a primera referencia documental la sitúa en el año 1390. Finales del siglo XIV. Entonces, los pobladores de Mondragón se abastecían de la fuente de Iturriotz, de la que después tomaría el nombre la puerta sur de entrada (y salida) a la villa medieval y una de las calles que surcan el Casco Histórico. Siete siglos más tarde, la longeva fuente, por la que corrió agua hasta bien entrado el siglo XX, ha vencido al paso del tiempo, oculta en un rincón en el arranque de la ladera norte del monte Kurtzetxiki, en terrenos que durante años fueron ocupados por la empresa Unión Cerrajera.

En su empeño por proteger el patrimonio mondragonés, Arrasate Zien-tzia Elkartea (AZE) se ha puesto manos a la obra para poner en valor uno de los elementos arquitectónicos, según destaca, “más antiguos y sorprendentemente en buen estado de conservación, como es la original fuente de Iturriotz”, que mantiene las bóvedas interiores -y el muro de cerramiento- que se acondicionaron en la Edad Media para la toma de agua.

Los miembros de AZE han apostado por recuperar la original construcción a través de un proyecto que costean con la asignación concedida por el Consistorio dentro del acuerdo suscrito entre ambas partes.

“A lo largo de la historia Mondragón ha padecido una importante escasez de caudales de agua potable que, exceptuando la existencia de algunos pozos artesanos principalmente en viviendas señoriales (Artazubiaga, Mendia, Okendo...), la población se veía obligada a aprovisionarse de ella en surgencias naturales, fundamentalmente en la ladera del monte Kur-tzetxiki donde aún a día de hoy son muy abundantes”, relatan José Ángel Barrutiabengoa y Javier Bengoa.

Así, la fuente que construyeron los habitantes del casco medieval, a la que se accedía atravesando el puente sobre el río Deba, es en palabras de Barrutiabengoa, “un excelente trabajo de cantería, formando en su interior un juego de estructuras abovedadas y tres depósitos subterráneos que surtían de agua a sendos caños”.

La primera mención de este histórico surtidor público de agua se remonta a 1390, pero posteriormente aparece citado en escritos de 1457, 1536, 1592 o 1752, que hacen alusión a labores de limpieza y pequeñas obras. En el siglo XX, en 1942, la Unión Cerrajera, que hasta ese momento entre sus pabellones industriales había preservado un estrecho sendero que comunicaba con la fuente, cegó su acceso con la condición de habilitar una similar junto al puente de la Concepción, que popularmente se ha conocido como la Fuente de La Rana.

La de Iturriotz quedaba, de este modo, escondida ante los ojos de varias generaciones de arrasatearras, hasta que tras el derribo de las naves industriales y la urbanización residencial de la zona reapareció en una condición “manifiestamente mejorable”, apuntan Barrutiabengoa y Bengoa.

Otorgarle el reconocimiento que merece a esta fuente de origen medieval -el arco y la cornisa son embellecimientos posteriores, probablemente del siglo XVII-, es el objetivo de la actuación que acomete AZE. Su recuperación se ejecuta desde un punto de vista estético, porque “el manantial se perdió con las obras de la variante y la autopista, y no nos hemos planteado que tenga agua”, aprecia Barrutiabengoa.

Los trabajos que se están realizando consisten en retirar la suciedad y lodos, limpiar los tres depósitos subterráneos y adecuar los conductos a los caños. Para que la construcción pueda ser contemplada por la ciudadanía, se colocará un ventanal de cristal en el portón de acceso al interior que se iluminará de forma sincronizada con el alumbrado público, además de un panel que recogerá la historia que encierra la antigua fuente de Iturriotz; un elemento que tuvo una importancia sustancial en la vida de los vecinos de Mondragón.