Con apenas catorce años, un grupo de amigos del barrio Belaskoenea soñaba con recuperar el fútbol sala en Irun. La desaparición, varias décadas atrás del equipo Bowling, había dejado a la ciudad huérfana de este deporte, obligando a estos jóvenes a desplazarse a otros municipios para poder jugar. Pero, tal era su ilusión por poder hacerlo en casa, que realizaron un primer intento. “Con ayuda de dos educadores de calle del Ayuntamiento de Irun, Elena y Julen, escribimos una carta al técnico de Deportes de aquel momento. Pero aquello no llegó a más, porque evidentemente montar un club no es fácil”, recuerda ahora Mikel Artetxe.

Cuando alcanzaron los 20 años, Artetxe, Aitor Aizpurua y Hodei Bastida retomaron aquel sueño adolescente, y en agosto de 2023 dieron vida al club Irun Futsal. Fue una puesta en marcha a contrarreloj, ya que la temporada estaba a punto de comenzar. “No teníamos ni idea de nada, había que hacer un montón de trámites, y al ser un ente tan pequeño no nos tomaban muy en serio. Diego y Josune, del Landetxa, nos ayudaron mucho, pero en su mayoría éramos gente del barrio Belaskoenea que llevábamos años con esa ilusión”, añade Artetxe. 

Los comienzos no fueron nada fáciles. “Al principio entrenábamos en la calle, en la cancha de Mendelu. Pero salimos del paso poquito a poco. Empezamos a jugar trece personas, con Mikel como presidente, jugador, entrenador… Y los demás le hemos ido apoyando”, explica Álvaro Rivero, que se sumó al grupo poco después. 

El frontón del colegio La Salle se convirtió más tarde en su lugar de entrenamiento. “Nos lo dejaron como un favor, a cambio de que hiciéramos algunos arreglos. Pero había goteras y nos resbalábamos cada dos por tres. Hasta que llegamos a Artaleku y Uranzu, comimos mucho barro”, asegura Rivero.

Recuperar el torneo de Santo Tomás

Las dificultades no lograron desanimarlos; al contrario, los impulsaron a seguir adelante. En diciembre de 2023, los jóvenes decidieron rescatar el desaparecido torneo de fútbol sala de Santo Tomás, que previamente promovía el Ayuntamiento de Irun. Para ello, aprovecharon la experiencia adquirida durante su adolescencia, cuando organizaban torneos entre barrios con el apoyo de los educadores de calle. Gracias a la colaboración de patrocinadores y voluntarios, este se celebró el 23 de diciembre en La Salle, con un éxito rotundo. “Participaron 130 personas y, aunque sufrimos muchas complicaciones, ya que desde las seis de la mañana tuvimos que estar achicando agua, porque había muchas goteras, nadie se quejó. Sabían quiénes éramos y lo que queríamos hacer, y fue muy bonito sentir ese apoyo”, aseguran.

Aquel encuentro constituyó un punto de inflexión para el recién creado club. Ese mismo mes de diciembre, al librarse un espacio en el polideportivo Artaleku, el Ayuntamiento se lo concedió, lo que permitió a Irun Futsal afianzarse, al disponer de un lugar en el que poder entrenar y disputar los partidos. 

Jugadores de Irun Futsal en la cancha del polideportivo Artaleku. N.G.

Desde entonces el club no ha dejado de crecer. Durante la pasada Semana Santa organizaron un segundo torneo, esta vez extendido a tres jornadas y celebrado en el frontón Uranzu. El evento reunió a ciento veinte niños de entre 12 y 16 años y a ciento diez adultos. “Lo organizamos con tiempo y quedó muy bien”, afirman. Aquel certamen sirvió para captar nuevos jugadores, si bien los responsables de Irun Futsal también han acudido a diversos colegios de la ciudad, solicitando permiso para ofrecer una clase de fútbol sala durante las horas de educación física. Además, en verano organizaron un campus de dos semanas.

Cuarenta y cinco jugadores y tres equipos

Irun Futsal cuenta actualmente con cuarenta y cinco jugadores que componen un equipo de categoría juvenil, otro de cadete y un tercero que compite en la liga regional. En este punto, señalan que su objetivo ha sido desde el principio el de crear un club que se convierta en un referente en Irun. “No queríamos que fuera un equipo de amigos, sino un club de verdad. Sabíamos que para ello íbamos a tener que trabajar mucho, y así ha sido, pero no hemos parado porque es lo que queremos”, afirman.

