La sangre es un bien preciado que, a día de hoy, sigue sin poder ser producido de manera artificial. Esta circunstancia convierte en vital la labor solidaria de los voluntarios que responden a los llamamientos de las delegaciones que Donantes de Sangre tiene repartidas por toda Gipuzkoa. Esta solidaridad se manifiesta de manera clara en los distintos pueblos de Urola Erdia, y la comarca ha sido testigo de ello con la entrega de insignias y diplomas a los donantes más comprometidos con la asociación. Ese ha sido el caso de Zestoa, donde hace unos días se homenajeó a ocho voluntarios por haber donado sangre en 25, 50 y 60 ocasiones, respectivamente, dependiendo de cada caso. Las extracciones que se han llevado a cabo en Zestoa han sido 271, una cifra que la delegación local espera ver incrementada en el futuro incorporando a los más jóvenes a esta iniciativa.

A pocos kilómetros de Zestoa, Azpeitia fue testigo de un acto similar. En este caso fueron 19 los homenajeados, 17 donantes de Azpeitia y dos más de Errezil. Durante el acto de reconocimiento se entregaron insignias a ocho donantes por haber donado sangre en 25 ocasiones, a tres por haberlo hecho en 40, y a cinco más por haber donado sangre 50 veces, para terminar con el homenaje a un donante que ha donado sangre 74 veces y a otros dos que lo han hecho en 100 ocasiones.

Otra localidad que destaca en todo lo que se refiere a las donaciones de sangre es Azkoitia. Cada nueva convocatoria de la delegación local se traduce en una notable respuesta de los azkoitiarras, lo que da como resultado que cada año está localidad registre un número particularmente alto de donantes homenajeados en cada acto de reconocimiento a los donantes más fieles y comprometidos. Este año no ha sido una excepción y han sido 47 los donantes de Azkoitia que han recibido el reconocimiento de la delegación local de Donantes de Sangre por haber cubierto el cupo exigido para recibir las medallas y diplomas por esta solidaria labor, que va de un mínimo de 25 donaciones hasta las 100 o más realizadas por los donantes más fieles y constantes.

Estos datos son, sin lugar a dudas, muy ilusionantes y responden en buena medida al trabajo que desarrolla el equipo formado por Luis Arregi Ispizu, su hijo, Mikel Arregi, y Juanjo Ruiz de Azua. “El pueblo de Azkoitia es generoso. Lleva años demostrándolo, donando sangre de manera continuada. A día de hoy tenemos 840 donantes en la localidad, de los que 488 son hombres y 352 mujeres, lo que no está nada mal para un pueblo como Azkoitia. Este último año hemos obtenido 1.580 bolsas de sangre y 50 de plasma, lo que nos sitúa dentro de las cifras previas a la pandemia, un hecho que es francamente positivo”, manifestó Luis Arregi, el más veterano de los tres.

La labor de las delegaciones de Donantes de Sangre se sustenta en buena medida en el trabajo desinteresado que realizan los delegados de esta asociación repartidos por los distintos pueblos de la provincia. Es una labor callada, sin apenas reconocimiento, que resulta vital, ya que nadie sabe cuándo va a ser necesaria esa sangre para salvar una vida o ayudar a un enfermo. Luis Arregi es uno de esos delegados, que como otros muchos repartidos a lo largo y ancho de Gipuzkoa y el País Vasco, hace todo lo que está en su mano para que crezca el número de donantes y, con él, el de donaciones.

Arregi se hizo donante poco después de terminar el servicio militar. ”Vi de primera mano la importancia de tener reservas de sangre. Tenía que someterme a un pequeña operación en San Sebastián y, justo al lado, tenia a un paciente en una situación bastante más delicada que la mía. Cuando volví de la operación vi que a él no lo habían podido operar porque no había sangre del tipo de la que él necesitaba. Ese hecho me impactó. Pensé que tenía que hacer algo y decidí hacerme donante de sangre”.

Cerca de cumplir ya los 77 años, Arregi se mantuvo como donante hasta que la edad se lo permitió. Cuando cumplió los 70 años se vio obligado a renunciar a seguir donando, pero eso no le impidió continuar trabajando como responsable de la delegación para captar nuevos donantes y animar a los más reticentes a sumarse a esta labor solidaria cada vez que al autobanco de Donantes de Sangre de Gipuzkoa llega a Azkoitia. Se trata de una labor que Arregi lleva desempeñado cuatro décadas, ya que entró a formar parte de la delegación en 1983.A estas alturas de la historia Arregi cree que, después de 40 años, ya ha llegado el momento de que alguien coja su testigo y se haga con las riendas de la delegación, aportando nuevas ideas y formas de trabajar, y así lo ha manifestado en varias ocasiones al resto de los donantes. Sin embargo, todavía no hay nadie que se haya animado a dar ese paso.

Mientras llega ese momento, Arregi no va a cesar en su labor de captación de nuevos donantes, y en este apartado ve crucial movilizar a los más jóvenes. “La gente joven es el futuro. Les animamos a apuntarse, pero lo cierto es que no tienen otro remedio que implicarse. Si no lo hacen, no habrá sangre ni para ellos ni para nadie. Nuestro objetivo, por lo tanto, es explicarles la importancia del gesto de donar, y creemos que lo entienden. Si de tres a los que se lo planteamos, uno se anima a donar estamos contentos. Una vez que vienen a donar lo que hacemos es invitarles a que la próxima vez vengan acompañados de un amigo. Es una cadena en la que participamos todos y que no se puede romper”, terminó diciendo Arregi.