En el contexto de la fotografía, Punctum es el término utilizado para describir una punzada que atraviesa el corazón del receptor al contemplar una imagen, que evoca a memorias, personas o emociones pasadas. No obstante, para Pedro Gaztañaga, este concepto no solo cumple con esa función, sino que también sirve como hilo conductor en su nueva serie de retratos; veintiuna obras que destacan por su extrema belleza y derroche de arte. Se trata de las pinturas que estos días, desde el 13 de enero hasta el 9 de febrero, visten las paredes de la Sala de Exposiciones del Palacio Barrena de Ordizia.

Veinte personas, así como varios animales, dan vida a cada lienzo. “Me gusta pintar retratos, ya que busco crear una conexión entre el modelo y el artista, y a través de esa interacción, contar una historia conjunta”, explica Gaztañaga. Cabe subrayar que el estilo de retrato de este artista ordiziarra se distingue por su enfoque realista, logrando capturar un parecido asombroso con la imagen real. “Lo que me gusta no es inventar una cara, sino copiarla”, asegura. Con el fin de alcanzar esa destacada semejanza, realiza bocetos previos al trabajo final, los cuales ocupan su propio lugar en la exposición actual. “Es la primera vez que exhibo los bocetos que elaboro”, anuncia. Desde que los comparte en sus redes sociales (gaztanag.art), ha experimentado un aumento en las solicitudes de personas que desean encargar la creación de uno de ellos.

Dos coloridas creaciones de Pedro Gaztañaga expuestas en Ordizia.

Al mismo tiempo, los protagonistas retratados se sitúan en un entorno que Pedro Gaztañaga construye desde su imaginación más mágica: “Me invento completamente el entorno o introduzco variaciones en el real”.

En estas creaciones, Gaztañaga emplea una paleta de colores vibrante lograda mediante la mezcla de óleo y pintura acrílica, creando así una experiencia visual única: “Tenía claro que quería experimentar con el color en esta serie; me apetecía mucho”. Sin embargo, sostiene que en el inicio del proceso “no tenía una propuesta de colores clara”, permitiendo que ésta surgiera de forma natural. También, las sombras desempeñan un papel destacado en varias de las veintiuna pinturas, especialmente en aquellas que se agrupan en el subgénero Komorebi. “Es una palabra japonesa que significa la luz del sol que se filtra a través de las hojas de un árbol”, detalla. “Es un concepto que me apetecía utilizar, ya que define el valor que la cultura japonesa otorga a la sombra”, agrega. “Quería elogiarla”. Además, lo hace con el color como su máximo aliado.

Algunos de los bocetos exhibidos en el Palacio Barrena.

A su vez, la exposición Punctum se compone de otras dos variantes. Una de ellas recibe el nombre de The real gentlemen’s club, la cual no está necesariamente integrada por figuras masculinas: “El título surgió de una conversación con un jugador de rugby a quien retraté en una serie anterior”. Aunque en sus inicios el tema se centraba principalmente en modelos masculinos, mayoritariamente jugadores de rugby, en la actualidad abarca a diversas personas, incluyendo incluso a mujeres empoderadas: “Quise ampliar la diversidad e invitar a cualquiera que deseara formar parte de él”. Este es el caso de una directora de escena de ópera que solicitó ser incluida en este mágico Club de Caballeros.

No obstante, en esta colección, las mujeres disponen, también, de su propio subgénero, en el cual Gaztañaga ha buscado representar a la mujer desde una perspectiva de admiración. El título adjudicado es She saved the world today. “Quería destacar a las mujeres que hacen lo que les place”, comenta. Pero vuelve a recordar que las diferentes variantes “se entrelazan unas con otras”.

Asimismo, toda esta serie de cuadros destaca por su imponente tamaño, atrapando la atención del espectador desde el primer instante en que se les contempla. “Me atrae la desproporción, esa posibilidad de crear algo más grande lo que es”, relata.

El objetivo de esta exposición es transmitir belleza, pero teniendo en cuenta, subraya, la subjetividad de la misma.