Y aunque todavía se enfrentan a algunas dificultades, como la necesidad de que el primer equipo se desplace a Bera una vez a la semana para entrenar, debido a la falta de espacio en Irun, se muestran positivos de cara al futuro. “Ahora hemos conseguido poder entrenar en Artaleku, el frontón Uranzu y el colegio Gazteluzar. A este último le estamos muy agradecidos, porque, según tenemos entendido, por normativa los colegios tienen que facilitar sus instalaciones a equipos de la ciudad, pero la realidad ha sido que muchos no han querido abrirnos sus puertas, mientras que Toki-Alai nos ha acogido y no nos ha puesto pegas para nada”.

En cuanto a sus planes a corto plazo, su deseo para el juvenil y el cadete es “aprender, disfrutar y evolucionar”; mientras que con el primer equipo aspiran a ascender a segunda división, un objetivo que parece alcanzable teniendo en cuenta que han obtenido la victoria en ocho de los nueve partidos disputados esta temporada, colocándose primeros en la liga. 

Asentarse antes de seguir creciendo

Respecto a su capacidad de crecimiento, explican que en las categorías juvenil y regional se encuentran abiertos a recibir a más integrantes, pero por el momento no pueden aceptar más cadetes, ya que la Federación establece un límite de quince jugadores. “Es muy duro decirles a los chavales que no pueden entrar, porque yo también tuve trece años y quise jugar y no pude”, reconoce Artetxe. No obstante, señala que su intención es asentar bien sus tres equipos y, una vez lo logren, lanzarse a formar más. “Preferimos tener tres bien que cinco mal, pero cuando nos veamos capaces de crecer lo haremos, sin duda”.

También les gustaría fundar un equipo femenino, algo que ya intentaron pero que no salió bien. “Parecía que había un poco de tirón, porque en los colegios hubo chicas interesadas, pero a la hora de la verdad no salió. Es cierto que ahora mismo las categorías femeninas están muy delicadas en Euskadi; por ejemplo, el Antiguoko femenino regional juega la liga en Araba, porque los equipos de aquí han desaparecido todos”.

Los jugadores del equipo regional de Irun Futsal. N.G.

Otra de sus ilusiones es crear una escuela: “En Gipuzkoa hubo bastante tradición de fútbol sala, pero se perdió, aunque se mantuvo en pueblos pequeños, y ahora se está haciendo un esfuerzo por recuperarlo en categorías inferiores. Nosotros también queremos tirar por ahí, apostar por la cantera”, afirman. En este punto, subrayan las importantes diferencias entre el fútbol once y el fútbol sala, ya que a menudo se tiende a compararlos. “No es para nada lo mismo. En el fútbol sala hay mucho movimiento, es mucho más intenso y dinámico. Son cuatro jugadores más el portero, no hay defensas ni fueras de juego. Todo es ataque y es muy táctico, se elaboran mucho las jugadas ensayadas y las estrategias” 

Por último, Artetxe y Rivero hacen un llamamiento a los irundarras para que se animen a asistir a sus partidos, que tienen lugar los viernes alternos a las 21.30 horas en Artaleku. “Igual que nosotros apostamos por Irun, por apoyarnos en sus comercios y empresas como colaboradores y patrocinadores, nos parece importante que la ciudadanía se implique también con los clubes de casa”. Además, aseguran que los encuentros de fútbol sala resultan muy entretenidos. “No te aburres, porque son partidos muy dinámicos. Es un deporte intenso, nervioso y juguetón, hay mucha interacción”. Y aunque reconocen estar contentos porque últimamente acude mucha gente, destacan que les gustaría crear una afición que motive todavía más a sus jugadores.

Para que los encuentros resulten aún más atractivos, adelantan que su intención de cara a 2025 es organizar actuaciones y otro tipo de sorpresas durante los descansos. Todo ello con el fin último de que Irun recupere el fútbol sala, un deporte actualmente minoritario que quieren devolver “al lugar que se merece”.