Un cicloturista de Mendaro se salva de milagro de morir aplastado
Se desprendió del camión que la transportaba tras la rotura de las sujeciones y rodó hacia el lugar por el que el circulaba el ciclista, que supo reaccionar a tiempo y pudo evitar quedar atrapado bajo las maderas
Un cicloturista de Mendaro se vio arrollado por la caída de una carga de troncos cuando subía el puerto de Milloi, situado en las proximidades de Lekeitio, el pasado viernes.
Afortunadamente, supo reaccionar a tiempo ante la inesperada avalancha que se le vino encima, y solo sufrió erosiones en las rodillas, además de algunos golpes en diferentes partes del cuerpo que, como él mismo ha comentado esta mañana, no empezó a sentir hasta el día siguiente.
La que no tuvo tanta suerte fue la bicicleta, que quedó aplastada por los troncos y resultó totalmente destrozada.
Caída de la carga
Ignacio Díaz tiene 62 años y es un ciclista experimentado. La jornada del accidente salió de Mendaro con la idea de hacer un recorrido de unos 75 kilómetros, pasando por Lekeitio y Milloi, para volver a Mendaro por Trabakua.
Cerca de coronar el puerto, se encontró con un camión maderero que circulaba en sentido contrario. “Tomó la curva y pensé que iba a volcar al ver que la carga se vencía para un lado, pero lo que estaba sucediendo era que las maderas se estaban cayendo porque se habían roto varias de las barras de hierro que las sujetaban"
Reacción instintiva
El ciclista de Mendaro se vio de improviso ante una veintena de troncos que se dirigían rodando hacia él.
Tocaba tomar una decisión y hacerlo en unas décimas de segundo, pero lo cierto es que las opciones que tenía eran escasas.
“Si me quedaba parado, las maderas me hubieran aplastado contra la bionda que tenía en el lado derecho y, si me iba hacia la izquierda, me encontraba con el camión, que seguía circulando”, recordaba el ciclista de Mendaro.
Un fortuna increíble
Al chocar el primer tronco con la bicicleta, Díaz cayó de frente sobre las maderas y empezó a bracear y a moverse con la idea de evitar que lo arrastraran debajo de ellas, algo que hubiera que hubiera sido letal.
Fueron solo unos instantes, pero suficientes para vivir unos momentos de tensión que nunca olvidará. “He sufrido otros accidentes en bicicleta. En una marcha cicloturista caímos varios corredores y me fracturé varias costillas, pero nada como el susto que he vivido en Milloi. Estoy vivo de milagro, y así me lo dijeron los que vieron el accidente y la bicicleta aplastada por las maderas”.