Sorprendidos y desbordados desde primera hora de la mañana de este domingo, justos de personal para tanto cliente, atendiendo más de la cuenta al teléfono y con un punto de enfado también, los responsables de la Churrería Santa Lucía de la Parte Vieja aseguran que seguirán trabajando con el local abierto unos días más y que “aún no tenemos fecha de cierre”, sin querer dar más detalles sobre el supuesto traspaso que se consumaría el 1 de octubre. Este mismo lunes, como es habitual, el establecimiento volverá a abrir sus puertas de 8.15 a 21.00 horas, pese a que algunos medios han anunciado en las últimas horas el cierre inminente del negocio y fijaban este domingo como el final de una etapa. El local seguirá abierto al menos hasta el miércoles.

Los churros con chocolate de la Churrería Santa Lucía cotizaban al alza este domingo, el día que un medio de comunicación había anunciado su cierre inminente y sorpresivo de un día para otro. La sorpresa era mayúscula en el número 6 de la calle Puerto al leer la noticia, que fue replicada en las redes sociales. “Menuda faena nos han hecho”, admitía Javier del Orden, uno de los responsables del establecimiento, a este periódico.

Pero el anunciado adiós a 66 años de trayectoria no se producirá todavía, tal y como ha asegurado este mismo domingo uno de sus responsables, Javier del Orden. La noticia del cierre había alcanzado cierta notoriedad el sábado a partir de un mensaje en la red social X (antes Twitter), en el que no se hacían referencias temporales; y unas horas después, un periódico local ponía fecha y hora al cierre: las 21.00 horas de este domingo. Sus propietarios lo niegan tajantemente.

La Churrería Santa Lucía es un “negocio a la vieja usanza”, acostumbrado a abrir sus puertas todos los días de la semana, 365 al año, de 8.15 a 21.00 horas generalmente y hasta las diez de la noche los sábados. Sólo la pandemia alteró este frenético ritmo de trabajo que se retomó después y seguirá al menos un poco más.

20

Decenas de personas despiden a la Churrería Santa Lucía de la Parte Vieja Arnaitz Rubio

Ha logrado sobrevivir con el cartel de churrería-chocolatería en pleno casco viejo donostiarra, entre turistas a la caza de pintxos, adaptando su oferta a los nuevos tiempos. Son ya 66 años de historia, gracias al esfuerzo de tres generaciones.

La Churrería Santa Lucía abrió sus puertas en 1956 y se ha mantenido hasta sus últimos días como uno de los lugares con más solera de la Parte Vieja. Está regentada actualmente por los hermanos Patxi y Javier del Orden, que en enero del pasado año abrieron sus puertas a NOTICIAS DE GIPUZKOA para mostrar su nuevo formato de chocolate con churros para llevar, integrados ambos en un cucurucho con el vaso incorporado y una rendija para una cucharilla o una servilleta, con la que poder transportar el chocolate y los churros con una sola mano y degustarlos fuera del establecimiento, al aire libre, algo que "antes, era materialmente imposible".

El establecimiento fue fundado por sus abuelos, Rufina y Julián, a mediados del siglo XX. Por aquel entonces, la pareja era dueña de tiendas de comestibles y bodegones en barrios como Martutene y Loiola. Según explicó Patxi entonces a este periódico, sus abuelos "se dieron cuenta de que no había negocios de este tipo y les pareció una idea factible de llevar a cabo". El tiempo les ha dado la razón.

La churrería se instaló primero en las inmediaciones de la calle Mayor, en un local alquilado, frente al atrio de la iglesia de Santa María, y se trasladó finalmente al número 6 de la calle Puerto en 1976. Son ya 47 años en el mismo emplazamiento. El local comenzó con un menú que clásico de una chocolatería-churrería: desayunos y meriendas en torno al producto estrella, el chocolate con churros.

Después de Rufina y Julián, tomaron el relevo sus hijos, Julián y Daniel, que estuvieron al frente durante casi 40 años. Y en esa época, el negocio se fue adaptando a los tiempos y ha ido incorporando al menú "lo que la gente pide", que en el nuevo siglo XXI dio paso a la parte salada del menú de esta churrería: sándwiches, hamburguesas, patatas fritas y elementos que forman parte de la típica comida rápida y que funciona muy bien, especialmente en verano, ya que la clientela se lo puede llevar en cucuruchos para consumirlo en el exterior.

El Grupo Garrancho gestionará el local a partir del 1 de octubre y prevé abrir un local de "gastronomía local" para le inicio de 2024

Según explico Patxi del Orden a este periódico, en invierno, los clientes habituales y personas conocidas por los dueños suponen el 60% del total de la clientela, frente a otro 40% de gente que "pasa por la calle", entre los que se encuentran turistas de otrros países, principalmente Francia, los países nórdicos, Estados Unidos, Australia, Chile o Argentina, entre otros. En verano, el porcentaje se invierte.

Hasta Barbra Streisand

Por este local han pasado también celebridades como Barbra Streisand, jugadores de fútbol muy conocidos y actores como Noah Schnapp, que encarna al personaje de Will en la archiconocida serie de Netflix Stranger Things, mientras grababa una película en Biarritz, sin que los dueños lo reconocieran hasta que, una vez salió del local, un mensaje del propio actor en redes sociales revelando su ubicación alertó a los propietarios.

Según la información publicada en otro medio, el Grupo Garrancho tomará las riendas del local formalmente el 1 de octubre para abrir un local de “gastronomía local”, pero haciendo “un guiño” a la actual churrería, de la que conservaría los bancos de madera.

El Grupo Garrancho es el grupo hostelero propietario de cinco bares y restaurantes de la Parte Vieja, como son Casa Vergara, Juanito Kojua, Alderdi Zahar, Mesón Portaletas y Fermín Calbetón; otro en el centro, Cortazar Donostia; dos en Irun, como son Virginia Mendibil y Virginia Luis Mariano; además de la pensión DOT Rooms, justo encima de La Mejillonera, también en la calle Puerto, donde ahora acumulará otro local, el cuarto.