- Fusilamientos, centros de detenciones, un hospital militar, desaparecidos, exiliados, detenidos, represión... La entonces Villa de Altza también sufrió la Guerra Civil, que acabó, además, con su independencia. Gran parte de todo aquello estaba disperso y otra parte solo se conservaba en la memoria y testimonios de los mayores de la zona, pero no había estudios que pudieran darle forma y relatar cómo vivieron en la antigua villa el conflicto bélico y sus consecuencias.

El libro Altza durante la Guerra Civil Española, obra de Ion Urrestarazu Parada, intenta llenar ese vacío. Este divulgador o cronista, vecino de Bidebieta, lleva tiempo indagando sobre la Guerra Civil y colabora también desde hace varios años con Altzako Historia Mintegia (AHM), que le encargó el trabajo.

“Colaboraba con AHM haciendo transcripciones de testimonios de ancianos y muchos hacían comentarios sobre la guerra. Yo iba haciendo anotaciones”, cuenta Urrestarazu, que explica que en 2018 la idea del libro empezó a tomar forma. Acudió a los archivos y fondos reunidos por AHM, tiró de hemeroteca buscando esquelas, noticias y anuncios de aquellos años y fue recopilando más detalles e información. El año pasado decidieron organizar una ruta sobre la Guerra Civil en Altza y, preparándola, se dio cuenta de que tenía ya unos 100 folios escritos. Tras algunos meses más de trabajo intenso, completó el libro, que tenía que haber sido presentado en marzo. El coronavirus retrasó la presentación, que tuvo lugar el 30 de junio en Tomasene, con el aforo permitido completo.

“También la ruta histórica se llenó el año pasado y tuvimos que organizar una segunda salida”, cuenta Urrestarazu, que considera que hay interés y receptividad por conocer el pasado de Altza. El libro está dirigido a ese público general con interés en el tema, pero también a estudiosos, a quienes les puede servir como referencia y para profundizar. “Es un primer libro, un aperitivo, pero era necesario reunir y recopilar toda esa información”, explica el autor, que espera que algún historiador pueda a partir del libro indagar más en lo sucedido en la villa en este periodo histórico. “Calculo que como mucho en diez años habrá que reescribirlo porque habrá más información”, añade.

En ese sentido, apunta que la digitalización de distintos fondos del archivo histórico del Gobierno Vasco ha facilitado su trabajo de investigación. Rastreó, por ejemplo, unas 45.000 fichas del fondo sobre vascos exiliados. La labor de documentación también ha sido más sencilla de lo habitual por el trabajo previo realizado por AHM, destaca Urrestarazu, que lleva años recogiendo testimonios de personas mayores de la zona. Por ejemplo, recogió en su momento las palabras de un testigo de los fusilamientos de Bidebieta, que poco después falleció.

El libro arranca con una descripción de la Villa de Altza durante la segunda república. “Era inevitable, había que contar cómo funcionaba para entender todo lo posterior”, explica Urrestarazu. Cuenta después cómo fueron los meses bajo el control del Frente Popular (con el convento de La Asunción convertido en una checa o cárcel local) y bajo los sublevados después, con altzatarras entre los fallecidos en el conocido como Otoño Sangriento (con fusilamientos sistemáticos realizados en los cementerios de Hernani y Oiartzun) y la incautación de bienes a numerosos vecinos. También hay un capítulo dedicado a altzatarras exiliados y se describen, asimismo, los primeros años de la posguerra y la anexión a Donostia, de la que se cumplieron 80 años la pasada primavera.

También habla de los fusilamientos de Bidebieta, aunque, hasta lo que se ha podido estudiar, no hubo altzatarras entre los asesinados en la guerra y la inmediata posguerra. Sin datos certeros sobre las cifras, Urrestarazu nombra a 19 víctimas asesinadas, presuntamente, en Bidebieta, la mayoría vecinos de Donostia, Pasaia o alrededores, aunque añade que pudieron ser más. El libro incluye en sus anexos los listados también de los caídos en combate y muertos en la retaguardia, además de una cronología.

Acostumbrado a escribir artículos, este ha sido su primer libro y Urrestarazu confiesa que no ha sido fácil completarlo. Pero reafirma que era necesario hacerlo para documentar lo sucedido en Altza durante el conflicto. El hecho de que durante aquellos años no fuera parte de Donostia ha podido influir en que el Ayuntamiento actual no haya profundizado más. “Este olvido, voluntario o no, se traduce en una ausencia de estudios sobre la materia”, apunta el autor, que alaba la labor de AHM desde hace décadas intentado documentar la historia de la villa.

“Calculo que como mucho en diez años habrá que reescribir el libro porque habrá más información”

“Este olvido de Altza, voluntario o no, se traduce en una ausencia de estudios sobre la materia”

“La investigación ha sido más sencilla de lo habitual por el amplio trabajo previo de AHM”

Autor del libro