El txistu viajará este fin de semana a Madrid. Integrantes de la banda Aita Madina Txistulari Taldea de Oñati harán sonar este instrumento tan enraizado en la cultura euskaldun en la iglesia de los vascos: la parroquia de San Ignacio de Loyola, ubicada en el genuino barrio de Las Letras. En el concierto, que tendrá lugar este sábado, actuarán junto a los embajadores del txistu en la capital madrileña, que se forman bajo la batuta del también oñatiarra Urko Urteaga.
La invitación les ha llegado desde la Euskal Etxea, y al igual que hace dos años vivirán esta escapada en compañía de sus amigos, los txistularis de Legazpi, “con quienes tenemos una relación muy estrecha”, destaca Lander Diaz de Gereñu.
Por estas fechas, el domingo siguiente al Día de San Sebastián el rataplán se deja sentir en la capital madrileña. Tras la misa los tambores irrumpen en el citado templo, que este 26 de enero revivirá la escena, un día después del recital que ofrecerán Aita Madina Txistulari Taldea y Madrilgo Euskal Etxeko Txistulari Taldea (19.00 horas).
Urko Urteaga forma al grupo de txistu
La expedición oñatiarra estará formada por Lander y Danel Diaz de Gereñu, Aintzane Agirre, Alain Azkue y Juan Ramón Barrena, además de los legazpiarras Iker Azpeitia y Javier Muñoz. Estos días se reencontrarán con varios paisanos como Urko Urteaga que antes de mudarse a vivir a Madrid, estudió txistu en José de Azpiazu Musika Eskola, y ahora, lejos de casa, se ocupa de darle vida al instrumento, impartiendo clases al grupo formado en Madrilgo Euskal Etxea, donde la cultura y la tierra de origen están bien presentes.
Esteban Urzelai dirige al Orfeón
Curiosamente, otro oñatiarra, Esteban Urzelai, es el director del Orfeón de este centro vasco, que este domingo acompañará a la tamborrada en la Marcha de San Sebastián que interpretarán después de la misa que se oficiará al mediodía en la Iglesia de San Ignacio de Loyola. Se reeditará, de este modo, una tradición que viene de la década de los años 70. Unos 40 tamborreros, enfundados en el traje de cocineros, desfilarán hasta el templo dirigidos por el donostiarra José María Arana. “El objetivo es acercarnos a la Euskal Etxea y agradecer la labor que realizan”, apunta Diaz de Gereñu sobre una salida muy musical que disfrutarán en familia.
En Carnaval
Entre “cuatro-cinco txistularis fijos” conforman la banda Aita Madina; un número que ha mermado y que ha llevado a adaptar el programa con “menos conciertos, pero más trabajados”, indica Diaz de Gereñu, txistulari desde 1993. Miran a la escuela de música, con la que tienen “una colaboración cercana”, para formar cantera, aunque como reconoce Lander, el txistu no está entre los instrumentos más demandados. “No hay muchos alumnos, pero hay que ir de la mano de la musika eskola que es la que nos va a nutrir de instrumentistas”, insiste.
Son, en cualquier caso, todo un símbolo de nuestra cultura. Parte del protocolo, las fiestas, celebraciones…; un agente cultural más. La próxima cita en Oñati será al compás del Carnaval con Oñatz.