l helado siempre se asocia a algo positivo; la gente está necesitada de cosas positivas y está cansada de estar en casa". Joel Gardón es el responsable de la heladería Papperino de la plaza Cataluña de Gros. Reabrió las puertas de su establecimiento el pasado fin de semana y la acogida de los clientes ha sido "muy buena". También en los establecimientos de los veteranos heladeros Arnoldo los clientes se asoman estos días con una sonrisa.

De momento solo algunas de las numerosas heladerías de la ciudad han abierto sus puertas y los donostiarras, en el horario que les corresponde, están respondiendo. Por la tarde suelen ser niños y sus padres y, a partir de las 20.00 horas, muchos paseantes. "Yo diría que son más los adultos que los niños", cuenta Mónica Arnoldo, sobre todo, en su caso, en la heladería ubicada frente al hotel de Londres, un lugar muy de paso para quienes caminan por La Concha.

En determinados momentos, las colas crecen de forma importante, más aún teniendo en cuenta que deben respetar la obligada distancia de seguridad entre unos y otros. "En algunos momentos concretos sí parece la cola de Semana Grande", confiesa también Gardón, aunque se debe en gran parte a que debido a las medidas de seguridad solo puede haber una persona atendiendo.

Por eso, y con intención de reducir la espera de los clientes, Gardón ha encargado ya una mampara de separación con intención de poder atender a dos clientes a la vez. "Lo que no queremos es que la gente que tiene una hora para pasear se pase media haciendo cola", comenta.

Adaptan sus horarios

También a domicilio

En Papperino han decidido, de momento, no ofrecer cucuruchos y venden solo tarrinas. En Arnoldo sí los ofrecen, aunque ambos han extremado las medidas de higiene. Atienden con mascarillas, se desinfectan continuamente... "Es curioso, pero me gustaría comentar lo bien que lo están haciendo los niños. Saben que no pueden tocar nada y no lo hacen, cuando habitualmente solían estar muchas veces encima de la vitrina", apunta la responsable de Arnoldo.

De momento, siguen adaptándose a esta nueva normalidad y, por ejemplo, al igual que muchos otros negocios, también las heladerías están ofreciendo ya servicio a domicilio. En Arnoldo empezaron el pasado viernes y están sorprendidos por la acogida. "Sobre todo el pasado domingo tuvimos muchos encargos por el día de la madre; algunos nos los pedían para llevárselos a sus amas de regalo", explica la encargada.

En Papperino llevan ya cuatro semanas con el reparto a domicilio que arrancaron, según Gardón, "para recordar" de algún modo a los donostiarras que estaban ahí y, de momento, seguirán ofreciéndolo. "En casa también nos reciben con una sonrisa", apunta Gardón, que incide en que los helados siempre son un símbolo de optimismo. Gracias a los repartos y a la reapertura del local, calcula que estos días estarán trabajando alrededor de al 40% de lo habitual, después de haber perdido semanas muy importantes como las de Semana Santa. "Aunque peor que nosotros están los hosteleros, nosotros ahora podemos trabajar", coincide Arnoldo.

De momento, las heladerías abiertas adaptan sus horarios a los de las salidas autorizadas y siguen a la espera de que la situación vaya, poco a poco, normalizándose. Aunque, para muchos donostiarras, la sensación y sus paseos ya son un poco más normales con un helado en la mano.

"Los niños saben que no pueden tocar nada y no se acercan a las vitrinas, lo están haciendo muy bien"

Heladerías Arnoldo

"No queremos que la gente que tiene una hora para pasear se pase media haciendo cola"

Heladería Papperino