El viernes cerrará sus puertas uno de los bares más populares de Zumarraga: 'el bar de la Rosario'. Este local del barrio Argixao es todo un símbolo de la parte alta de lalocalidad. El bar Aranzazu (que es su nombre oficial) se abrió poco después de que se construyera el barrio, en los años 60. En 1980 lo cogió Rosario Pintado. Esta mujer nació en El Payo (Salamanca) y se casó con Victoriano Pérez, un vecino de una localidad cercana (Navasfrías). “Mi madre conoció a mi padre a través de un hermano, que hizo la mili con mi padre”, recuerda su hijo Maxi.

Buscando un futuro mejor

El matrimonio Pérez-Pintado, como otros muchos matrimonios jóvenes, vino a Zumarraga en busca de un futuro mejor. Pérez trabajó de mecánico tornero, y Pintado fue aceitunera. “Fue la primera aceitunera del pueblo. Vendía en las escaleras del bar Hirukia”, cuenta su hijo.

Vivieron en la casa Matxain de Eitzaga y después se trasladaron a la calle Antonino Oraa primero y al barrio Argixao después. Allí, Rosario cogió el bar Aranzazu. Tuvieron cuatro hijos.

A los cuatro hermanos Pérez Pintado a y sus parejas le ha tocado trabajar en el bar de la familia. No en vano, tal y como se ha indicado, el bar de la Rosario es uno de los bares más populares del municpio. 

Los clientes cambiaron el nombre

Tan bueno era el trabajo que hacía esta mujer, que los clientes cambiaron el nombre al bar y le pusieron el de la mujer que lo llevaba. “La ama daba muy bien de comer. Y los platos eran generosos. Dábamos muchos menús del día, pero los fines de semana también teníamos mucho trabajo: cenas de cuadrillas, despedidas...”, comenta Maxi.

Hace 15 años tomó él las riendas del bar. “Llevo toda la vida en el bar. Poniendo cafés desde los 12 años y con contrato desde los 17. Trabajé en la planta de la empresa Sidenor en Legazpi y, cuando la fábrica se cerró, cogí el bar. He trabajado con mi mujer. He hecho el ciclo de Robótica en Urola Garaiko Lanbide Eskola y voy a trabajar en una fábrica, de lunes a viernes. Ni me lo voy a creer”.

Soinu Hutsak, Los Romero y No Namers

Eso sí, reconoce que le da un poco de pena cerrar el bar. “Tengo sentimientos encontrados. Tengo clientes que son bisnietos de los clientes de mi madre. Y hay que tener en cuenta que de este bar hemos salido todos los hermanos. Mi madre, que no tiene estudios, supo sacar un negocio adelante. Es muy buena con los números. Tiene ya 85 años y vive en un pueblo de Cáceres (Moraleja) cercano a donde nació, pues es allí donde viven sus hermanas. Le da pena que se cierre el bar, pero se alegra por mí”.

A los vecinos del barrio Argixao les pasa lo mismo. El bar de la Rosario es el único del barrio y a partir del viernes tendrán que ir a los del barrio Izazpi, la plaza de los Leturia o la calle Antonino Oraa. Pero antes, despedirán como se merece al bar del barrio. Este viernes, a las 19:00 horas, celebrarán una fiesta de despedida. Tocarán tres grupos de la escuela de música: Soinu Hutsak, Los Romero y No Namers.