Hace cinco años, Asier Plazaola inició en las inmediaciones del caserío Berrosueta de Azkoitia un proyecto de vida centrado en la producción de lúpulo para cerveza.
Ingente esfuerzo
Sin embargo, no ha sido un proceso fácil. Plazaola ha dedicado ingentes horas de trabajo a dar forma a su idea.
Ha tenido que superar muchas barreras y contratiempos que no había previsto y que han puesto a prueba su capacidad de aguante en más de una ocasión.
Un guiño a la familia
Pese a todo, aquel sueño es ahora una realidad bajo una denominación que responde al nombre de Pepo’s Hops.
Detrás de esta marca hay un claro guiño al sobrenombre de 'Pepo' con el que Asier y los miembros de su familia son conocidos en Azkoitia.
En busca de opciones
Después de mucho tiempo lejos de su Azkoitia natal, pensó que una buena forma de estrechar el vínculo con la tierra que lo vio nacer sería dar forma a una explotación agrícola.
Tras descartar la huerta y el cultivo de lechugas, tomates y otros vegetales por la atadura que supone a lo largo del año, posó la mirada en el lúpulo.
Una dura tarea
Pronto descubrió que poner en marcha una plantación de este tipo era mucho más que plantar unas semillas.
El primer reto fue instalar cientos de postes de siete metros de altura, clavados en hileras de 100 metros y unidos por kilómetros de cables en los que se cultiva esta planta trepadora, perteneciente a la familia de las cannabáceas, de la que también forma parte en cannabis.
De ellos penden las cuerdas por las que trepa el lúpulo, formando en verano espectaculares galerías verdes cargadas de las flores que luego se van a utilizar en la elaboración de la cerveza.
Desafío superado
Aunque contó con la ayuda del dueño de los terrenos, que puso a su disposición una excavadora, Plazaola invirtió infinidad de horas en preparar el suelo, fijar los postes y tensar cada cable y cuerda de la plantación.
“Tuvimos un error de cálculo: no imaginaba el trabajo que supondría. Como dice un refrán alemán, 'el lúpulo necesita ver a su amo todos los días'; nada más cierto. Ha habido momentos críticos, pero hemos sido tenaces y hoy la plantación está en marcha”, señala con un punto de orgullo al recordar los momentos complicados por los que ha tenido que pasar.
Tiempos de cosecha
Todo ese labor previa y la que le toca realizar a lo largo del año manteniendo en condiciones la plantación tienen continuidad a finales de agosto y en los primeros de septiembre con la llegada de la época cosecha.
Toca cortar las miles cuerdas en las que han crecido las plantas y transportarlas a la máquina que separa la flor del lúpulo.
Secado y pellets
Esas flores pasan a continuación al secadero, una estructura en madera fabricada por el propio Asier Plazaola, antes de ser transformadas en pellet y envasadas en bolsas metalizadas, protegidas de la luz y conservadas con nitrógeno.
A partir de ahí, toca comercializar el producto y hacerlo llegar a los maestros cerveceros para que hagan su magia y produzcan la cerveza aportando las cantidades justas para darle el amargor y el aroma deseado.
Red comercial
Quienes conocen bien esas fórmulas y la cantidad de lúpulo necesaria para lograr la dosis perfecta (aproximadamente, se utiliza un kilo de lúpulo por cada mil litros de cerveza) son los elaboradores de cerveza artesana con los que trabaja Plazaola y tienen a Pepo’s Hops como uno de sus productos de referencia.
“Trabajo con cerveceros de la zona, también de Donostia, Bizkaia, Iparralde y alguno de Madrid. La clave es ofrecerles un producto adecuado a sus necesidades y que responda a lo que demanda el mercado, por eso conviene acertar en la elección del tipo de lúpulo que se va a plantar”, indicó Plazaola.
Acertar con la variedad
En sus inicios, Plazaola probó con 30 variedades de lúpulo distintas.
Hoy se centra en los lúpulos de la variedad Cascade, versátil y aromática, y Chinook, que muestra un aroma intenso y gran capacidad para aportar amargor.
Son dos variedades que se acomodan bien a las particularidades de los terrenos en los que se cultivan los lúpulos que comercializa Pepo’s Hop.
El clima vasco
Como buen agricultor, Plazaola mira muchas veces al cielo y no pierde de vistas los pronósticos del tiempo para ver en qué medida va a afectar a su plantación.
”El País Vasco tiene una temperatura muy adecuada para el cultivo del lúpulo. La planta sufre con temperatura por encima de los 30º, aunque se echa a faltar más frío en la época invernal, en particular en algunas variedades. Al ser una planta de ribera, agradece la humedad que recibe a través del suelo, y no tanto la humedad ambiente, lo que resulta un problema en una tierra como la que vivimos".
La amenaza del mildiu
Sin lugar a dudas, la principal amenaza del lúpulo es el mildiu, el hongo que amenaza también a las explotaciones de uva y tomate.
"La clave para reducir los riesgos es hacer una buena selección de las variedades propicias para cada territorio, tener bien cuidado el terreno y fumigar en las épocas adecuadas”, indico el agricultor azkoitiarra, que ya piensa en la forma en la que se va a dar la cosecha de este año y el desarrollo del proceso que volverá a poner a disposición de los cerveceros una nueva remesa de su gran sueño: el lúpulo de Pepo.