20 de marzo de 1949. El reloj marcaba las 15.30 horas, y en presencia del entonces alcalde de Oñati, Vicente Ugarte, el presidente de la Federación Guipuzcoana de Fútbol, Francisco Molins, y un nutrido público, el sacerdote Eleuterio Iñarra procedió a bendecir el campo de Azkoagain. Acto seguido, el balón empezaba a rodar sobre el terreno de juego. Los equipos del Mondra y el Bergara estrenaron el césped en un choque que concluyó con un 4 a 3 en el marcador, a favor de los arrasatearras.

De aquel partido inaugural, que coincidió con un intenso fin de semana en el que Oñati acogió tres carreras ciclistas internacionales organizadas por la S.C.D. Txantxiku-Txoko, han pasado 75 años. Tres cuartos de siglo de andadura del que en todo este tiempo ha sido el hogar del fútbol oñatiarra; la sección que puso el germen de la gran familia que hoy en día forman las catorce modalidades deportivas que dan cuerpo al club Aloña Mendi. Todas ellas están de aniversario.

75 años y miles de vivencias. Muchas de ellas tienen como testigos, a la vez que protagonistas, a Javier Azpiazu y Anton Inza, dos de los rostros más representativos del Aloña. Para el primero la aventura futbolística comenzó en octubre de 1973, a su regreso de hacer la mili. “Javier Altube me dijo a ver si cogía el testigo del fútbol base”, recuerda este oñatiarra sin tener que hurgar demasiado en unos recuerdos que afloran por sí solos. Azpiazu lleva medio siglo en la directiva. Es la cara visible del popular deporte y del club de sus amores. “Azkoagain es mi segunda casa”, asegura quien, además, durante ocho legislaturas dio el callo en la Federación Guipuzcoana. 

“Me gusta el fútbol, ver a los chavales y a las chavalas disfrutar”, destaca, mientras afirma que seguirá al pie del cañón “hasta que la salud me lo permita”, y siempre mostrando su agradecimiento a la ristra de colaboradores que le apoyan en este trabajo altruista que le hizo merecedor el pasado año del trofeo al voluntariado de los Gipuzkoako Futbol Sariak.

Azpiazu se ha granjeado el afecto del club rojillo, al igual que Anton Inza, por cuyas venas corren también los colores del Aloña al que está vinculado desde la década de los 80. El veterano presidente de la Junta General, aunque hace cuatro años llamó al relevo en el cargo, rememora la desbordante emoción del ascenso a Tercera del primer equipo en la temporada 93-94. “Se logró en un partido épico que se disputó en el campo de tierra antiguo de Hériz, en Donostia. Llovió tanto que acabamos embarrados. En la última jornada de la Liga, en Azkoagain, volvimos a ganar; la banda tocó en directo, después se realizó un pasacalle hasta la Plaza…; inolvidable”, evoca sobre la mayor gesta futbolística que ha cosechado el club rojillo.

Aparte de este hito deportivo, la historia del fútbol oñatiarra la tejen otros capítulos como el Torneo Internacional Juvenil de la Real Sociedad, que en su momento permitió disfrutar en casa de equipos “como el Liverpool, Ajax, Barça y Real Madrid, entre otros”, sin olvidar los partidos contra los conjuntos de Araba agrupados en la Guipuzcoana cuando todavía no existía la Federación Alavesa.

Nombres que no pueden faltar

Nombres como Enrique Zubiagirre y José Luis Agirre, dos grandes pilares del Aloña, no podían faltar en este relato histórico en el que, en palabras de Azpiazu e Inza, “la pérdida de los amigos que nos van dejando en el camino” constituye el episodio “más triste”. “Los descensos se asumen. Hoy estás arriba, con momentos muy bonitos, y mañana abajo”, comentan al unísono, deteniéndose en el aspecto puramente deportivo. Hablan, asimismo, de los valores que infunde el Aloña y de la satisfacción que les produce el empuje que está teniendo el deporte femenino. “Desde la pandemia una de nuestras filosofías es que los jugadores sean de aquí, de Oñati”, añade Azpiazu, que en general hace un balance “muy positivo” de su trayectoria en el club.

la espinita: el nuevo campo Pero si tiene una espinita clavada es, “sin duda”, el tema de las instalaciones. “Pedimos un campo que esté al día, que resuelva la problemática de los aparcamientos, accesible y seguro para todo el volumen de chavales que movemos; con servicios en condiciones”, insiste. 

¿Nuevo campo?

Se ha hablado mucho del nuevo equipamiento. Se han presentado, incluso, distintas propuestas; la última, en la pasada legislatura, apuntaba al solar de Betik como el mejor candidato, pero por ahora “no hay movimientos”, dice Azpiazu. “Con todo el deporte que se hace en Oñati en sus diversas modalidades las infraestructuras son escasas, y eso es algo que siempre hemos puesto de manifiesto”, agrega Inza.

En un año en el que toca soplar las velas del 75 cumpleaños de la entidad deportiva, Javi y Anton se congratulan del arraigo que el Aloña Mendi tiene en el pueblo, y del “sentimiento de pertenencia” que ha sabido crear. “Las bodas de oro fueron claves; en este tiempo otras secciones, como el ciclismo, la pelota y la espeleología, también han alcanzado el medio siglo. Y ahora, en el 75º aniversario, se refuerza aún más la identidad de la gran familia que es el Aloña, que agrupa bajo su paraguas distintas disciplinas deportivas”, señala Anton enfundado en la camiseta de su querido club.

En el programa conmemorativo que se ha preparado para festejar las bodas de diamante del Aloña Mendi, este domingo el protagonismo recae en Azkoagain. Antes del partido que enfrentará al primer equipo rojillo contra el Urki de Eibar (16.30 horas), se descubrirá una placa en el campo a ritmo de aurresku y se sacará una foto oficial.