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Astigarraga dará a la vieja casa nueva vida

Astigarraga dará a la vieja casa nueva vida

El Ayuntamiento de Astigarraga finalizó en el mes de marzo un proceso participativo para definir el futuro de la antigua casa de cultura que el Ayuntamiento puso en marcha un año antes.

El edificio ubicado junto al museo Sagardoetxea funcionó como casa de cultura hasta que, en septiembre de 2020, se inauguró el nuevo centro cultural de Erribera en el barrio Urumea Berri para dar respuesta a las necesidades de una población en constante crecimiento.

Por tanto, el objetivo del proceso participativo que duró un año era que el Ayuntamiento recogiera las opiniones de la ciudadanía y de diversas asociaciones locales sobre el futuro de la antigua casa de cultura mediante entrevistas, cuestionarios y sesiones abiertas.

Dicha recopilación de información se llevó a cabo principalmente en relación a tres cuestiones: el uso del edificio, la distribución del espacio y el funcionamiento del mismo.

Actualmente en el edificio se encuentran oficinas municipales y de la Sagardoetxea, el servicio de orientación sexual Plax, el euskaltegi AEK, el gazteleku y espacios para las asociaciones. La mayoría de estos servicios abandonarán el edificio, en palabras del Consistorio, “a medio plazo”.

Así las cosas, las personas que participaron en el proceso concluyeron que el edificio debe integrar los siguiente valores: carácter social, intergeneracional, local (del pueblo y para el pueblo), abierto, de uso comunitario y un espacio para la cocreación.

Con respecto al uso del edificio, propusieron dos funciones para la antigua casa de cultura: por un lado, el gazteleku y por otro lado, dos plantas para las asociaciones y agentes de la localidad.

En relación a la distribución propusieron que la Sagardoetxea sea un edificio independiente, con acceso propio y sin ninguna conexión con el edificio de la antigua casa de cultura. En este sentido, plantearon la opción de ampliar el museo actual, dotando al museo de dos plantas y extendiéndolo hasta la zona del manzanal, haciéndose con el camino que bordea el edificio; de esta forma desaparecía dicho paso que actualmente se considera un punto negro.

Por otro lado, el gazteleku se trasladaría a toda la planta baja del edificio y conectaría directamente con el exterior del mismo. Hoy en día el gazteleku está ubicado en la segunda y última planta del edificio y colocándolo en la planta baja, en opinión de los participantes en el proceso, se facilitaría el acceso a dicho espacio y se evitarían subidas y bajadas de planta.

Respecto al espacio de las asociaciones y agentes de la localidad, se propuso destinar dos plantas para este uso; en una de las plantas (donde actualmente está ubicado el auditorio) respetando la distribución actual, se dispondría de un espacio de diferentes tamaños y la otra planta sería un espacio abierto para la cocreación.

Por último, en el exterior proyectaron una zona en la que el público más joven pueda disfrutar del aire libre y sugirieron la colocación de una entrada cubierta.

En cuanto al funcionamiento del edificio, las personas participantes abogaron por mantener el funcionamiento actual del gazteleku, ya que consideran que se articula adecuadamente. Por su parte, las asociaciones y agentes de la localidad gestionarían las dos plantas reservadas para su disfrute en cogestión con el Ayuntamiento.

El Ayuntamiento aseguró que tomará en consideración las propuestas de la ciudadanía cuando adopte decisiones sobre el edificio. De momento, no se ha hecho público un calendario sobre las intervenciones en el edificio. Lo único que se ha dado a conocer es que se prevé que la antigua casa de cultura se vaya vaciando y llenando de nuevos usos por fases.

La construcción de la edificación de la antigua casa de cultura fue ordenada por Kontxa Etxeberria, hija predilecta de Astigarraga, en 1904. El inmueble funcionó como residencia de niños huérfanos y escuela de los necesitados.