El catálogo de la exposición que Barbara Stammel instaló en la Ciudadela de Pamplona hace algunos años ya adelantaba que ninguna persona que la visitara saldría indiferente. Lo mismo sucede con ‘Hilde, la infancia y las vanitas’, la muestra de la artista alemana que hasta el 25 de mayo estará visible en la sala Menchu Gal de Irun.

Hilde: el rostro de la madre

La primera serie que recibe al visitante es 'Hilde', un conjunto de retratos de gran formato dedicados a la madre de la artista. Estas obras surgieron de un proceso tan personal como inevitable. Stammel comenzó a pintarlos dos años después del fallecimiento de su progenitora en 2015. “Al principio me resistía, porque inconscientemente el tema me producía dolor y me venían muchos recuerdos. Pero un día se me apareció. Pinté un retrato y me pregunté: ¿quién es? Me di cuenta de que era ella. Y entonces pensé que era el momento de empezar con la serie", cuenta.

En total son doce obras, de las que nueve se muestran en la sala Menchu Gal. Todas ellas fueron creadas con una técnica muy característica de Stammel, que plasma su lenguaje a base de la impronta de la espátula y mediante surcos, grietas, protuberancias, salpicaduras y chorretones.

Cuando el espectador se para a contemplar las obras de esta serie se encuentra cara a cara con Hilde (así se llamaba la madre de la artista). La comisaria de la muestra, Mari Jose Aranzasti, lo resume así: “Hilde podría ser la madre de cualquiera de nosotros”. Los retratos son frontales, con miradas directas, a menudo enigmáticas, que interpelan al espectador, le sacuden y le invitan a buscar en lo que lleva dentro.

Como en toda su obra, Stammel ofrece una experiencia que exige detenerse. En palabras de la escritora Uxue Alberdi, que ya reflexionó sobre la fuerza de los retratos en una exposición anterior de la artista, “mirar a los ojos a otra persona durante largo tiempo cuesta. Estas obras nos obligan a sostener la mirada, aunque queramos huir”.

El propósito es precisamente ese: confrontar ese impulso de escapar, de apartar la mirada. Una interesante propuesta que lleva a cada espectador a realizar su propia introspección.

Infancia: el juego y la libertad

El recorrido de la exposición continúa con la serie 'Infancia', en la que reaparece el retrato, pero desde una mirada más abierta y simbólica. Son niños y niñas que, como en Hilde, se presentan, en su mayoría, de frente. Algunos personajes remiten a cuentos clásicos, como la Cenicienta, y otros a recuerdos personales de la artista. 

También hay autorretratos recientes, realizados entre 2024 y 2025. La artista se representa a sí misma, adoptando distintas identidades en un ejercicio de introspección. La infancia no es aquí solo una etapa vital, sino una lente a través de la cual entender la construcción del yo.

Esta parte de la muestra se encuentra impregnada de una infancia libre y salvaje, vivida por la artista en un pequeño pueblo rural alemán. Junto a los cuadros, cortinas de seda con fotografías de la artista impresas, así como una instalación de zapatos infantiles sobre paja, tejen un escenario cargado de memoria.

Algunas de las obras que conforman la serie ‘Hilde’, dedicada a la madre de la artista. A.M.S.

No obstante, la gran pieza de esta serie es 'Gretel', un óleo pintado sobre sacos de café, que estuvo colgado durante dos meses en el bosque del collado de Zarate, entre Gipuzkoa y Nafarroa, en el festival Azken Muga, y que se encuentra instalado junto a los retratos de Hilde. La obra, de grandes dimensiones, evoca a la protagonista del cuento de los hermanos Grimm que la artista tantas veces escuchó contar a su madre.

Vanitas: la fugacidad de la vida

La tercera y última serie, 'Vanitas', es un homenaje a la tradición pictórica que reflexiona sobre la brevedad de la existencia. Stammel trabaja aquí con una técnica distinta: electrografías sobre espejo, usando tinta, pigmentos y calor. El resultado son imágenes frágiles, rotas, donde el espectador puede verse reflejado entre los huecos.

“La impresión sobre espejo tiene fallos, y eso me interesa. A veces ves tu rostro entre los pigmentos. Y entonces te preguntas: ¿ese de ahí quién es? ¿Soy yo?”, explica la artista. Así, esta parte de la exposición actúa como una prolongación conceptual de las anteriores, abordando la fugacidad de la vida: si en Hilde somos testigos, y en Infancia exploradores, en Vanitas nos volvemos protagonistas involuntarios.

Una muestra para mirar hacia dentro

‘Hilde, la infancia y las vanitas’ no es solo una exposición de retratos. Es un recorrido emocional por la pérdida, el recuerdo, la identidad y el tiempo. Stammel pinta a su madre, a los niños, a la muerte, y con todo ello, invita al espectador a la reflexión, para que, como ocurrió en Pamplona, “nadie salga indiferente de la sala Menchu Gal”.

Quien todavía no se haya adentrado en el recorrido que propone la artista, podrá hacerlo durante la semana de Pascua, cuando la exposición se podrá visitar de martes a sábado de 18.00 a 21.00 horas y el domingos y también el sábado de 11.30 a 13.30 horas. Además, se han programado visitas guiadas con Aranzasti los días 9, 16 y 23 de mayo a las 18.30 horas.

Sobre Barbara Stammel

Barbara Stammel nació en Söcking, en el sudoeste de Múnich, y comenzó a pintar con tan solo ocho años. Después desarrolló sus estudios de Pintura y Grabado en la Akademie der Bildene Künste de Munich, y se formó en escultura en el Taller de Magdalena Jetelova, en la Facultad de Bellas Artes de la misma ciudad.

Desde 1994 reside en Getaria, donde desarrolla su actividad artística, que se centra principalmente en retratos de busto al óleo.

A lo largo de los años, la artista ha llevado a cabo diversas exposiciones individuales en lugares como Madrid, Bilbao, Bergara, Donostia, Donibane Garazi y Lanzarote. Además, sus obras se pueden encontrar en colecciones de varios museos, como Artium Museoa de Gasteiz, el CAB de Burgos o el museo San Telmo de Donostia.