El eibarrés Pedro Erkiaga, más conocido como Pedro albaitaria entre los baserritarras con los que ha compartido vivencias a lo largo y ancho de la cuenca del Deba y localidades próximas de Bizkaia durante más de 30 años, se despidió hace unos meses de ellos para dar inicio a una nueva andadura profesional en el departamento de Equilibrio Territorial Verde de la Diputación Foral de Gipuzkoa. Esta dilatada trayectoria le convierte en una voz de autorizada para entender la evolución de las explotaciones ganaderas en las zonas que ha desarrollado su actividad desde atendió a su primera res hace 34 años, y, lo cierto, es que las conclusiones no invitan al optimismo.
Más de tres décadas ofrecen una perspectiva clara de la situación de la ganadería en la cuenca del Deba y su entorno. ¿Cuál es su diagnóstico?
Cuando empecé a trabajar había señales que apuntaban a la llegada de un momento de cambio. Las explotaciones de ganado iban a menos, pero la tendencia no era muy grande. De 15 años aquí, sin embargo, la situación ha cambiado de manera radical. La pendiente de la caída se ha ido pronunciando y está llegando a un punto de no retorno.
Las explotaciones ganaderas en los caseríos se están convirtiendo en algo testimonial
Un sector ganadero envejecido
Pese a todo, aún sigue habiendo explotaciones ganaderas dedicadas a la cría y venta de ganado.
En cada valle habrá dos o tres ganaderos que vivan profesionalmente del ganado y, por lo general, son personas de edad avanzada. El resto mantiene unas pocas cabezas de ganado en el caserío más por gusto que por sacarle una rentabilidad económica. Las explotaciones ganaderas en los caseríos se están convirtiendo en algo testimonial.
Los jóvenes no cogen el testigo del trabajo de sus padres y abuelos en una actividad dura que, además, deja poco margen
¿En qué medida ve una oportunidad para los jóvenes de labrarse un futuro en la ganadería aprovechando el envejecimiento del sector y el relevo generacional?
No hay relevo. Los jóvenes no cogen el testigo del duro trabajo que han hecho sus padres y abuelos. Es una realidad que no solo afecta al trabajo en los caseríos. Los jóvenes no quieren ataduras como las que imponen estos trabajos, pero también es cierto que, hoy en día, el trabajo en los caseríos no deja mucho margen de beneficio. Los pocos que se mantienen en la actividad ganadera se ganan la vida, sí, pero con un beneficio muy escaso.
El futuro de los veterinarios
Si no hay ganado que atender, la función del veterinario dedicado a la actividad ganadera parece en riesgo. ¿Cuál es la situación de los veterinarios que desarrollan su actividad en este campo?
El panorama tampoco es esperanzador. Estamos llegando a un punto en el que los veterinarios se están extinguiendo antes que los caseríos dedicados a la cría de ganado. Hace 11 años éramos 30 los veterinarios que nos dedicábamos a atender las explotaciones ganaderas de Gipuzkoa. Hoy en día, tras mi marcha a la Diputación Foral de Gipuzkoa, solo son 11. En 11 años la cifra se ha reducido dos tercios.
Cada vez hay menos explotaciones ganaderas y están diseminadas, lo que dificulta y encarece su atención
¿Ve opciones para revertir la situación?
Cada vez hay menos explotaciones de ganado, las cuadras se vacían y da lugar a que estén muy diseminadas. Atender todas con un número tan reducido de veterinarios empeora las condiciones de trabajo. Esta situación te obliga a hacer muchos kilómetros para ir de un caserío a otro, con el gasto en tiempo y dinero que conlleva. El resultado es que la factura que le debes pasar al baserritarra se encarece, lo que supone también un problema para ellos. Alguien tiene que hacer frente a ese sobrecoste pero la pregunta es quién: ¿el veterinario? ¿el baserritarra? Te ves entre la espada y la pared. Entiendo el problema de la falta de veterinarios. Es muy difícil animarse a iniciar una actividad o pensar en mantenerla cuando sabes que la vas a perder en el futuro.
Epidemias
La fiebre hemorrágica epizoótica del año pasado, que provocó enormes daños en la cuadra ganadera, y la lengua azul en este 2024 son infecciones que han puesto en alerta al sector ganadero ¿Qué esta sucediendo?
Siempre ha habido epidemias de este tipo, algunas más recientes y otros más lejanas en el tiempo, lo que hace que se olviden. Pero la globalización, con el movimiento generalizado de personas de unos países a otros, y el cambio climático van a dar lugar a que estas situaciones se repitan. El aumento de las temperaturas, por ejemplo, provoca que la vida de animales como los mosquitos y otros insectos, vinculados a factores de contagio, se prolongue, lo que aumenta sus posibilidades de extender la enfermedad. Por otro lado, los cambios en los vientos pueden dar lugar a que un insecto portador de un factor infeccioso llegue hasta nosotros desde muy lejos impulsado por un vendaval. Este tipo de situaciones va a ser cada vez más generalizado, tanto a nivel de las personas, como se pudo comprobar con la Covid 19, como en el de los animales, con la lengua azul y la fiebre hemorrágica. Nos tenemos que acostumbrar a vivir con esa realidad, porque habrá nuevos casos en el futuro, y estar preparados para cuando lleguen.