rave e insostenible". Así define Olga Belzunce, irundarra residente en el barrio de Santiago de Irun, el problema que lleva semanas siendo el quebradero de cabeza de muchos de sus vecinos: la práctica sistemática de botellones por parte de grandes grupos de jóvenes en los soportales del número 8 de la plaza Istillaga. En declaraciones a este diario, Belzunce explicó que aunque no se trata de un problema nuevo, la frecuencia e intensidad de estas quedadas, que en ocasiones se alargan desde la mañana hasta el inicio del toque de queda, aumentó a raíz del cierre de la hostelería de principios de noviembre.

Según la vecina, los asistentes a estas quedadas, además de "hacer mucho ruido", se comportan "de forma totalmente incívica, orinando en los portales e incluso consumiendo y trapicheando con drogas". En este sentido, para Belzunce, aunque el toque de queda de las 22.00 horas supone por el momento el fin de estas "fiestas", el verdadero problema podría llegar cuando llegue el levantamiento de las restricciones de movilidad nocturna y no haya límite horario.

Para tratar de buscar una solución, desde la asociación de vecinos de Santiago se tramitó un aviso formal al Ayuntamiento en nombre de varios vecinos del entorno. La mayoría de ellos, según el presidente de la asociación, Luis Sánchez, residen en los portales 14, 16 y 18 de la calle Santiago, cuyas traseras dan a los soportales en los que tienen lugar estos botellones.

"Se ha intentado solucionar esto de muchas maneras", aseguró Sánchez, "pero los jóvenes han acabado increpando a todos los vecinos que han tratado de dialogar con ellos". En ese sentido, la respuesta del Consistorio al aviso de la asociación no ha dejado del todo satisfechos a los vecinos. "Se nos dice que se va a intensificar la vigilancia en la zona y que podemos llamar a la Policía Local si vuelve a ocurrir", continuó Sanchez, "pero las llamadas a los municipales no han arreglado el problema hasta ahora".