Pasaia – Según recoge Txema Ruiz en su último libro, las relaciones entre Donostia y los diferentes distritos de Pasaia han sido difíciles desde que estos se crearon hasta hoy en día, principalmente por dos asuntos: la gestión del puerto y sus riquezas y las mugas. El deslinde que está en vigor hoy en día es el de 1939, recién acabada la Guerra Civil. Sin embargo, este fue calificado como provisional, ya que había discrepancias. Una provisionalidad que en el libro se dice que dura ya 84 años.

¿Cómo surgió la idea de escribir otro libro sobre la historia de Pasaia?

–La asociación donostiarra Helduen Hitza me propuso preparar una charla. Es una asociación muy grande, de unas 300 personas. Al final en el mes de enero daré dos charlas sobre las difíciles relaciones entre Donostia y la bahía de Pasaia, una será en Aiete y otra en la casa de cultura de Okendo.

¿La preparación de esas charlas fue entonces el germen del libro?

–Sí. Después de escribir Recorrido desordenado por la historia de Antxo le prometí a mi mujer que no escribiría más libros, pero en verano, cuando me puse a preparar esa primera charla empecé a escribir hojas y más hojas y pensé que eso para la charla no me servía, porque solo tengo hora y cuarto para hablar, pero pensé que sí podía valer para otro libro. Es el quinto que escribo.

¿Qué temas abarca el libro?

–Comienzo con los nacimientos como villa de Donostia en 1180 y de las comunidades de la bahía. La primera fue Donibane que se separó de Hondarribia en 1770, en 1805 se crea la Villa de Pasages al independizarse San Pedro de Donostia y unirse a San Juan. En 1890 Antxo pasa a ser parte de Pasages y finalmente en 1980 Trintxerpe se convierte en el cuarto distrito de Pasaia. Es un libro amplio, no hablo solo de Pasaia.

La publicación de la creación de la Villa de Pasages y sus mugas hizo correr ríos de tinta.

–Aquí también hablo mucho de Vargas Ponce. En su informe al Rey, que dará origen a la Real Orden por la que se funda la Villa de Pasages el 1 de junio de 1805, Vargas Ponce propone, entre otras cuestiones, reducir a una sola villa en lo civil y eclesiástico a las dos poblaciones de Pasajes y que San Sebastián retire el Regidor-Torrero y los dependientes que tenía en San Pedro. Pero la creación de Pasages no fue fácil, pues San Sebastián no cesó en recurrir la decisión real.

En el libro también explica la creación de Oiartzun y Errenteria.

–En 1320 Alfonso XI de Castilla funda la Villa de Villanueva de Oyarço, que incluía “la Rentería y Oyarzun” en un pequeño núcleo de población llamado Orereta, que era la parte amurallada de Errenteria, con el ayuntamiento y la iglesia. Antes del índice incluyo una reproducción de lo que era Orereta en 1610. No obstante, ante los problemas de convivencia Oyarzun se separará de Rentería en 1453. Oiartzun pierde así su acceso a la bahía.

En el título habla de las comunidades de la bahía, en vez de Pasaia o Pasages.

–Sí, porque también hablo de Hondarribia, Oiartzun, Lezo y hablo mucho de Rentería, porque era la villa que se disputaba con Donostia la preponderancia económica de la bahía y de su entorno. Las disputas en las Juntas Generales eran gordísimas. Como las Juntas habitualmente fallaban a favor de Donostia, Rentería entendió que eran parciales y en 1577 quiso salirse de Gipuzkoa e integrarse en Navarra.

¿Cuándo surgieron las primeras desavenencias entre Donostia y las comunidades de la bahía?

–Puede decirse que desde el principio las relaciones fueron tensas. En el libro se señala 1376 como el origen de los problemas al otorgar el Rey Enrique II privilegios excesivos a San Sebastián. Estas tensiones sobre los límites jurisdiccionales todavía perduran.

¿Qué disputa destacaría en los primeros años?

–En San Juan (en 1594), la gente con el vicario a la cabeza zurró al alcalde de Donostia. Parece ser que el cementerio era objeto de desmanes y orgías por parte de algunos soldados y militares extranjeros que llegaban a San Juan, por lo que el Consejo decidió rodear el cementerio con un muro para que no pudieran entrar. No obstante, el cementerio de San Juan, que se encontraba cerca de la actual iglesia de Bonanza, al encontrarse en terrenos inundables, estaba bajo la jurisdicción de Donostia. El alcalde se sintió ofendido y al intentar dos canteranos derribar el muro comenzó una pelea. Donostia se querelló contra San Juan por levantar el muro sin su permiso, pero tanto el Vicario General de Pamplona como el de Burgos dieron la razón a San Juan. El mismo vicario de San Juan tuvo un papel muy importante al evitar que se quemase San Juan.

¿Cuándo ocurrió ese acontecimiento?

–El vicario Miguel de Villaviciosa en los siguientes años impidió que se quemase San Juan con todas sus casas y enseres. El Rey era partidario de la quema de todo San Juan como modo de evitar la propagación de una terrible epidemia, ya que sus barcos no podían salir de Rentería por la epidemia en Pasages. Pero Miguel de Villaviciosa le convenció de llevar a cabo, en su lugar, un proceso de desinfección.

Los conflictos religiosos con motivo de las lindes no acabaron ahí.

–No. La iglesia de San Juan de la Ribera, en el emplazamiento de la actual basílica de la Ribera, pertenecía a San Sebastián. Esta jurisdicción les daba ciertos privilegios en las principales festividades del año, como las de ocupar lugares preeminentes en las celebraciones. Ante esto, los sanjuandarras decidieron construir un templo alejado de la orilla, fuera de los terrenos de San Sebastián, bajo la advocavión de San Juan Bautista e inaugurado en 1643. Allí trasladaron el sagrario y la pila bautismal de la basílica de la Ribera. San Sebastián interpuso una querella porque el traslado de ambos enseres se había hecho sin su consentimiento, pero una vez más dieron la razón a San Juan.

¿Cuál ere el interés de Donostia en que Pasages fuera su jurisdicción?

–La bahía de Pasaia se administraba desde la Torre, que se encontraba en San Pedro y pertenecía a Donostia. Allí estaba la autoridad sobre la bahía que se cambiaba cada seis meses. En esos seis meses se hacían ricos, ya que compraban a todo el mundo, vendían piedra para que los barcos se estabalizasen...

La bahía de Pasaia también era muy conocida por sus astilleros, a los que dedica un capítulo del libro.

–Las guerras generaron la creación de grandes astilleros en la bahía. Los principales se establecieron en Bordalaborda, pero en San Juan también los había en Alaburtza y en la zona de la plaza. En San Pedro estaban los de Torreatzi, Kodemasti... Incluso en Rentería y en lo que sería Antxo, que entonces tenían acceso al mar, había varios astilleros.

¿Dónde se puede adquirir el libro?

–En las librerías y algunas panaderías de Pasaia. Además, en Donostia en la librería Hontza, calle Oquendo; en el quiosco de la Bretxa y en la librería de la calle Secundino Esnaola, frente a la plaza Nafarroa Behera de Gros.