El Ayuntamiento de Soraluze ya se ha hecho una primera composición de lugar sobre el futuro de las cuatro presas situadas en el cauce del río Deba que tanta controversia está generando. La sesión con la que se cerró el proceso participativo que ha tenido lugar en el Herri Antzokia en las últimas semanas sirvió para hacer pública una primera valoración en la que se posicionó a favor de no poner reparos a actuar sobre las presas de Zuloaga y Olea, “si así se estima desde las entidades encargadas de la gestión del río”. Caso distinto es el de las presas de Olabarrena e Igarate-Malmero, para las que el Ayuntamiento reclama un tratamiento específico en base al valor identitario que tienen para los vecinos de Soraluze. En el caso de Olabarrena plantea a URA y a la Diputación Foral de Gipuzkoa que presenten un proyecto conjunto a tenor de los diferentes planeamientos propuestos por ambas entidades, mientras que en Igarate-Malmero destaca las incertidumbres sobre el impacto que una actuación en esta presa tendría en el paisaje y aboga por reclamar a las instituciones implicadas “un proyecto que contemple las opiniones de la ciudadanía, la puesta en valor del patrimonio y la imagen final del río”. Tal y como manifestó el alcalde de Soraluze, Unai Larreategi, estas conclusiones suponen el cierre de una primera fase de debate a la que seguirá un proceso de reflexión que determinará los pasos a dar, en base siempre a un amplio consenso. “En el caso de no haberlo”-dijo-“ nos replantearíamos las conclusiones”.

La valoración del Ayuntamiento parte de las conclusiones generales que ha obtenido en el transcurso del proceso participativo del Herri An-tzokia. La primera es que las presas son perjudiciales para el río al tratarse de construcciones levantadas por intereses ajenos al medio ambiente. Este hecho se contrapone a la función social que acompaña a estas construcciones, dentro de la que conviven aspectos como la generación de energía, en el caso de las que están activas, y las de tipo identitario, al convertirse en señas de identidad de las poblaciones en las que se ubican, pasando por otras que no cumplen ni con una función ni con otra. La tercera incide en el riesgo de inundación que conllevan presas y puentes al suponer un obstáculo para el caudal del río y elevar la lamina de agua. La cuarta se vincula a la puesta en valor patrimonial de estas construcciones y concluye que ”se puede llevar a cabo tanto si son mantenidas en su totalidad como si son demolidas parcial o totalmente”.