- La transformación del emblemático edificio del Reloj de la Cerrajera en un vivero cultural que ha sido bautizado con el nombre de Kulturola encara su recta final, aunque la conclusión de las obras tendrá que esperar un mes más para poner punto y final a la concienzuda rehabilitación a la que se ha sometido el inmueble que cumplió las funciones de portería de la UCEM.

La ampliación hasta el 1 de noviembre de la fecha para dar por terminadas la actuación de reforma - una primera prórroga, por imprevistos asociados a la pandemia y otros motivos, se aprobó en marzo- recibió el visto bueno en el Pleno que la Corporación de Arrasate ha celebrado esta semana. En su argumentación, la adjudicataria, Construcciones Moyua, desgrana una serie de razones para alargar el plazo de finalización de los trabajos, entre las que cita el refuerzo de instalaciones escénicas a petición de los usuarios en las salas que utilizarán la asociación Izaskun Murgia Elkarte Lirikoa y Doke antzerki taldea, así como en el espacio polivalente de la segunda planta. También se dotará de un equipamiento multimedia más avanzado a las aulas del euskaltegi municipal y se habilitarán dos salas, en un principio no contempladas, para impartir clases online.

La restauración del histórico edificio da, por tanto, sus últimos coletazos. Los responsables municipales calculan que de cara a navidades arrancará la mudanza de los grupos a su renovada sede, que cobrará vida a primeros de 2022. Kulturola alojará entre sus cuatro paredes a 18 asociaciones culturales y al euskaltegi.

La actuación diseñada por el arquitecto asturiano Jovino Martínez Sierra ha permitido, asimismo, recuperar el elemento que marca la identidad del inmueble: el reloj que preside la fachada principal y que está preparado para resucitar de un letargo de al menos ocho años. "Se le ha cambiado la maquinaria (la antigua se ha mantenido en su sitio), limpiándola y restaurándola en su totalidad. También se le ha puesto luz y sonido", detallan desde el Consistorio sobre una intervención que ha costado 10.396 euros a las arcas locales.

La reparación del icónico aparato ha dejado lista la nueva maquinaria eléctrica que permitirá que las manecillas vuelvan a marcar la hora como lo hicieron durante décadas, rigiendo la vida cotidiana de tantas familias arrasatearras. Estos últimos días el nonagenario reloj ha estado en marcha algunas horas para sorpresa de quienes han visto mover sus agujas.

La pieza corresponde a un modelo fabricado en los años 30 del siglo pasado por los maestros de la desaparecida firma gasteiztarra Viuda de Murua. La Unión Cerrajera la adquirió para coronar el edificio de la portería, de estilo racionalista, que se inauguró en 1939. Varios son los intentos que se han realizado en diversas épocas para recuperar el reloj, echando mano para ello de expertos de Gasteiz, Zumaia o Bergara (la última prueba se hizo en 2013), que aunque consiguieron ponerlo en hora no fue por mucho tiempo. Así que de parado y sin vida, este dispositivo mecánico volverá a funcionar en el último vestigio de la otrora gloriosa Unión Cerrajera.

Al reloj del emblemático edificio de la Cerrajera de Arrasate se le ha cambiado la maquinaria, además de reponerle la luz y el sonido