Al irundarra Borja Estomba le gustan los retos. Muestra de ello es que, tras obtener un buen número de logros en el piragüismo, como la victoria en el Descenso Internacional del Sella y varias medallas de oro en diversos campeonatos de España y Europa, decidió empezar de cero en una nueva disciplina. Escogió para ello el triatlón. En apenas cuatro años, su ambición y ganas de superarse le han llevado hasta el Campeonato del Mundo de Ironman (un tipo de prueba que implica realizar 3,86 kilómetros de natación, 180 de ciclismo y 42,2 de carrera a pie), que se disputará en Kona (Hawaii) el próximo 26 de octubre.

¿Qué le llevó a cambiar el piragüismo por el triatlón y qué era lo que más le atraía de esta disciplina?

Quería cerrar el círculo, porque ya había conseguido los objetivos que me había marcado. Quizá me faltaba ganar una medalla en un Mundial, pero veía que me faltaban las ganas y la motivación que requiere algo así, ya no estaba dispuesto a invertir tanto. Necesitaba buscar nuevos retos y empezar desde la base en algo e ir consiguiendo logros. En este punto me llamó el triatlón, porque siempre me han atraído los deportes de resistencia. En piragüismo también hacía carreras más o menos largas.

¿Cuáles fueron los mayores retos a los que se enfrentó en aquella transición?

Empezar con los tres deportes prácticamente desde cero. Cuando era piragüista sí corría, para trabajar la parte aeróbica, y de vez en cuando salía con la bici, pero no entrenaba específicamente estos deportes. Con la natación sí que empecé totalmente a ciegas. Al principio lo hacía todo por mi cuenta, después ya comencé con un entrenador.

¿Cuál ha sido su trayectoria en lo que al triatlón se refiere?

Empecé haciendo algunos triatlones cortos, para ir probando cómo era aquello. Luego ya pasé a la media distancia y me gustó un montón, y vi que el fondo se me da mejor que la explosividad. Estas pruebas consisten en nadar 1.800 metros y hacer 90 kilómetros en bici y 21 corriendo. Mi primer podio en una carrera fue en un triatlón que se hace en San Juan de Luz. El nivel en Francia es muy alto, así que encontrarme en un podio me picó a seguir y a mejorar.

¿Fue lo que le motivó a participar en un Ironman?

En realidad yo tenía una lista de cosas que quería hacer y el Ironman era un reto, quería ver si era capaz de terminar una prueba así. Al primero que me apunté fue a uno que se hacía en Platja d'Aro, pero la inexperiencia me hizo lesionarme mientras lo preparaba. Tuve una fractura por estrés, me dolía mucho la cadera al correr. Aun así, quise intentarlo. Hice los 3,8 kilómetros de natación, los 180 de bici y cuando empecé a correr, a los 10 kilómetros me dolía la cadera como nunca me había dolido nada, así que tuve que retirarme. Sin embargo, vi que si no hubiera estado lesionado podía haber terminado, así que al año siguiente busqué un nuevo Ironman, con el objetivo de acabar.

¿Y por eso decidió apuntarse al de Gasteiz?

Sí. El año pasado participé por primera vez, quedé tercero y también me clasifiqué para el Mundial. Pero era en Niza, ya que se alterna un año en Niza y otro en Hawaii, y no me atraía tanto, así que rechacé la plaza. Y este año he quedado campeón de mi categoría.

¿Qué sintió al clasificarse para el Mundial?

Sabiendo que el Mundial iba a ser este año en Hawaii, me esperaba mucho más nivel en el Ironman de Gasteiz, así que ganar me pilló un poco de sopetón. Además, tienes que aceptar la plaza de un día para otro.

¿Cómo son los entrenamientos para preparar una prueba tan dura como esta?

Intento sacar unas 16 o 18 horas de entrenamiento a la semana, y dependo mucho de las cargas. Eso lo lleva mi entrenador, así que no me sé muy bien las cifras, pero una semana puedo correr entre 40 y 80 kilómetros, hacer en bici unos 300 o 400 kilómetros y nadar alrededor de 15 kilómetros.

Le resultará difícil compaginarlo con su vida laboral y personal.

Sí. Intento entrenar sobre todo los fines de semana, porque soy profesor y trabajo a jornada completa en el colegio San Patricio, así que voy rascando de donde se puede. Además, tengo un txiki de dos años. Así que me levanto a las 5.30 de la mañana, voy a nadar después de comer, cuando el txiki se está echando la siesta, etc. Los fines de semana intento salir con la bici unas 5 o 6 horas y correr entre una y dos horas y media.

¿Dónde encuentra la motivación?

Soy una persona que se marca unos objetivos y lucho y sacrifico lo que sea para conseguirlos. Es mi modo de funcionar, ya sea en el deporte, en el trabajo o donde sea. Es el motor de mi vida.

En pruebas tan largas como los Ironman la cabeza juega un papel fundamental. ¿Cómo se prepara en ese sentido?

Es algo que también vas trabajando en los entrenamientos largos, porque psicológicamente también es duro salir a entrenar cinco o seis horas en bici. Y sé que suena raro, pero luego en el Ironman al final entras un poco como en trance, porque en una prueba que dura 9 o 10 horas la cabeza y el cuerpo hay un momento en el que creo que se separan. Cuando te duele todo y el cuerpo te empieza a gritar, creo que la cabeza se va. Y sigues con lo básico, que es mover las piernas, acordarte de comer y beber mucho, no cebarte en los ritmos, y poco más.

El Mundial de Hawaii es conocido por sus condiciones extremas, como el calor y la humedad. ¿Está trabajando esos aspectos?

Sí, allí la humedad es altísima. Por eso he empezado con entrenamientos específicos que consisten en estar encerrado en una habitación, con poco flujo de aire, para que haya humedad y calor, y con mucha ropa encima, para que el cuerpo se adapte lo antes posible y no sea un shock.

¿Qué es lo que espera con más ganas de Kona?

Lo que más ilusión me genera es que todas estas horas de entrenamiento tengan su recompensa. Que el trabajo realizado salga a relucir y no quedar quinto ni vigésimo primero, simplemente que yo sepa que lo he hecho lo mejor que he podido, que han salido mis mejores números y estar contento con eso.

Respecto a tiempos, ¿cuáles son sus expectativas?

La espinita que me ha quedado en los dos Ironman de Vitoria ha sido que corriendo he sufrido más de lo que debería por haberme cebado en bici. Entonces quiero bajar de las tres horas y media en la maratón, que es algo que intentaré en Hawaii, sabiendo que es el sitio donde más difícil sea por lo dicho, el calor y la humedad.

¿Le ha resultado difícil encontrar apoyos para hacer frente a los costes del viaje?

Me puse a buscar alguna ayuda y encontré dos empresas que me apoyan con su material, que son Siroko, de ropa deportiva, y Powergym Sport Nutrition, que me da geles y bebidas energéticas. Y el último que se ha sumado ha sido Casa Aramendia. Se han volcado y me han ayudado muchísimo para el tema del material.

Después de Kona, ¿cuáles son sus objetivos deportivos?

El principal, frenar, porque ahora el ritmo es frenético. Quieres estar con la familia sin tener otras cosas en la cabeza.