Ya desde la madrugada se ha percibido que la jornada iba a resultar calurosa. También antes de que saliera el sol podía escucharse en las calles a las diversas compañías desfilando en busca de sus cantineras, para dirigirse después a Gernikako Arbola, lugar de encuentro para todas ellas.

Con la habitual puntualidad, la Escuadra de Hacheros ha dado inicio el desfile a las 8.55, de forma que, como manda la tradición, a las 9.00 horas su nuevo cabo, Braulio Arizmendi, ha atravesado el Arco de Santa María, provocando un estallido de vítores y aplausos por parte del público, que no cesaría durante toda la subida de la calle Mayor, principalmente al paso de las 20 cantineras.

Tras reunirse todas las tropas en Arma Plaza, a las 9.50 y con la Tamborrada al frente, los capitanes de las demás compañías y unidades ha escoltado a Arkoll hasta la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción y del Manzano. Ha sido uno de los momentos más importantes de la jornada, o al menos el más novedoso. Y es que después de 26 años, la compañía Arkoll ha recuperado la responsabilidad de portar la bandera del pueblo.

Durante este cuarto de siglo, la unidad se ha limitado a trasladar el estandarte de la Virgen, mientras que la bandera era portada por la Corporación Municipal. No obstante, dado que el alcalde ya había anunciado que la Corporación no se incorporaría al Alarde para realizar el final del recorrido hasta Saindua, como venía siendo habitual, sino solamente hasta la Alameda, Hondarribiko Alardea decidió realizar una réplica de la bandera del pueblo, que ha llevado el abanderado Mikel Galarza.

Al regreso a la plaza, el burgomaestre, Gregorio Alkain, que se ha estrenado en el cargo, ordenó tres descargas de infantería, momento en el que el capitán de Artillería sufrió un pequeño susto, ya que se ha caído del caballo, aunque no ha habido que lamentar lesiones.

Una vez abandonada Arma Plaza y en su camino hacia Saindua, cada una de las compañías de infantería ha realizado una descarga más frente a la parroquia, llenando la calle Mayor del característico humo con olor a pólvora de las escopetas del Alarde. Después, las unidades han llegado a la ermita en la que finaliza el recorrido matutino, donde los capitanes han saludado al burgomaestre y ordenaron a sus respectivas tropas una última salva antes de romper filas y poner rumbo a Guadalupe.

Renovando el voto. Tras el desfile de la mañana, las compañías se han trasladado a las campas de Guadalupe, donde un año más ha reinado un ambiente alegre y festivo, con cientos de hondarribiarras disfrutando del buen tiempo y de su día grande entre familiares y amigos.

En el Santuario se ha efectuado después la misa de renovación del voto a la Virgen. Este acto conmemora la resistencia de Hondarribia en el asedio francés a la ciudad amurallada en el año 1638. En presencia de la Corporación municipal se ha vuelto a sellar la promesa en el templo de Guadalupe, para dar comienzo después al desfile que el Alarde realiza en este monte.