Tras la procesión del Corpus –se celebra este domingo–, la parroquia de San Miguel Arcángel de Oñati se sumergirá en obras. Concretamente será su extraordinario claustro, construido sobre el río Ubao, el que pondrá fin a las goteras. Los trabajos arrancarán el lunes con la colocación de los andamios y tendrán un coste cercano a los 250.000 euros, que asumirán la parroquia y el Consistorio.
La nave central de este elemento patrimonial de primer orden tiene su cubierta en buen estado gracias a la intervención ejecutada hace ya más de una década. No ocurre lo mismo con el claustro, donde los próximos meses la empresa Construcciones Ugarte procederá a retejar la cubierta, y sellar la grieta existente en el paramento de piedra de la fachada oeste. Se reparará, a su vez, el tejado de la sacristía y de las naves laterales, y en los pináculos pétreos del claustro se reforzarán los elementos fracturados o con riesgo de caídas.
La parroquia ha abierto una cuestación popular para sufragar la obra, que no afectará al culto. Así que la feligresía, y la ciudadanía en general, podrá colaborar con donativos en este lavado de cara del claustro.
El órgano, a la espera
Por su parte, el órgano fabricado por el azpeitiarra Aquilino Amezua (1847-1912) aguarda su rehabilitación integral. “Hay que restaurar el instrumento, su mecanismo eléctrico y el mueble donde se aloja”, explica el párroco Horacio Argarate. Avanza que el desembolso económico va a ser cuantioso; una cantidad, en cualquier caso, que se conocerá con detalle cuando presenten sus ofertas las tres casas organeras a las que la Diputación de Gipuzkoa, que controlará las obras, les ha pedido presupuesto.
La actuación que a partir de finales de 2022 se acometió en la iglesia para detener el ataque de los insectos xilófagos se extendió también al órgano. Algunos productos empleados en el tratamiento hincharon la madera, viéndose afectados siete registros del instrumento que no funcionan. Ante esta circunstancia, y para no acentuar el deterioro de esta joya instrumental, se empezó a utilizar un teclado electrónico hasta que “nos dijeron que era conveniente hacer sonar el órgano, que no está al 100%, para evitar que los fuelles cojan moho”, cuenta Argarate.
La restauración se financiará a varias bandas, entre ellas la parroquia, el Ayuntamiento y el ente foral. Pero este último primero tiene que resolver sus presupuestos, que siguen prorrogados con lo que ello implica. Así que, por ahora, el órgano debe esperar para pasar por el quirófano.