amisas blancas, pero menos. Pañuelos rojos, pero menos. Chaquetas negras, prácticamente ninguna. Pocos hondarribiarras se animaron ayer a vestir el uniforme completo de soldado en un insólito 8 de septiembre en el que las marchas del Alarde no desbordaron de alegría las calles de la localidad bidasotarra. Aunque una gran mayoría de la ciudadanía era de la opinión de que más vale aguantar un año sin celebración que arriesgarse a prolongar la actual situación pandémica, la extraña sensación de que algo faltaba, de que algo que no llegó a ocurrir debería estar pasando, no desapareció en todo el día.

A pesar de todo, Hondarribia no faltó ayer a su cita con la Virgen de Guadalupe, la patrona de la localidad que ayudó a los ancestros de los hondarribiarras a resistir el asedio que las tropas francesas mantenían en la ciudad amurallada en 1638.

Los miembros de la Junta de Mandos del Alarde de Hondarribia y del patronato de Alarde Fundazioa cumplieron con el voto en un acto íntimo y sencillo que arrancó a las 9.30 horas en la mentada ermita y que se prolongó durante algo más de un cuarto de hora. Tras la breve misa, el burgomaestre del Alarde, Iñaki Sagarzazu, realizó un breve discurso a las puertas del templo en el que recordó que, si bien 2020 está siendo "un año complicado" en el que no se ha podido celebrar el Alarde, la obligación más importante de los mandos del desfile no es otra que la de renovar el voto con la Virgen de Guadalupe.

Por ello, Sagarzazu instó al resto de miembros de la Junta de Mandos a sentirse orgullosos por haber podido mantener la promesa y expresó su deseo de que el próximo año el Alarde se celebre "por todo lo alto, como tiene que ser".

Algo más tarde, a las 11.00 horas, fueron los miembros de la Corporación municipal, con representantes de todos los grupos políticos del Ayuntamiento a excepción de EH Bildu (que no quiso ser partícipe de la ceremonia religiosa), los que acudieron al santuario para hacer lo propio. A este segundo acto de la mañana también acudieron representantes de Jaizkibel Konpainia, compañía partidaria de la igual participación de hombres y mujeres en el Alarde.

En un comunicado, Jaizkibel explicó ayer que ahora sus ojos están puestos en el próximo año: "El próximo Alarde podría ser histórico, si fuera público, paritario y único". Solo bajo ese supuesto, según la compañía, el desfile "volvería a tener derecho a llevar la bandera de la ciudad, la auténtica, no un sucedáneo". Para Jaizkibel, como indicaron sus miembros en la nota, solo existe un camino para dar con la solución al conflicto: "el diálogo".

Más allá del cumplimiento del voto, la jornada no contó con más actos públicos, por lo que los hondarribiarras celebraron un 8 de septiembre no tan grande entre familiares y amigos.