Es tiempo de despedidas. Este sábado se cerró un capítulo de más de medio siglo de historia y tradición en la parroquia de San Martín de Loinaz, una etapa marcada por el cuidado y la dedicación de los franciscanos. Y es que la ausencia de relevo dentro de la orden ha obligado a poner fin a este ciclo de entrega y servicio en Beasain.
Este sábado, los franciscanos dijeron adiós a lo que ha sido su hogar durante 53 años, con una emotiva eucaristía presidida por el obispo de San Sebastían, Fernando Prado, que simbolizó el cierre de su labor en esta comunidad.
Así, Juanjoxe Iturrioz, quien ha sido párroco de San Martín de Loinaz durante algo más de una década, se convirtió en el último fraile franciscano en liderar esta parroquia. Ahora, tras su jubilación, se traslada a Arantzazu, un lugar cargado de significado para la orden, donde compartirá su vida con otros 18 franciscanos. Allí, valores como la humildad y la fraternidad continuarán guiando su vida comunitaria y espiritual.
Nueva era
La responsabilidad de todas las parroquias de Beasain, incluida la de San Martín de Loinaz, recae ahora en Javier Txurruka, quien ya era párroco de Nuestra Señora de la Asunción. Txurruka asumió este fin de semana la gestión de todas las parroquias beasaindarras, incluidas las de los barrios de Arriaran, Astigarreta y Garin.
Este cambio responde a la disminución de vocaciones y a la creciente escasez de sacerdotes, una realidad que impacta tanto a la orden franciscana como a la Iglesia en general. Ante esta situación, Juanjoxe Iturrioz destacó la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos y responder a las demandas actuales, subrayando que no basta con mantener las prácticas de siempre. En este sentido, enfatizó que ha llegado el momento de intensificar el papel de los laicos en la vida eclesial.
En respuesta a la partida de los franciscanos, un grupo de laicos, compuesto por una docena de personas, ha decidido organizarse para continuar trabajando en la parroquia y preservar los valores franciscanos que tanto han enriquecido a la comunidad, como el trabajo conjunto y el apoyo mutuo. Entre los miembros de este nuevo grupo se encuentra Aritz Urien, quien también lidera el consolidado grupo de meditación. Urien afirmó que han aprendido mucho de los franciscanos, pero subrayó que ahora es momento de asumir un papel más proactivo para mantener viva la parroquia.
Desde septiembre, los laicos han asumido la responsabilidad de guiar la Liturgia de la Palabra los sábados, mientras que los domingos se celebra la misa, que hasta ahora ha estado presidida por Iturrioz y que, a partir de ahora, estará a cargo de Javier Txurruka. Urien quiso destacar la contribución de los franciscanos al impulso de una iglesia abierta, social y, como no, también al cuidado del euskera, patrimonios que este grupo de laicos desea preservar.
La llegada de los franciscanos
La conexión de los franciscanos con la parroquia de San Martín de Loinaz tiene raíces en el propio San Martín, nacido en Beasain en 1566 bajo el nombre de Martin de la Ascensión Loinaz y Amunabarro, quien fue franciscano y mártir en Nagasaki, Japón, en 1597.
En 1970, un grupo de beasaindarras ofreció la custodia de la parroquia a los franciscanos para garantizar el culto al santo y atender las necesidades espirituales del creciente núcleo urbano. Dos años después, en 1972, se inauguró la actual parroquia, construida con su guía y la colaboración de la comunidad.
En 2022, la parroquia celebró su 50 aniversario como testigo de medio siglo de presencia franciscana. Durante este tiempo, 20 frailes franciscanos han servido en San Martín de Loinaz, entre ellos figuras destacadas como Miguel Iñurritegi y Roberto Linkel; y el último de ellos, Juanjoxe Iturrioz.