Desde Altzaga, concretamente desde el barrio Altzagarate, carretera arriba entre árboles y calma, lanire Aranzabe ha ido construyendo, paso a paso, un proyecto musical profundamente íntimo: Esanezin. Con una voz serena y letras honestas, su música ha encontrado un lugar propio en la escena vasca, conectando con quienes también buscan decir lo que cuesta poner en palabras.

Tras publicar un primer EP, Aireratzen, y el disco Erretratu Bat, lanire acaba de lanzar una nueva canción, Kanturik Ez Bada, que abre camino a lo que está por venir. 

Con sensibilidad, convicción y sin forzar nunca el ritmo de las cosas, sigue explorando el poder de la música como refugio, como canal y como forma de estar en el mundo.

¿Cuándo sentiste que la música dejó de ser solo una afición y se volvió imprescindible en tu vida, hasta el punto de querer dedicarte a ella?

No tengo muy claro en qué momento la música dejó de ser solo una afición, quizá porque nunca he sentido la necesidad de trazar esa frontera. Aunque hoy en día soy cantante, sigo sintiéndome melómana en la misma medida. Pero sí recuerdo un instante que lo cambió todo: cuando escuché la canción Irudiak, del grupo Lain. Estaba atravesando una situación personal compleja, y sentí que esa canción me transformó por completo. Fue entonces cuando entendí hasta qué punto una canción puede tocarnos emocionalmente y calar en nuestra vida. Ahí nació en mí una necesidad muy fuerte de hacer música y compartirla.

¿Qué significa para ti la música? ¿Es una vía de desahogo, un trabajo, un refugio, una forma de reivindicación…

Para mí, la música es todo eso, aunque hoy en día no sé si puedo considerarla un trabajo, ya que vivir exclusivamente de ella es m uy difícil. Pero, sobre todo, la música ha sido una segunda oportunidad que la vida me ha brindado. Desde que hago música, mi vida ha cambiado mucho, y también yo, lanire, para bien. La música ha significado muchas segundas oportunidades y atraviesa mi vida de forma transversal.

¿Cómo nació Esanezin? ¿Qué te movió a crear este proyecto?

No tenía claro si quería empezar este proyecto, pero lo que estaba viviendo en ese momento me llevó a hacerlo. Fue una decisión muy instintiva e intuitiva. Con el tiempo, y al mirar con perspectiva, he entendido que elegí ese camino porque la música ha sido siempre un punto de apoyo para mí. Esanezin nació de esa necesidad.

"La música me ofrecía una forma diferente de expresar lo que me costaba decir"

⁠El nombre Esanezin significa “lo que no se puede decir”. ¿Crees que la música te ha ayudado a expresar cosas que antes no sabías cómo decir?

Sí, totalmente. Aunque al principio no tenía claro hacia dónde me llevaría este camino, sí sabía que si lo empezaba, se llamaría Esanezin. La música me ofrecía una forma diferente de expresar lo que me costaba decir directamente, y con el tiempo también me ha ayudado a comunicarme mejor en lo personal.

Tus letras tienen un tono muy íntimo, delicado y honesto.

Soy una persona muy sensible, y eso se refleja en mis letras, que son muy personales. Escribir desde la fragilidad y la nostalgia me sale de forma natural, aunque también es una elección consciente. La música me ayuda a liberar lo que siento, y sé bien cómo es conectar con canciones así porque yo misma lo he vivido como oyente. Por eso, creo que escribir con honestidad me permite conectar con quien me escucha.

"Si tuviera que elegir una colaboración que me haría mucha ilusión, seria con La M.O.D.A"

La música permite liberar mucho, pero también te expone. ¿Cómo gestionas esa dualidad? ¿Cómo cuidas tu salud mental en este camino?

Desde que empecé, siempre he sentido que la música me salvó de una etapa complicada y me ayudó a liberarme de muchas cargas. Por eso, intento vivir este camino sin dejarme atrapar por presiones externas ni por críticas que no construyen. No quiero que la música, que fue una vía de escape, se convierta ahora en una carga. Siempre he tenido claro que no puedo gustar a todo el mundo, y asumirlo me ha regalado tranquilidad. Aun así, subirme al escenario ha sacado a la luz inseguridades, sobre todo relacionadas con mi cuerpo. Pero incluso en eso, la música me ha servido como un lugar desde el que también puedo dar voz y espacio a esas heridas tatuadas en mi piel.

En 2021 lanzaste tu primer EP 'Aireratzen' y en 2023 tu álbum 'Erretratu Bat'. ¿Cómo recuerdas cada uno de esos trabajos?

Mi primer disco surgió entre la sorpresa, la duda y la inocencia, con la emoción de hacer algo por primera vez. Aunque di mis primeros pasos con timidez, fue una experiencia muy bonita. Para el segundo disco, tenía más confianza en mí misma y en mi lugar en la música. Y es que a veces dudaba de si merecía estar aquí, especialmente por no tener muchos estudios musicales, lo que me generaba inseguridad. Pero con el tiempo aprendí que, aunque no tenga mucha formación, puedo crear música, porque hay muchas maneras de componer. Viví el segundo disco con más conciencia y orgullo.

Hace poco estrenaste 'Kanturik Ez Bada' ¿Este single forma parte de un nuevo proyecto?

Sí. A finales de julio entraremos al estudio para grabar un nuevo disco. La canción que lanzamos en mayo, ‘Kanturik Ez Bada’, fue un adelanto de ese trabajo. Estoy muy ilusionada, porque un disco siempre es un proyecto importante y especial. Ahora mismo estoy totalmente centrada en terminar de redondear las canciones y cerrar todos los detalles.

"No quiero que la música, que fue una vía de escape, se convierta ahora en una carga"

Has colaborado con diferentes artistas, y recientemente con Izaro. ¿Cómo viviste esa experiencia?

El concierto de final de gira de Izaro en el BEC fue una experiencia muy especial para mí. No estoy acostumbrada a escenarios tan grandes ni a tanto público, así que viví muchas sensaciones nuevas. Tenía nervios y no sabía cómo reaccionarían mi cuerpo y mi mente sobre el escenario, pero salí tranquila porque me sentí protegida. Además, pasar todo el día con otros artistas, como Olatz Salvador, me ayudó mucho y me permitió disfrutar aún más de la experiencia.

¿Algún aprendizaje que te hayas llevado de ese concierto con Izaro?

Después del concierto, reflexioné sobre cómo los caminos de cada artista son diferentes, pero lo bonito que es que se entrelacen. Gracias a esos cruces podemos disfrutar de momentos que, siguiendo cada uno su propio camino, quizá nunca viviríamos. Ser parte del camino de otro artista, y viceversa, me parece algo muy especial y valioso.

⁠¿Hay alguna colaboración que te haría especial ilusión o que sueñes con que llegue algún día?

No soy una persona especialmente soñadora, ni suelo imaginar colaboraciones ideales, pero las que he hecho han sido muy especiales para mí porque han surgido de manera natural, con personas con las que conecto de verdad. No me gusta forzar nada en ese sentido, prefiero que las cosas fluyan. Sin embargo, si tuviera que elegir una colaboración que me haría mucha ilusión, sería con La M.O.D.A. Su música ha influido mucho en mi camino y me encantaría compartir algo con ellos.