El Rally Dakar se disputará en Arabia Saudí entre los días 5 y 19 de enero. Entre los corredores que estarán en la línea de salida estará Fernando García, un soraluzetarra radicado en la villa armera desde hace muchos años, donde dirige el taller mecánico Garajes García.

García participará junto con el equipo Euskadi 4x4 en la prueba Dakar Classic, una competición paralela al Rally Dakar reservada a vehículos fabricados antes del 1 de enero de 2000. Junto a él estarán Ignacio Corcuera, Livingstone, un piloto que suma varios Dakar a sus espaldas, y el vizcaíno David Naveira.

El equipo vasco encarará el reto a bordo de un camión Mercedes de casi 50 años de antigüedad que han estado cuidando con mimo para ponerlo a punto y poder afrontar con garantías el desafío. Ese reto lo han querido acompañar de un recuerdo a la figura de la piloto María de Villota, una pionera del mundo del automovilismo fallecida en 2014 con tan solo 34 años de edad, y han rotulado con su nombre la caja en la que llevan los repuestos y el material que necesitarán para afrontar los 15 días de carrera por el desierto saudí.

El camión ya está en el Puerto Olímpico de Barcelona, donde este fin de semana ha sido sometido a una serie de verificaciones técnicas para comprobar que estaba en condiciones de tomar parte en la prueba. A partir de aquí se inicia una cuenta atrás que pasará en primer lugar por su traslado hasta Arabia Saudí por vía marítima junto al resto de vehículos que partirán desde España. Una vez en su destino, solo quedará esperar a que llegue el 5 de enero y los vehículos empiecen a rodar por el desierto.

¿Es consciente de que queda poco de un mes para que se dé el banderazo de salida al Dakar?

Para mí en ese momento se cumplirá un sueño. Me encanta el mundo del motor y siento pasión por el Dakar, pero nunca imaginé que podría tomar parte en esta prueba y que lo haría junto a pilotos como Carlos Sáinz, Stepháne Peterhansel, Nani Roma o Nasser Al-Attiyah, un conductor por el que siento una especial admiración. Siendo muy joven vi algunos de los coches y camiones que participaban en la prueba atravesando las carreteras del País Vasco camino de África, cuando la carrera partía de París. Quedé fascinado y a día hoy lo sigo estando. Me encanta el Dakar. Soy muy seguidor del Eibar, pero cuando llega el Dakar en mi casa la carrera es casi lo único que se ve.

Las arenas del desierto son las grandes protagonistas del Dakar. ¿Cómo cree que responderá en un entorno tan hostil y exigente para vehículos y personas?

Toda la vida he sentido una especial atracción por el desierto. De hecho, no es un entorno nuevo para mí. Parte de esa fascinación por el desierto la he podido satisfacer con mi participación en la Pandemónium. Se trata una prueba de carácter solidario que tiene lugar en Marruecos y discurre por tramos por los que solía pasar el París-Dakar cuando esta carrera tenía lugar en África. Los vehículos que participan en esa carrera deben tener más de 25 años y una cilindrada no superior los 1.300 cc. En las primeras ediciones participé con un Citröen AX de 45 cv que luego cambié por una furgoneta Citröen C15 de 55 cv. Tiene más capacidad de carga y nos permite llevar más juguetes y ropa de abrigo a los niños y a las familias de los lugares que visitamos en cada edición.

¿En qué momento pensó que estaba en condiciones de marcarse un nuevo desafío y embarcarse en la aventura del Dakar?

Sinceramente no sé cuando se gestó esa idea en mi cabeza. Creo que es el resultado de un proceso que empezó a tomar forma desde mi primera participación en el Pandemónium. Las experiencias que he vivido en las ediciones posteriores me han hecho ir ganando en confianza para afrontar este tipo de desafíos. Después de mi último viaje ya me empecé a plantear la posibilidad de inscribirme en el Dakar Classic. De hecho, mi primera idea fue preparar la furgoneta C15 de la Pandemónium y hacerme con una plaza en la Dakar Classic.

¿Qué sucedió para desistir e integrarse en el equipo Euskadi 4x4?

Una serie de coincidencias me llevaron hasta Ignacio Corcuera, más conocido como Livingstone. Ha corrido seis veces el Dakar y me comentó que tenía una plaza en el camión con el que iba participar este año. Lo pensé y me sumé a la aventura, así que el 5 de enero estaré en la salida de la Dakar Classic junto a Livingstone, que desempeñará las funciones de piloto, y David Naveira, un mecánico de Zalla que abandonará por unas semanas su taller Astotxo Motor, para actuar como copiloto y mecánico. Yo aportaré mi granito de arena como copiloto, pero mi cometido estará más centrado en todo lo relativo a la parte mecánica.

¿Qué nos puede decir del camión con el que afrontarán el desafío?

Es un Mercedes Unimog de 1986. En origen fue utilizado como quitanieves y ahora le tocará medirse a la arena del desierto. También se usó en el mantenimiento de la línea del ferrocarril, para lo que contaba con un sistema de adaptación que le permitía circular por la vía férrea. Dispone de una caja de cambios con ocho marchas hacia adelante y ocho hacia atrás, muy útiles cuando se trata de avanzar o de retroceder por las vías. También fue utilizado por bomberos para sus prácticas de conducción de camiones. Sin lugar a dudas es un vehículo con una vida particular

¿Cuáles son sus características principales?

No llega a los 150 cv de potencia pero es una máquina espectacular, muy bien construida, a pesar de tener casi 50 años. Es un vehículo duro, muy rígido, con amortiguadores de muelles de origen en lugar de ballestas que lo hacen adecuado para un recorrido tan exigente como el del Dakar en el que circularemos infinidad de horas sobre arena y dunas. Llevamos trabajando en su puesta a punto desde agosto. Le hemos colocado barras antivuelco, y le hemos cambiado y mejorado la junta de culata y el turbo, que estaba tocado. También le hemos puesto ruedas nuevas, pastillas y frenos, aceite, líquidos en todos sus engranajes,… Ha habido jornadas maratonianas hasta altas horas de la madrugada, pero el resultado ha sido espectacular.

¿Qué les espera cuando lleguen a Arabia Saudí y la competición eché a andar? ¿Cuál es su principal preocupación?

Tenemos por delante un recorrido 8.000 kilómetros en 15 etapas. Los problemas pueden surgir en cualquier sitio. Lo que más me preocupa es que volquemos, no por velocidad, sino porque es un camión con un centro de gravedad alto y puede ser un handicap si entras mal en alguna duna. Además, esta edición será la primera con una etapa de 300 kilómetros de dunas. He dicho que me sentía atraído por el desierto, pero está claro que me voy a a hartar de ver arena.

¿Cuál es el objetivo del equipo Euskadi 4x4?

Livingstone se define como aventurero, no como piloto. No va al Dakar a correr, sino a vivir la aventura y a tratar de completar la prueba. Si su intención es llegar, la mía es acompañarle en ese desafío y cumplir el sueño de correr el Dakar. El sueño se empezará a cumplir cuando me vea en la línea de salida y comencemos a circular. A partir de ahí, que suceda lo que tenga que suceder. l