Los azkoitiarras vivieron una jornada llena de tribulaciones marcada por los pronósticos del tiempo, que auguraban lluvia para la hora en la que iba a comenzar la tamborrada infantil. A esos pronósticos tan negativos se le sumaba la coincidencia de la marcha con el derbi que el Athletic y la Real Sociedad iban a disputar en San Mamés, sin lugar a dudas otro rival de peso a la hora de decidir qué hacer, si quedarse en casa al abrigo de la lluvia disfrutando (o padeciendo, según el caso) del derbi o desafiar al mal tiempo y salir a la calle a ver la tamborrada. Visto lo que sucedió después, ni la lluvia ni el derbi pudieron con la tamborrada. Los azkoitiarras prefirieron disfrutar de la tamborrada infantil.
Los protagonistas de la tamborrada se fueron reuniendo en el frontón Gurea a las 17.00 horas. Uno de los primeros cometidos de los organizadores fue dotar a los pequeños de unos ligeros chubasqueros de plástico transparente para protegerse de la lluvia, ya que tenía todos los visos de que les iba a acompañar durante el desarrollo de la marcha. Una vez que se pusieron en formación, las distintas compañías fueron abandonando el frontón Gurea encabezadas por sus abanderadas camino del centro del casco urbano. La carroza que preside la tamborrada se sumó a la marcha en Kale Nagusia y desde allí marcharon todos juntos camino de la plaza Balda. Las compañías de soldados y cocineros acompañaban con el sonido de los tambores y los barriles las piezas que sonaban a través del sistema de megafonía instalado a lo largo del recorrido, mientras la gente se agolpaba, cada vez en mayor número, a ambos lados de las calles por las que transitaba la tamborrada.
Una vez en la plaza Balda y ajenos a la lluvia que caía de manera pertinaz, los niños interpretaron distintas piezas mientras sus familiares contemplaban la escena y, en muchos casos, trataban de inmortalizar el momento con sus móviles. A continuación, tocó desandar lo andado y, sin detenerse en la Plaza Nagusia, como es habitual, se encaminaron al frontón Gurea. Allí les estaba esperando la Banda de Música de Azkoitia, junto con la que interpretaron las piezas que componen el repertorio tradicional de esta celebración, poniendo un brillante colofón a una jornada en la que se demostró que ni la lluvia ni el derbi de San Mamés son rivales para la tamborrada infantil.