- El garbigune de Garbera batió en julio un récord de usuarios, con más de 3.600 personas que acudieron a depositar distintos tipos de residuos. Es otro de los datos que deja este verano atípico marcado por la pandemia. Probablemente, debido a las limitaciones de movilidad, muchos donostiarras han pasado sus vacaciones y tiempo libre en casa y han podido aprovechar para hacer limpieza o reformas, lo que ha podido contribuir al incremento de visitas. A la espera de contar con los datos completos del mes de agosto, también los días que hubieran correspondido con Semana Grande hubo bastante movimiento en el garbigune.

El de Garbera es el mayor punto limpio por usuarios y materiales de la Mancomunidad de San Markos, que cuenta con otro garbigune en Donostia (el de Atotxa Erreka) y con otros espacios similares en Oiartzun, Usurbil y Hernani. De media, unas 90 personas acuden diariamente a las instalaciones ubicadas en la subida al centro comercial, más de 32.000 el año pasado y casi 17.000 de enero a julio de este año, a pesar de que el garbigune estuvo cerrado unos dos meses como consecuencia de la pandemia y del estado de alarma, desde mediados de marzo hasta que reabrió en mayo.

Respecto al tipo de materiales que se reciben destacan, por su cantidad, el escombro, la madera y los voluminosos, además de pequeños aparatos eléctricos y pantallas. Estos cuatro tipos de residuos suponen alrededor del 80% del total del material al que se da salida desde el garbigune de Garbera, según los datos del año pasado y los primeros meses de 2020.

Sin embargo, además de este tipo de residuos, las instalaciones reciben también chatarra, restos de podas, plásticos, juguetes, electrodomésticos, neumáticos, ropa, libros, envases metálicos, pinturas, tóneres, bombillas, disolventes y un largo etcétera de materiales que el personal se encarga de clasificar para luego poder reutilizarlos, transformarlos o derivarlos a un tratamiento final.

Además, también hay un espacio para objetos en buen estado que otras personas pueden reutilizar, aunque como consecuencia de la pandemia estos últimos meses está cerrado y no está disponible.

El punto limpio de Atotxa Erreka, por su parte, ubicado en la zona oeste de la ciudad, recibe a casi 10.000 usuarios al año (algo más de 4.000 de enero a julio de 2020). Tanto en este caso como en el de Garbera, son donostiarras entre el 85% y el 95% de los visitantes, aunque también acuden a ellos vecinos de localidades cercanas.

Solo el pasado mes de julio, por ejemplo, los donostiarras llevaron a los garbigunes gestionados por San Markos casi 75.000 kilos de escombros y 50.000 kilos de maderas, además de más de 23.000 kilos de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos y 22.000 kilos de residuos voluminosos.

En este último caso, cabe recordar que hasta la llegada del COVID-19 la recogida de voluminosos se hacía puerta a puerta en tres barrios de la ciudad (arrancó en Intxaurrondo y se amplió recientemente a Loiola y Martutene), un servicio que fue adjudicado a Emaús. Sin embargo, como consecuencia de la pandemia, la recogida a domicilio se suspendió por cuestiones sanitarias y, de momento, sigue sin retomarse. Por eso, los voluminosos deben depositarse junto a los contenedores en los días y horarios indicados dependiendo del barrio o se deben llevar a los garbigunes. Los datos de mayo (solo estuvo abierto parte de este mes), junio y julio indican que la cantidad de estos residuos aumentó considerablemente, al menos, en el garbigune de Garbera.

Garbigune. La Mancomunidad de San Markos gestiona en Donostia el garbigune de Garbera, el mayor por su actividad, y el de Atotxa Erreka. Además, en las localidades cercanas hay también puntos limpios en Oiartzun, Usurbil y Hernani. A ellos se puede llevar prácticamente todo tipo de residuo que no pueda depositarse en los contenedores de la calle, desde neumáticos, pinturas, disolventes, plásticos y maderas hasta baterías, aparatos electrónicos y chatarra.

90

Garbera. En 2019 pasaron por el punto limpio de Garbera un total de 32.944 usuarios, es decir, unos 90 al día. De todos ellos, 28.867 eran donostiarras. En lo que llevamos de 2020 y a pesar de haber estado alrededor de dos meses cerrado como consecuencia de la pandemia y del estado de alarma, han sido ya 16.623 los visitantes entre enero y julio. El citado mes de julio se contabilizaron más de 3.644 usuarios, la cifra más alta de los últimos años.

Materiales. Los residuos más abundantes son los escombros (han salido de Garbera casi 422.000 kilos este año) y la madera (230.000 kilos), seguidos de los voluminosos (111.280 kilos) y pequeños aparatos eléctricos y pantallas (casi 78.000 kilos).

Atotxa Erreka. El otro garbigune de Donostia, ubicado en la zona oeste de la ciudad, ha contabilizado algo más de 4.000 usuarios este año 2020 (hasta julio).

Voluminosos. La recogida de voluminosos se hacía puerta a puerta en tres barrios de la ciudad (arrancó en Intxaurrondo y se amplió a las viviendas de Loiola y Martutene), pero el servicio, que gestiona Emaús, se suspendió con motivo de la pandemia y, de momento, no se ha reactivado. Aunque este tipo de objetos de gran tamaño se pueden dejar junto a los contenedores (en los horarios y días establecidos para cada zona de la ciudad), también se pueden llevar al garbigune, en los que su presencia ha aumentado significativamente desde su reapertura en mayo.

La cantidad de residuos voluminosos ha aumentado en Garbera tras la suspensión del servicio de recogida en casa en tres barrios de la ciudad

Escombro, madera, voluminosos y aparatos eléctricos son los más abundantes entre todos los que se reciben y clasifican