Esta vez sí, el sol brilló durante todo el día y los irundarras pudieron disfrutar ayer de nuevo de la celebración del Carnaval.

Los conejos de Pascua de My Dance Studio.

La jornada del que ha sido bautizado como el Carnaval 2.0 comenzó por la mañana, en la plaza del Ensanche. Allí la asociación de comerciantes Bidashop pudo llevar a cabo el concurso de disfraces suspendido el pasado sábado por culpa del mal tiempo. Con un jurado compuesto por Miren Martín, propietaria de la tienda Tinta Comics, Jon Ugarte, concejal del Ayuntamiento de Irun, e Iñigo Mangas, de Ondare Kultur Elkartea, el certamen contó con tres categorías: individual, dúo y grupal.

Santiagoko Deabruak celebró el nuevo año chino.

Por la tarde, el tradicional desfile de Carnaval arrancó a las 17.00 horas desde la avenida Letxunborro. Lo encabezaban los joaldunak y los cabezudos y gigantes de Ondare Kultur Elkartea. Tras ellos, la asociación Aurreratu trasladó al público hasta el lejano Oeste, y la academia de baile Ainhoa a los años 80.

La comparsa de la escuela de bailes de salón Carlos Zapirain.

A los bailarines con vivos colores les seguía la escudería de 22 Academy. Después llegó, al ritmo de samba brasileira, la carroza de Jazzarte y, en contraste con el calor del país latino, la siguiente comparsa, la del AMPA de Elatzeta, estaba integrada por hadas de hielo.

Gazte Landetxa recreó el taller de Geepetto de la película Pinocho.

Tras las hadas se podían contemplar todo tipo de coloridos insectos, en la comparsa de El Pilar, mientras que Triku Harri escogió como temática el mundo del Mago de Oz.

También a una época lejana viajaron en la escuela de bailes de salón Carlos Zapirain, mientras que Santiagoko Deabruak celebró el nuevo año chino por todo lo alto.

El resto de comparsas recrearon muy diversos universos: el de Barbie (Pauso-K), el de Pinocho (Gazte Landetxa), el de la película de los 80 Fraggle Rock (AMPA San Juan Harri Irungo La Salle), el de Batman (AMPA San Vicente de Paul) y el de los conejos de Pascua (My Dance Studio).

Durante todo el desfile las aceras estuvieron llenas de gente, aunque fueron pocos los que se animaron a disfrazarse.

El buen ambiente siguió reinando al final del día en Irun, gracias al grupo Los Tranquilos que, como broche de oro al Carnaval 2.0, animó con música el entorno de las plazas Urdanibia San Juan.