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Jabi Garate
Jabi GarateTrabajador de Correos y Telégrafos

“Después de mi primer verano como cartero comprendí que este trabajo estaba hecho para mí”

Jabi Garate (Mendaro, 1962)ha trabajado más de 35 años en la oficina de Correos y Telégrafos de Elgoibar y le ha llegado el momento de la jubilación

“Después de mi primer verano como cartero comprendí que este trabajo estaba hecho para mí”Aitor Zabala

El 13 de junio de 1988, Jabi Garate entregó su primera carta como cartero en Elgoibar. El jueves completó su ultima jornada en la oficina de Correos y Telégrafos de la calle San Ignazio y, ahora, disfruta de unos días de vacaciones antes de que le llegue el momento de la jubilación el próximo mes de noviembre.

Han pasado más de 35 años desde que recorrió por primera vez las calles de Elgoibar repartiendo cartas. ¿Cómo recuerda sus inicios?

Estudié hasta COU, pero no di el paso de ir a la Universidad. Somos siete hermanos y, aunque mis padres me dieron todo lo que pudieron, entendí que en aquella situación lo que tenia que hacer era buscar trabajo. Me comentaron que Correos contrataba gente para trabajar en verano y me animé a probar. Trabajé de cartero en Elgoibar tres meses y la experiencia me gustó. De hecho, pensé que el oficio de cartero estaba hecho para mí.

Una vez marcado ese objetivo, no le quedó otro remedio que ponerse a estudiar para hacerse con una plaza fija.

Pedí los libros a una academia y pronto me di cuenta de que aquello iba a ser más difícil de lo que pensaba. Tuve que aprender la ubicación de todas las oficinas técnicas de España, el funcionamiento interno de Correos, la legislación aplicable, la Constitución, las capitales del mundo, cultura general,… En la primera oposición a nivel estatal a la que me presenté solo había 300 plazas. No tenía antigüedad suficiente en Correos por lo que no pude hacerme con ninguna de ellas. Al poco tiempo hubo otra convocatoria con 5.000 plazas y me presenté decidido a aprobar: o aprobaba o me olvidaba del tema. La preparé a tope, estudiando los fines de semana y aprovechando el tiempo libre que tenía entre semana, ya que me solían llamar de Correos para trabajar. El esfuerzo tuvo premio y saqué la oposición con una nota muy buena, lo que me facilitó elegir plaza.

¿Consiguió el puesto que perseguía?

Mi meta era hacerme con una plaza en Euskal Herria, aunque también pensé en solicitarla en Canarias: cerca de casa o en las islas, disfrutando del buen tiempo, esas eran mis opciones. Al final, terminé en Elgoibar, que era el primer destino que elegí.

Sus inicios le llevaron a recorrer las calles de Elgoibar un día tras otro, pero su imagen está más vinculada al trabajo en la oficina.

Estuve siete años de cartero, pero surgió una vacante de ejecutivo postal en la oficina y pasé a ocuparla, primero por méritos y luego tras una oposición que me obligó a volver a estudiar.

¿Qué ha cambiado en el trabajo en Correos en estos últimos 35 años?

Antes recibíamos de 3.000 a 4.000 cartas al día en la oficina. Ahora el promedio es de 500, aunque hay picos de 2.000 cuando llega el envío de facturas de las operadores de comunicación y electricidad. A diferencia de lo que sucedía antes, en la actualidad muchos trámites se hacen por correo electrónico. Lo mismo sucede con las cartas personales. Ahora se usan más WhatsApp o el teléfono.

¿Qué incidencia ha tenido el comercio en internet en Correos?

Si queremos mantener una plantilla con 45.000 trabajadores no queda otro remedio que adaptarse a la nueva situación El auge de la venta online ha generado un aumento de la paquetería y Correos ha visto en esta situación una nueva oportunidad que está aprovechando. El movimiento de paquetes en la oficina, tanto entregas como devoluciones, es muchísimo mayor ahora que el que había hace unos años. A este cambio se le suma la reconversión de las oficinas en pequeños comercios en los que comprar libros, cuentos, gafas para ver de cerca, tarjetas de recarga telefónica,...O renovarse o morir

Y en qué medida se ha dejado sentir en el funcionamiento de Correos el aumento de la inmigración

La llegada de personas de otros lugares del mundo ha dado lugar a un aumento en el envío de dinero a sus países de origen para ayudar a las familias que han dejado allí. Hace diez años se enviaban paquetes con ropa, alimentos u otras bienes que no podían encontrar en sus países. Ahora, lo más común es enviar dinero.

Dentro de unas semanas pone fin a su andadura en Correos. ¿Cómo encara el adiós?

Todo en la vida, hasta que llega la muerte, es aprendizaje. Siempre se puede mejorar y aprender. Pienso que tenemos que ser capaces de encontrar el lado positivo a todo, incluso cuando la vida nos coloca en una situación adversa. Hay que tratar de ser lo más feliz posible, también en el trabajo diario, y he disfrutado mucho en estos 35 años. He entendido mi oficio como una forma de ayudar a las personas que se acercan a la oficina y creo que la gente ha sabido valorar esa actitud. No se puede acertar en el 100% de los casos, pero me voy contento con el trabajo hecho.