Faltan solo seis días. Menos de una semana. Ese es el tiempo que resta para que uno de los edificios más emblemáticos de Beasain celebre su centenario: el Ayuntamiento; un testigo silencioso del crecimiento y transformación de la localidad goierritarra. El próximo sábado, 26 de octubre, se cumplirán 100 años desde aquel 26 de octubre de 1924, cuando se bendijo e inauguró este edificio municipal, que se divide en tres partes y está destinado a albergar, entre otras funciones, la actividad política local.
Juantxo Unanua, cronista de Beasain para el Diario Vasco durante más de tres décadas, ha recopilado la historia de este edificio, que fue erigido para atender las necesidades de la ciudadanía, reemplazando al que existía anteriormente. Junto a Xabier Garmendia, presentará esta historia en público el miércoles 23, en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, a las 19.00 horas.
Trabajo en equipo
Después de varios intentos fallidos entre 1912 y 1918, en 1923, el entonces alcalde de Beasain, Jacinto Urteaga, presentó una moción durante un pleno extraordinario de la Corporación Municipal. En ella, argumentaba que la Casa Consistorial estaba anticuada y no se ajustaba a las necesidades de la villa en ese momento. Como resultado, se encargó al arquitecto municipal, Guillermo Eizaguirre, natural de Tolosa, la elaboración del proyecto para una nueva edificación. Este fue aprobado por unanimidad y presupuestado en 254.0950,86 pesetas. La subasta para adjudicar las obras se convocó el 30 de julio de 1923, recibiendo propuestas de un total de nueve empresas.
Para acelerar la construcción y garantizar su finalización lo antes posible, el proyecto fue adjudicado a tres empresas diferentes. Una se encargó del tramo principal, donde se sitúa el reloj y que alberga la actividad política; otra asumió la construcción del eje central, destinado a las Escuelas Graduadas; mientras que la tercera se ocupó de edificar el área reservada para las viviendas de los maestros. Gracias a esta planificación, las obras se completaron en apenas un año.
Una de las decisiones que permitió acelerar el proceso fue la demolición del antiguo Ayuntamiento antes de iniciar la construcción del nuevo. No obstante, durante estos trabajos ocurrió un trágico accidente en el que falleció un trabajador. Por acuerdo del Ayuntamiento, la familia del fallecido recibió una indemnización de 1.032 pesetas.
Se encargó al arquitecto municipal, Guillermo Eizaguirre, la elaboración del proyecto. Este fue aprobado por unanimidad y presupuestado en 254.0950,86 pesetas.
La inauguración
El 26 de octubre de 1924, el nuevo edificio municipal fue bendecido por el obispo de Pamplona, Mateo Mujika, natural de Idiazabal y nombrado hijo adoptivo de Beasain. La inauguración contó con la presencia de numerosos representantes políticos, incluidos miembros del Gobierno, así como del entonces alcalde de la villa, José Guridi.
Juantxo Unanua relata cómo, según una memoria anual elaborada por el secretario del Ayuntamiento, la corporación partió desde su sede provisional en la Calle Mayor 31, acompañada por los ezpatadantzaris. Tras bailar en el pórtico de la parroquia, asistieron a una misa y luego se desplazaron para la bendición e inauguración del nuevo edificio.
El reloj, el quiosco y los arcos
El reloj que adorna la Casa Consistorial fue fabricado por una empresa de Gasteiz por un coste de 4.778 pesetas. Cien años después, continúa marcando la hora en la localidad, aunque, como señala Unanua, su sistema interno ha cambiado por completo desde sus inicios.
En cuanto al quiosco, su historia es muy diferente, ya que es el segundo que embellece la plaza del Ayuntamiento. El primero se instaló en 1913, antes de que la plaza adoptara su forma actual. El quiosco presente, construido en 1903, fue trasladado de Eibar en 1929, pero se renovó en 1990.
En lo que respecta a los arcos, estos son el único elemento que se conserva del antiguo edificio. Los cinco arcos conectan el pasado y el presente de la localidad.
Del alcalde a los Reyes Magos
Para decorar el interior del Ayuntamiento, en abril de 1924 se llevaron a cabo visitas a otros Consistorios con el fin de recopilar ideas. Así, todo el mobiliario fue construido con madera de roble americano. Entre las piezas destacadas se encuentran los sillones de la corporación, todos tallados con gran detalle y revestidos en cuero. Según relata Unanua, la altura de los respaldos variaba según el rango; el alcalde contaba con el más alto. Actualmente, estos sillones son utilizados por los Reyes Magos.