro. Reúne a más de 70 personas.

¿Cómo llegó a la presidencia del Consejo Social?

-Yo llevaba cuatro años como miembro del consejo, por haber recibido la Medalla al Mérito Ciudadano en 2014. Me llamó el alcalde, Eneko Goia, al que respeto mucho, y me dijo que Pedro Miguel Etxenike dejaba la presidencia. Me era difícil decirle que no, tanto por el perfil que había tenido a lo largo de mi vida profesional, relacionado con temas sociales, como por mi talante positivo. Me gusta más sumar que restar. Además, conocía el consejo. Era algo que me gustaba mucho. Siempre salía de las reuniones con una reflexión, con un dato... y pensaba que el Consejo Social podría hacer muchas cosas, ya que incluye a muchos sectores como asociaciones de vecinos, de jubilados, Osakidetza, Adegi, la Real, Hostelería€ Cada uno de nosotros se centra en un nicho pero a veces se necesita una visión general para hacer una reflexión. Por ejemplo, saber que uno de cada tres pisos de Donostia está ocupado por una persona tiene una implicación urbanística, pero la soledad que ello conlleva tiene otra implicación social. Tenemos una riqueza muy grande para tratar temas de este tipo y las personas son el capital del Consejo Social.

¿Necesita cambios el Consejo Social para acercarse a la ciudadanía?

-Cuando empecé pensé que había que hacerlo más dinámico y más operativo. Es el gran desconocido del Ayuntamiento y había que ponerlo en valor. Planteamos hacer las reuniones más operativas y empezamos a final del pasado año. Luego tuvimos otra el 5 de marzo en la que hubo varios concejales y distintas personas que en un tiempo mínimo nos daban las pinceladas más importantes de cada tema. Eso respecto a la forma. Respecto a la proyección pública del consejo, en junio, cuando volvimos a tener una reunión, con quince ponentes, lo grabamos y lo colgamos en Youtube. Pensamos que hay que informar a la ciudadanía sobre temas interesantes, como la reciente conferencia que hemos organizado del virólogo José Alcamí sobre las vacunas, que lleva ya 800 visualizaciones. Entrar en las redes sociales responde a la necesidad de apertura, a hacerlo visible. Teníamos que abrirnos al mundo, pero, como la problemática de la ciudad es tan compleja, teníamos que acotar los temas.

¿Cuáles son los temas principales que ocupan al Consejo Social?

-El primero, muy a pie de tierra, es el tema de los barrios. Para que salga adelante una ciudad tiene que tener un desarrollo homogéneo. No puede ser que unas zonas tengan unos servicios y otras no, pero San Sebastián está muy equilibrado. El segundo es el cambio climático. Cómo va a afectar en 2050 y cómo podemos actuar sobre esto. Y el tercero es la demografía. ¿Por qué las parejas jóvenes no tienen hijos y qué se ha hecho en otros lugares que haya funcionado? La natalidad es uno de los objetivos. En el otro extremo de la vida están las personas mayores. Me sorprendió que uno de cada cuatro donostiarras tiene más de 65 años. Qué podemos hacer con estos quince años hasta los 80, en los que mucha gente es muy activa. Hay experiencias en otros sitios y hay que analizarlas.

¿Cree que la pandemia podría implicar el rejuvenecimiento de la población, aunque sea por un camino indeseado?

-La gran catástrofe de la pandemia es lo que ha ocurrido en los centros de mayores. Habrá que ver cuando acabe todo. Es pronto para hacer evaluaciones de este tipo, porque hace falta más tiempo.

El turismo se ha puesto en el punto de mira y antes de la pandemia había muchas voces críticas, que ahora se oyen menos.

-El turismo es una de las grandes bazas de la ciudad. Si Donostia es conocida en el mucho es porque viene un montón de gente. La película de Woody Allen la va a volver a poner en el candelero. El Consejo Social en 2017 ya estableció que el turismo era uno de los motores de la ciudad. No solo son los bares, los restaurantes, son también los carniceros, los taxis€ los que se benefician de que exista. Es una de las señas de identidad de Donostia desde hace ciento y pico años.

