- Las sensaciones agridulces volvieron a inundar ayer las calles de Irun. A pesar de que la mayoría de los irundarras respetaron la etiqueta y se vistieron, como marca la tradición, de blanco, negro y rojo, nada pudo sustituir a los grandes protagonistas de todo 30 de junio: los Alardes tradicional y público, suspendidos por segundo año consecutivo.

En ese sentido, las celebraciones oficiales giraron en torno a dos actos con el mismo objetivo, renovar el voto que los irundarras realizaron a su patrón, San Marcial, en 1522, y en el mismo emplazamiento, la ermita del santo en lo alto de la peña Aldabe.

El primero de ellos, organizado por la Junta de Mandos y la Junta del Alarde tradicional, arrancó a las 8.25 horas y consistió en un minuto de silencio por las víctimas del covid, en la colocación de una ofrenda floral frente a la imagen del santo y en una breve oración.

Tras la breve ceremonia, los sentimientos encontrados fueron especialmente patentes en el rostro del general del desfile tradicional, Paco Carrillo, al tiempo que declaraba que "la historia nos debe dos". No obstante, el general quiso transmitir un mensaje optimista a los irundarras, pidiéndoles paciencia: "Ya falta menos, ya hemos puesto en marcha la cuenta atrás para 2022".

Al segundo voto, el organizado por el Ayuntamiento a las 12.00 horas, asistieron por segundo año todos los concejales de la Corporación municipal, un signo, en opinión del alcalde José Antonio Santano, "de unidad en estos tiempos tan difíciles que nos está tocando vivir". El primer edil también llamó a la ciudadanía a actuar con "muchísima precaución" durante la celebración, que ya durante las primeras horas de la mañana, durante las Dianas alternativas celebradas en diversos puntos de la ciudad, llegaron a producir alguna aglomeración.