Valentyna Zaychenko dejó atrás su vida en Ucrania por amor. Conoció a un beasaindarra, se enamoró y, con la certeza de que su camino estaba junto a él, decidió trasladarse a Beasain. Diez años después, puede decirse que ya es una goierritarra más. Desde el primer momento quiso integrarse, hacer suyo este rincón de Euskadi y participar activamente en la vida del municipio y la comarca.
Consciente de que el idioma era clave para su integración, se matriculó en el euskaltegi y se volcó en el aprendizaje del euskera. Hoy, su esfuerzo ha dado frutos: lo habla y lo entiende con fluidez. Además, también habla un fluido castellano, idioma que no sabía y que comenzó a aprender de manera autodidacta cuando conoció a quien hoy en día es su marido. Pero su implicación no termina ahí.
También se unió a la coral Loinatz Abesbatza, donde además de seguir disfrutando de su pasión por el canto, conoció a mucha gente. Gracias a ello, ha hecho amigos e incluso ha formado su propia kuadrilla, lo que le ha ayudado a sentirse aún más en casa.
Aunque Beasain ya es su hogar, Ucrania sigue latiendo en su corazón. La guerra ha marcado profundamente a su país y a su familia, que aún permanece allí. Su abuela y su hermana siguen en Ucrania, y desde que comenzó el conflicto, Valentyna no ha podido regresar. “Primero fue el covid, y ahora la guerra, llevo cinco años sin poder ir”, comenta, recordando que antes solía viajar todos los agostos. Solo pensar en ello le humedece los ojos, que se vuelven cristalinos, reflejando el dolor que lleva dentro. Sin embargo, lejos de dejarse consumir por la tristeza, ese dolor le impulsa a tomar acción y hacer todo lo posible por ayudar a su país y a los suyos.
Ucrania-Euskadi
“Primero fue el covid, y ahora la guerra, llevo cinco años sin poder ir”, comenta, recordando que antes solía viajar todos los agostos
Desde Euskadi, Valentyna Zaychenko trabaja para dar visibilidad a la situación de su país. Forma parte de la Asociación Ucrania-Euskadi, donde se encarga de gestionar las redes sociales y crear contenido. Recuerda cómo se unió a la asociación, que en sus comienzos era un pequeño grupo de ucranianos que se reunía para realizar actividades culturales y dar a conocer Ucrania en Euskadi. Hoy en día, la asociación cuenta con cerca de 50 miembros y más de un centenar de voluntarios. Valentyna se unió oficialmente en 2022, cuando comenzó la invasión a gran escala. “No podía quedarme en el sofá”, afirma.
Además, movilizó a los beasaindarras para conseguir ayuda para su país: “Los habitantes de Beasain siempre se han portado muy bien conmigo. Cuando comenzó la guerra, me ofrecieron su apoyo sin dudar”. Resalta especialmente la ayuda brindada por Herriak Elkarlanean, Cáritas y el Ayuntamiento de Beasain. También recuerda con gratitud el concierto solidario organizado por Loinatz Abesbatza, que recaudó 1.000 euros destinados a la compra de generadores para Ucrania.
Presente en el II Congreso KRAI
El fin de semana del 17 al 19 de enero, se celebró en Iruñea el II Congreso de Asociaciones Ucranianas KRAI, al que asistieron 23 asociaciones de todo el estado, entre ellas, la Asociación Ucrania-Euskadi, de la que forma parte Valentyna. En total, cinco miembros de la asociación ucraniana vasca acudieron al congreso, siendo Zaychenko la única representante de Goierri en la cita. Cabe destacar que, aunque en la comarca residen más ucranianos, Valentyna es la única persona de la zona que forma parte de esta asociación.
En esta segunda edición del congreso KRAI, se discutieron diversos temas y se analizaron nuevos proyectos, como el desminado. Cabe señalar que la primera edición tuvo lugar en Bilbao, donde la Asociación Ucrania-Euskadi fue la anfitriona. El próximo año, el congreso se celebrará en Murcia.