Tambores y barriles atronaron ayer las calles de Bergara en el adiós a los sanmartines. Alrededor de 300 niños y niñas pasearon su garbo y desparpajo a golpe de palillo en un desfile repleto de sonrisas y saludos, que hizo sonar las piezas locales de la tamborrada bergaresa, cuya nota distintiva la marcan el repertorio musical y la participación de la corte imperial nipona.
Junto con la Marcha de San Martín, los txikis interpretaron por primera vez Danbor Txikiak, una obra alegre y sencilla compuesta por el director Enrike Txurruka, que homenajea al desaparecido Pello Garitano que durante décadas fue el alma de la cita tamborrera infantil.
El concierto de la banda con el subdirector Igor Larrañaga a la batuta, la sokamuturra, la escuela itinerante de recortadores y los ritmos de la formación navarra Rumbo Tijuana se sumaron también a los últimos compases de las celebraciones, que arrancaron con los ecos del conflicto laboral que mantienen el Ayuntamiento y los trabajadores municipales que reivindican la mejora del convenio.
La feria alternativa que organizó un grupo de productores abrió el sábado el programa festivo que se ha prolongado durante tres intensas jornadas. La tamborrada de la noche del día 15 volvió a batir récords de participación y a demostrar que es la seña de identidad de los sanmartines. Sin duda, es uno de los grandes atractivos de las fiestas del mes de septiembre, sin desmerecer a su versión infantil, que ayer impregnó de colorido la despedida. Hoy toca volver a la rutina.