El Coro Ametsa ha constituido un pilar fundamental en el panorama musical irundarra. Su fundación en 1957 dio paso en 1961 a la creación de la Sociedad Cultural Coro Ametsa, que cuenta en la actualidad con cuatro agrupaciones corales. La figura de Fernando Etxepare Díaz tuvo un importantísimo peso en la trayectoria de la entidad, como también la ha tenido la de su hijo, Fernando Etxepare Gómez, que actualmente dirige el Coro Ametsa y el Betiko Ametsa.

El Coro Ametsa cumplirá siete décadas dentro de tres años. ¿Cuáles han sido sus principales hitos durante todo este tiempo?

Hemos logrado premios en distintos concursos europeos, por ejemplo, en Arezzo, en Italia, en La Haya, en Holanda, así como en el Certamen Coral de Tolosa. Pero para mí, uno de los grandes hitos se ha producido en los últimos años, cuando hemos podido ofrecer en Irun obras como el Réquiem alemán de Brahms, la Novena de Beethoven, Carmina Burana y el Réquiem de Verdi. Son obras complicadas de realizar y que no son accesibles para todos los coros.

¿Así que podría decirse que el Coro Ametsa atraviesa un buen momento?

Diría que sí. En el 95, cuando me sugirieron su dirección, había muy pocos cantores. Lo hemos ido reconstruyendo y hoy en día somos cerca de 40 personas, contando con las que vienen a ayudar de vez en cuando, que trabajan constantemente para conseguir un nivel musical aceptable.

A lo largo del año, ¿a qué se dedica la agrupación?

Por un lado tenemos un convenio con el Ayuntamiento, por el que hacemos una serie de conciertos al año, y por otro lado están los que obtenemos por nuestra cuenta. También vamos a concursos y hace unos años ganamos el primer premio en un certamen nacional en Burgos. Para todo ello ensayamos tres veces a la semana.

Si hablamos de repertorio, ¿qué destacaría?

Yo diferencio dos variantes, una es la sinfónico-coral, que incluye todo lo que hacemos con orquestas, y por otro lado los conciertos que son a capella, sin acompañamiento. En nuestro repertorio también le doy mucha importancia al folklore vasco.

Nos hemos centrado en el Coro Ametsa, pero la Sociedad cuenta con otras agrupaciones.

Así es. Actualmente en la Sociedad se puede entrar con apenas un año, porque tenemos clases para bebés y hasta los cuatro años; después está el Ametsa Txiki Txikiak, hasta los 6; y de ahí al Ametsa Txiki, donde pueden estar hasta que les cambia la voz. Para los adultos tenemos el Coro Ametsa y el Betiko Ametsa.

¿Cuáles son las principales diferencias entre estos últimos?

Diría que la diferencia principal no es tanto la edad, sino las capacidades de los cantores. Puede uno tener 90 años y, si canta bien, estar en el Ametsa. Sin embargo, lo normal es que con la edad se vaya perdiendo la voz, igual que las facultades. Porque no solo se trata de tener buena voz, sino que también hay que aprender a cantar, y quienes tienen ese entrenamiento normalmente pueden estar cantando más tiempo. Por otro lado, en el Betiko no tienen tanto compromiso, hacen proyectos más locales y se lo pasan muy bien.

Existe la creencia de que el Betiko está integrado por personas que se han retirado del Ametsa.

Muchas sí, pero también entra gente que no ha sido cantor del Coro Ametsa. Y estoy seguro de que en Irun puede haber mucha gente que encajaría muy bien aquí.

¿Cree que hay gente a la que le da miedo venir porque considera que no daría la talla?

Sí. A esas personas les diría que se animen, que con nosotros van a aprender a cantar y seguro que estarán a gusto.

¿Se puede aprender a cantar bien?

¡Claro que sí! Teniendo una voz sana, se puede aprender a cantar. Al menos hay que intentarlo, porque veo que mucha gente mayor tiene muchos escrúpulos y me da pena.

¿Ofrece la Sociedad alguna formación particular para esa gente que quiere aprender?

La Sociedad ofrece clases de lenguaje musical, en grupos pequeños, y de canto, que son personalizadas

¿Cuál diría que es la situación actual de los coros en Gipuzkoa?

Hace 40 años Euskal Herria era un referente de la música coral en muchos lugares. Sin embargo, desgraciadamente ahora no lo es tanto, y algunas comunidades han tomado la delantera. Por otro lado, en el mundo de la música ha habido un claro retroceso en lo que al público se refiere, no solamente en Irun, sino en general. He leído declaraciones de personas relacionadas con este mundo en Gipuzkoa y opinan lo mismo. Y eso que creo que en Gipuzkoa estamos mucho mejor que en otros sitios; por lo que escucho y veo, en otras comunidades se hacen muchas menos cosas. Aquí tenemos los festivales, la Orquesta de Euskadi, la Quincena…

En lo que se refiere a Irun, ¿cuál es el problema actual?

Creo que en Irun también ha habido un retroceso y el reto actual es, entre todos, conseguir que el público vuelva a los escenarios.

¿Cómo?

Ciertamente es dificilísimo proponer una serie de medidas que avalen un cambio de la situación actual. En primer lugar, supongo que habría que analizar el porqué y los motivos que han provocado ese retroceso. Sin duda alguna la escuela es la mejor opción para poner en práctica esas medidas. Los maestros deberían ser los verdaderos influencers de los alumnos. Los padres también tienen mucho que decir y decidir y no es siempre fácil tomar decisiones. He pensado muchas veces en crear una escuela de padres para ayudarles. Por otro lado, los músicos también tenemos mucho que ver. Seguramente no hemos sabido motivar ni al público ni a nosotros mismos para atraerles a las salas de concierto. Evidentemente estas áreas de acción sólo son en mi opinión las más importantes, pero hay muchas más y, como decía, es bien difícil proponer medidas que supongan un cambio real de la regresión social.

¿Cuál es la situación de la cantera del Ametsa?

Hoy en día hay pocos niños. Cuando yo empecé en 1972, con ocho años, éramos 120 niños que pasábamos el tiempo cantando. Ahora hay unos 25 o 30. Ha ido disminuyendo y creo que se debe a una falta de interés.

¿Qué les diría a unos padres que nunca se han planteado apuntar a sus hijos al coro?

Que lo bueno que tiene cualquier actividad de este tipo, sea de orquesta, de coro o de otro tipo, es el ambiente y, sobre todo, los valores que se aprenden más allá de la música. Hay muchas normas no escritas que hay que cumplir: la disciplina, el respeto a los demás, etc. Además la música es muy beneficiosa, porque te ayuda a expresar sentimientos.

¿Le preocupa el futuro de la Sociedad?

En Irun han desaparecido muchos coros, y eso no es bueno. Lo único que me preocupa actualmente es que, si no se hace algo, en esta actividad cada vez habrá menos gente y que esas personas estarán menos cualificadas. Pero siempre va a haber futuro. Igual es que no entiendo que pueda haber un mundo sin coros, porque a mí la música me ha dado y me ha ayudado tanto, que pienso que puede ayudar a mucha gente, aunque no se dedique a ello en exclusiva.