La experiencia gastronómica y cultural que ofrecen las sidrerías está cada vez más valorada por la clientela. Esa es la conclusión a la que ha llegado Arantxa, responsable de la sidrería Aginaga, quien percibe que esta clase de establecimientos representan un atractivo turístico cuyo valor aumenta año tras año.
En Aginaga, situada en Usurbil, encontrar un hueco para comer los sábados se antoja complicado, ya que es, con mucha diferencia, el momento de la semana más demandado por los clientes. De hecho, Arantxa apunta que “entre todas las sidrerías de Gipuzkoa no somos capaces de satisfacer todas las reservas que se quieren realizar para los sábados. Ya desde noviembre la gente tiene miedo de quedarse sin sitio”. Pese a que los grupos grandes se concentran los sábados al mediodía, Arantxa destaca que los domingos también son “potentes” y que aportan un equilibrio perfecto entre tranquilidad y buen ambiente.
Para Arantxa, el motivo de semejante éxito es que las sidrerías plasman, en gran medida, la esencia del territorio. “Uno de los mayores alicientes que tenemos en Gipuzkoa es nuestra gastronomía, y la quieren disfrutar no solamente las personas locales, sino también los visitantes nacionales e internacionales. Si eres extranjero, no quieres perderte la experiencia que brindamos”. Una experiencia que, como señala Arantxa, no se ciñe únicamente a lo gastronómico, sino que engloba todo el ámbito cultural de Gipuzkoa.
El menú que ofrece Aginaga durante esta temporada no presenta variaciones destacables respecto a 2024. La propuesta contiene tortilla de bacalao, bacalao con pimientos verdes, chuleta de buey con ensalada, queso, membrillo y nueces. En lo referente a la sidra, elaborada en el caserío Errasti, “va cogiendo forma semana tras semana. Se nota cómo va madurando poco a poco con el paso de los días”, indica Arantxa, quien opina que hasta después de Semana Santa no disminuirá ni un ápice la carga de trabajo. “Eso siempre es una buena señal”, concluye.