Ekainberri acoge desde el pasado mes de diciembre una muestra titulada El arte de la caza. La exposición tiene como eje réplicas de propulsores prehistóricos realizados por el elgoibartarra José Julián Márquez, un apasionado por la Prehistoria que muestra buena parte de su obra en el museo Hezur de Elgoibar. Los propulsores tienen como finalidad impulsar las azagayas, unas armas de caza o de lucha semejantes a grandes flechas que serán las protagonistas de una exhibición que tendrá lugar mañana en el museo zestoarra. En ella, Márquez fabricará un arma de este tipo frente al público en un encuentro que tendrá lugar a las 12.00 horas. Los interesados en acudir deben inscribirse en el teléfono 943 868 811 o en el e-mail info@ekainberri.com. Desde Ekainberri recuerdan que para llegar al museo hay que completar a pie un tramo de 800 metros desde Zestoa, algo que conviene tener en cuenta a la hora de programar la visita.

Lleva casi 20 años dedicado a la fabricación de réplicas prehistóricas. ¿Qué le empujó a iniciarse en esta actividad?

Todo comenzó con una pequeña ancla anillada de bronce que encontré en la regata de Morterika, en Elgoibar. Se dató en la Edad de Bronce y se conserva en Gordailua, en el depósito para materiales arqueológicos de la Diputación Foral de Gipuzkoa. El descubrimiento de ese objeto hizo que se avivara la curiosidad que ya entonces sentía por la arqueología. Empecé a documentarme, a recabar información, imágenes y datos sobre la prehistoria y un buen día me animé a hacer mis primera réplicas. Recuerdo que fueron unas puntas de flecha hechas con rocas de sílex inglés que localicé en Ondarroa. Se usaba como lastre en los barcos que venían de vacío y se deshacían de ellas cuando llegaban al puerto para cargar.

Sus primeras réplicas fueron puntas de flecha, pero hoy en día podemos admirar en su museo todo tipo de piezas: hachas, mazas, pequeños ídolos, elementos ornamentales,....

Estuve unos años haciendo objetos pequeños, pero hace 16 años empecé a fabricar réplicas de propulsores utilizando huesos de animales y astas de ciervo. Luego llegaron réplicas de otras armas y herramientas que encontraba mientras me documentaba o navegaba por Internet, hasta crear el fondo de piezas que tengo en estos momentos en el museo Hezur.

Un simple vistazo a las vitrinas del museo sirve para darse cuenta del trabajo que ha dedicado a este proyecto. ¿Podría contabilizar las horas que ha invertido en crear todas estas réplicas?

Habré fabricado cerca de 1.500 réplicas en estos 20 años. Muchas están expuestas en el museo, pero tengo otras tantas guardadas. Hay material suficiente como para abrir un segundo museo. Se me hace difícil contabilizar cuántas horas les habré podido dedicar a todos estos trabajos, pero han sido muchas. La familia y el trabajo han sido siempre mi prioridad, así que la única alternativa que me quedaba para poder dedicar tiempo a esta afición era sacrificar horas de sueño y estirar el día todo lo posible.

La calidad de las replicas y su semejanza con las originales de las que proceden llama poderosamente la atención ¿Cuál es el proceso que le llevar a realizar réplicas tan fidedignas?

Hace unos días hice una venus para decorar un propulsor de asta de ciervo mientras paseaba por el bidegorri entre Elgoibar y Eibar. En esa ocasión utilicé un cuchillo de metal, pero normalmente recreo la fabricación de las armas y las herramientas prehistóricas utilizando las mismas técnicas y materiales que usaban ellos. La clave está en ponerse en el lugar del hombre prehistórico y pensar con qué tipo de roca, hueso o pedazo de madera fabricaría el arma o el útil que necesitaba y qué técnica usaría para hacerlo. Toca ponerse en su lugar y pensar como ellos, buscando soluciones para resolver los problemas que encontraban. En cierto modo, mi cabeza ya piensa como lo hacían ellos a la hora de hacer estos trabajos.

Profundicemos en esa identificación. ¿Qué le viene a la cabeza cuando piensa en los hombres y mujeres prehistóricos?

Pienso que prehistóricos somos todos. Vivimos en una sociedad acomodada, en la que todo está al alcance de la mano (comida, ropa, coche, móviles,…) Pero no dudo de que si eso desapareciera, volvería a salir el ser prehistórico que hay en nuestro interior. El ser humano busca soluciones a los problemas que se le presentan y no creo que, en una situación así, fueran diferentes a las que ellos adaptaron en su momento. De hecho, las herramientas que tenemos hoy no son sino una evolución de las que se diseñaron hace miles de años. Han cambiado los materiales y la fabricación pero, en esencia, el diseño de un cuchillo, un hacha o un martillo sigue siendo el mismo de entonces.