En el Consejo Social aportan buenas ideas como, por ejemplo, flexibilizar la división de los pisos grandes para conseguir que haya más viviendas acordes a la cantidad de personas que viven actualmente en ellas. ¿No tardan mucho en convertirse en realidad estas propuestas?

-Nosotros no somos ni la Corporación municipal ni el equipo que perfila el futuro de la ciudad en la Oficina de Estrategia 2030. El Consejo Social es un foro de reflexión multisectorial. Están el alcalde y un concejal de cada partido y nos explican también lo que están haciendo. Y escuchan también lo que dicen los representantes de todos los colectivos. Pero las cosas no cambian de la noche a la mañana y las transformaciones sociales son lentas. Probablemente, siguiendo el ejemplo de los pisos, esto tiene que ir acompañado de un cambio de la legislación, de las medidas administrativas€ Muchas de las cosas que plantea el Consejo Social nosotros no las veremos, pero si no sembramos ahora, como se hizo antes, no habremos plantado las simientes.

La investigación biomédica que se ha ido implantado en Donostia es una semilla plantada en el pasado.

-Si me dicen hace 30 años que la investigación iba a estar al nivel que está ahora en Donostia no me lo hubiera creído, porque no tenemos una tradición ni industrial ni cultural de productos farmacéuticos, a diferencia de Madrid o Catalunya. Me sorprende la capacidad de Donostia para adaptarse a otro entorno y creo que es también una de sus señas de identidad.

Algunos representantes de consejos sectoriales que toman parte en el Consejo Social, como los del Medio Ambiente, se marcharon por discrepancias con la política municipal. ¿Tienen previsto hacer algo para que el Consejo Social cuente con representantes de todos los sectores?

-El COVID-19 es un tsunami que ha dado al traste con ilusiones, planes€ Lo primero era arrancar, cambiar la forma de funcionamiento y acotar los temas. Y a partir de ahí empieza otra fase. Primero se tiene que reflexionar sobre quién debe estar en el Consejo Social, porque se creó en 2008 y doce años después tenemos que analizarlo, ver si falta alguien, si sobra alguien€ Son decisiones de cara a la siguiente renovación del consejo, no ahora. También nos habíamos planteado que nos reuniríamos con los consejos de Bilbao, Vitoria, Pamplona€ para intercambiar ideas y crear un grupo, pero el COVID-19 lo ha echado para atrás por ahora. Somos un foro de reflexión y lo más importante que tenemos son nuestras ideas y la visión global. Y hay gente muy valiosa con una experiencia brutal.

¿La inmigración también está analizada por el Consejo Social?

-Sí. Nosotros estamos en una situación privilegiada en comparación con barrios de Madrid, Barcelona, Paris, Almería€ En Donostia, con un 7% de migrantes, y Gipuzkoa, no tenemos un problema, pero es verdad que hay que cuidar a estas personas migrantes, que forman parte de la reflexión sobre la demografía.

La movilidad también forma parte del análisis. ¿Hacia dónde tiene que ir?

-Nos la estamos jugando con el cambio climático. El coche tiene que perder protagonismo. El transporte público creo que está muy bien y el metro le va a venir fenomenal al eje Zumaia-Hendaia, va a vertebrar muy bien este territorio. Pero para ir de Hondarribia a Arrigorraga habrá que coger el coche. Yo que he trabajado en Sanidad, en la avenida de Navarra, de Gros, venía de Zarautz todos los días en autobús muy bien. Y que ahora se pueda ir en autobús continuamente al hospital me parece que es un lujo.

Es curioso que sean sanitarios tanto el presidente del Consejo Social como la vicepresidenta, Pilar Lecuona, máxima representante del consejo de enfermería de Gipuzkoa.

-Sí, el alcalde fue premonitorio. Llamó a dos sanitarios para estos puestos cuatro meses antes de que apareciera el COVID-19.