Permacultura: las clases magistrales de la naturaleza como tutorial
Los hermanos Gurutz y Garikoitz Garmendia están desarrollando en el barrio azpeitiarra de Oñatz un modelo de agricultura que sigue los sabios consejos de la naturaleza y responde al nombre de permacultura
En el barrio azpeitiarra de Oñatz, con el monte Samiño recortándose en el horizonte, Gurutz Garmendia y su hermano Garikoitz han dado inicio a un proyecto agrícola que tiene a la propia naturaleza como guía.
Observación y aprendizaje
La forma en que árboles y plantas se relacionan en el medio natural es el tutorial al que recurren estos dos azkoitarras para gestionar sus cultivos.
Observan, analizan y, una vez que creen entender las pautas que permiten a una planta florecer o a un árbol dar frutos, trasladan ese saber a los bancales que les sirven de campo de experimentación en su parcela de Oñatz.
La práctica diaria
Este modelo agrícola, que sigue los ritmos de la naturaleza sin forzarlos, responde al nombre de permacultura. Gurutz y Garikoitz se alinean con esta filosofía, aunque consideran que, más allá de las etiquetas, lo importante es la práctica diaria.
“Agricultura ecológica, permacultura,... Al final son grandes palabras con la que se intenta definir lo que hacemos, pero lo fundamental es entender y replicar los procesos naturales.
El ejemplo de los baserritarras
En esa búsqueda del conocimiento, cuentan con un ejemplo que seguir.
"Los baserritarras de antes sabían ser sostenibles, hacer mucho con poco y generar lo que necesitaban. No tenían grandes terrenos ni mucho ganado, pero acomodaban sus necesidades a lo que la naturaleza les ofrecía en cada época del año”.
Autoabastecimiento, cursos y You Tube
El objetivo inicial de su proyecto es autoabastecerse de frutas y verduras cultivadas siguiendo las pautas de la permacultura. A partir de ahí, pretenden impartir cursos en Oñatz para quienes quieran conocer las claves de este modelo agrícola.
Para difundir su trabajo han creado un canal de YouTube llamado Sustraiak Bizi Bizirik. “Ahí explicamos cómo es nuestro trabajo de forma didáctica y divertida. Lo hacemos en euskera azkoitiarra y esperamos que la gente nos entienda”, comentó entre risas Gurutz.
Atraído por la naturaleza
Gurutz nació en el casco urbano de Azkoitia pero siempre se sintió atraído por el caserío y la naturaleza, influido por sus abuelos baserritarras.
Esa querencia derivó en un interés por la agricultura ecológica que le llevó a profundizar en la permacultura, dedicando infinidad de horas a observar los bosques y las interacciones entre las especies.
“La naturaleza es sabia y hace el trabajo a su manera. Nosotros miramos, aprendemos e intentamos reproducir esos procesos en la huerta”.
Cultivo en bancales
Esa emulación de lo natural se traduce en la construcción de bancales donde replican las condiciones del suelo forestal, formado por una base de roca, capas de ramas, troncos y hojas en descomposición que forman el humus que ayudará al desarrollo de las plantas.
“En los bancales hacemos lo mismo: ponemos maderas, restos vegetales, y encima tierra y estiércol para sentar las bases del terreno en el que vamos a cultivar”.
Estiércol natural
Otro elemento destacado por Gurutz es el uso de estiércol natural, madurado durante años siguiendo el modelo de los baserritarras, frente a fertilizantes químicos.
“No usamos estiércol líquido. Recogemos las heces del rebaño de ovejas de un pastor de Oñatz, lo mezclamos con helechos y paja, y lo dejamos unos años para que se convierta en humus.Ese estiércol es también el hogar de lombrices, que encuentran en él refugio y alimento, y el trabajo que hacen luego en los bancales nos permite tener una tierra de primera calidad”.
El riesgo de las plagas
En este modo de cultivo, el uso de plaguicidas y productos químicos para el abono no está bien visto.
“Pueden frenar las plagas, pero quedan dentro de la planta que vas a comer y, al final, lo que ingieres para estar más sano puede terminar afectando a tu salud”, indica Gurutz.
En busca de soluciones
Aceptar este planteamiento tiene su precio. “El año pasado apenas comimos tomates. Primero entró la gorrina; luego, las mariposas pusieron huevos que se convirtieron en larvas y atacaron las plantas. Podríamos haber usado plaguicidas, pero no compartimos esa idea. Buscamos alternativas naturales, como purines realizados con cola de caballo, ortigas o diente de león, pero no hay soluciones mágicas. Lo que intentamos es que la tierra esté sana y que las plantas crezcan fuertes; cuanto más fuertes, menos vulnerables a las plagas”.
Productos de temporada
Otra de las claves de la permacultura es adecuarse a lo que ofrece la naturaleza en cada época y en cada territorio. En este caso, la humedad del País Vasco supone un desafío adicional, sobre todo con cultivos como el tomate, poco compatibles con las condiciones de la cornisa cantábrica.
“Vivimos en una tierra con mucha humedad, lo que da lugar a hongos, bacterias y virus que suponen una amenaza para las plantas. El tomate sufre mucho, pero el puerro, el pimiento o la patata aguantan mejor; debemos ser capaces de adecuarnos a lo que tenemos. Ahora parece que un verano sin ensalada de tomate no es verano, pero cultivar tomate aquí es muy complicado. Si toca un año bueno, bien; si no, hay que aceptar que no siempre se puede tener un buen tomate cultivado aquí en la mesa”.
Modelo sostenible
Problemas al margen, Gurutz y Garikoitz siguen adelante con su proyecto, convencidos de que el saber tradicional y la observación de la naturaleza son el camino hacia formas de vida más sostenibles. “La clave está en escuchar a la naturaleza, dejar que nos enseñe y tener la paciencia y la humildad para aprender de ella”, concluye Gurutz.
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