Este año es especial para Oroith Abesbatza, ya que celebra nada menos que 40 años de historia. La agrupación coral de Ordizia repasa junto a NOTICIAS DE GIPUZKOA las cuatro décadas de recorrido, un camino marcado por la ilusión, el esfuerzo, la camaradería y, por supuesto, la buena música.

¿Cómo nació Oroith Abesbatza?

Oroith nació, en 1985, fruto de la ilusión, la energía y las inquietudes musicales de un grupo de jóvenes de Ordizia. Motivados por el deseo de compartir su pasión por el canto coral, decidieron dar forma a un proyecto que, con el tiempo, se convertiría en una parte esencial del tejido cultural de la localidad.

¿Cómo recuerdan los inicios del coro?

Estábamos llenos de emoción y entusiasmo, con el corazón palpitando al ritmo de aquella nueva aventura musical. Se sentía una energía vibrante, una mezcla de ilusión y compromiso que nos impulsaba a dar lo mejor de nosotros.

¿Hay alguna actuación o momento que recuerden con especial cariño?

La participación en el certamen Coral Villa de Avilés. Fue en 1988, apenas tres años después de la fundación del grupo. Allí, obtuvimos el segundo puesto. Nos supo a una gran victoria. Aquel galardón llegó en un momento clave, cuando el proyecto todavía estaba consolidándose, y supuso un auténtico empujón para el coro.

¿Cuál es el cambio más grande que ha vivido Oroith en estas cuatro décadas?

Uno de los momentos que más transforman la vida de un coro suele ser el relevo en la dirección. En el caso de Oroith, esos cambios de dirección han supuesto siempre oportunidades para renovarse y crecer. No obstante, uno de los giros más radicales para la agrupación fue la transformación en coro de cámara. Pasar a ser un grupo reducido, de no más de 20 voces, marcó un antes y un después. Esto sucedió hace ya 25 años, en un momento especialmente delicado para el coro. Atravesábamos una etapa de incertidumbre y transición, en la que el futuro no estaba del todo claro. Fue entonces cuando Katrin Iturralde, con gran generosidad y valentía, decidió dar un paso adelante y asumir la dirección musical de Oroith.

¿Qué significa Katrin Iturralde para la agrupación?

Es una figura clave en la evolución de Oroith. Su trabajo constante, su búsqueda de la expresividad en cada interpretación y su apuesta por un repertorio variado y de calidad continúan dejando una huella profunda en la identidad del grupo. Aquel momento difícil acabó siendo, gracias a su dedicación, el punto de partida de un nuevo capítulo lleno de música.

¿Cómo describirían el ambiente que se vive dentro del coro?

El buen ambiente es uno de los valores del grupo. Desde fuera puede parecer que todo gira en torno a la música, y en gran parte, es cierto, pero quienes forman o han formado parte del grupo saben que hay algo más, algo que va más allá de las partituras y los ensayos. El coro es, ante todo, un espacio donde reina la cordialidad, la amistad y el buen humor. Ensayar se convierte en mucho más que una tarea: es una oportunidad para compartir, para reencontrarse, para reír juntos y construir vínculos a través de la música. La calidez humana y el compañerismo han sido siempre ingredientes esenciales que han hecho posible mantener viva la motivación, incluso en los momentos más exigentes.

¿Cómo ha evolucionado el repertorio musical? ¿Qué estilo define hoy a Oroith Abesbatza?

A lo largo de los años, el repertorio ha abarcado obras de todas las épocas, desde la polifonía renacentista hasta las creaciones contemporáneas, con un cuidado especial en el equilibrio entre lo clásico y lo moderno. Esta amplitud de estilos no ha sido fruto del azar, sino una decisión consciente para explorar las posibilidades expresivas de la música coral y para ofrecer al público experiencias variadas. Según expertos en la materia, una de las señas de identidad más reconocibles del coro es precisamente esa capacidad para dotar a sus interpretaciones de una expresividad profunda y honesta. Esta cualidad se vuelve especialmente notable en dos ámbitos que la agrupación ha cultivado con especial mimo: la música del siglo XX y el folklore vasco. 

El buen ambiente entre los miembros de Oroith Abesbatza Oroith Abesbatza

Uno de los actos clave del 40 aniversario tuvo lugar el 12 de abril, en casa. ¿Cómo vivieron esa cita tan especial?

El concierto del aniversario fue, por encima de todo, un reencuentro. Con nuestra historia, con nuestras raíces, y con todas aquellas personas que, de una forma u otra, han sido parte de este largo camino coral. Fue emocionante ver de nuevo a antiguas voces del coro, personas que en algún momento compartieron con nosotros ensayos, escenarios, viajes y vivencias inolvidables. Volvimos a encontrarnos con amigos de siempre, con aquellos que han dejado huella en nuestra trayectoria, y también con nuevas generaciones que han recogido el testigo con la misma pasión. Asimismo, durante el concierto conmemorativo, decidimos acompañar la música con una proyección muy especial: 800 fotografías que recorren la historia de Oroith Abesbatza, desde sus inicios hasta hoy. En definitiva, fue una noche para recordar. Un momento para celebrar lo que fuimos, lo que somos y todo lo que aún está por venir.

Próximamente viajarán a Praga. ¿Qué expectativas tienen para ese viaje? 

Ofreceremos un concierto muy especial invitados por el Instituto Cervantes. La actuación tendrá lugar en un espacio tan emblemático como el Klementinum, un lugar cargado de historia y belleza que se convertirá en el escenario perfecto para compartir nuestra música con el público checo e internacional. El programa que interpretaremos estará centrado en obras en lengua española. Este concierto supone una nueva oportunidad para proyectar nuestra labor más allá de nuestras fronteras, y para poner en valor la música coral como puente cultural entre pueblos.

¿Qué significa para ustedes celebrar este aniversario y cómo valoran el camino recorrido?

Celebrar el 40 aniversario del coro supone mucho más que conmemorar una fecha. Es una oportunidad para mirar hacia atrás con gratitud y hacia adelante con ilusión. Es recordar a quienes estuvieron desde el principio, a quienes pasaron dejando su huella y a quienes siguen construyendo este proyecto con la misma pasión del primer día. Pero cuarenta años no son una meta, sino un impulso. Celebrar este aniversario es reafirmar el compromiso con la música, con el arte, con la comunidad y con las nuevas generaciones.

¿Ven garantizado el futuro del coro?

El futuro de agrupaciones como la nuestra no está exento de dificultades. Para nosotros es vital que el coro infantil Oroith Txiki siga activo, porque el reto principal es mantener el relevo generacional y despertar en niños y jóvenes la misma pasión. Seguimos creyendo firmemente en el valor de lo que hacemos, y por eso trabajamos para que más niños y jóvenes se acerquen y se enamoren de este mundo como lo hicimos nosotros.