La tecnología domina el mundo. Robots, ordenadores, smartphones, inteligencia artificial, tecnología digital, algoritmos o metaverso son términos cada vez más comunes en nuestro vocabulario. El futuro que algunos visionarios anunciaban no hace tanto tiempo ya es presente. Todo gira en torno a esta nueva realidad, lo que se traduce en una gran demanda de trabajadores con conocimientos de informática y tecnología para dar soporte al sistema. Se trata de un hecho evidente, pero es obvio también que la sociedad no solo necesita de ingenieros y de científicos. Hay oficios que siguen siendo fundamentales en nuestro día a día, pese a no contar con el brillo de esas profesiones vinculadas al mundo de la tecnología, como el de fontanero, carpintero, pintor o albañil. Otro oficio igual de relevante, sobre todo cuando la naturaleza hace acto presencia de manera indeseada en nuestras casas, comercios o empresas en forma de insectos y otros animales con los que no queremos compartir espacio, es el de los especialistas en control de plagas. Ivan Rogel, un joven elgoibartarra de 24 años, está convencido de ello y prueba de ello, es su apuesta por vincular su futuro laboral a esta profesión.

Al igual que otros muchos jóvenes, Rogel se sintió atraído por los estudios tecnológicos pero, al final, la estrecha relación que ha mantenido con la naturaleza y los animales desde su más tierna infancia le llevó a focalizar su formación en los estudios relacionados con el medio ambiente, lo que le ha terminado empujando de una manera casi natural al mundo del control de plagas. “Mientras cursaba un Grado Superior de Salud Ambiental tuve la oportunidad de hacer las prácticas en una empresa dedicada al control de plagas. La experiencia fue muy interesante. Luego continué formándome en la carrera de Ciencias Ambientales y todo lo que he aprendido en este proceso me ha llevada a iniciar el proyecto en el que estoy embarcado ahora”.

Un ecosistema muy propicio

“Buscan calor, humedad y alimento, y la clave para minimizar el riesgo de una plaga es privarles de esos factores”

Cucarachas, mosquitos, ratas, ratones, termitas y chinches son algunos de los animales con los que lidia en cada jornada de trabajo. Pese a que habitualmente permanecen alejados de nuestra mirada, esos animales conviven con nosotros, no en vano el entorno humano es un ecosistema ideal para su subsistencia. “Insectos como las cucarachas encuentran calor, humedad y alimento en los lugares que habitamos. Los bares, por ejemplo, presentan unas condiciones óptimas para ellas. La maquinaria produce calor y condensación. Si le sumas que no le suele faltar alimento, tienes muchos boletos para verte afectado por una plaga si no tomas medidas. Los hogares tampoco se libran de esta amenaza”.

Cuando recibe un aviso ya es demasiado tarde y no queda otro remedio que actuar para frenar la infestación. En la lucha por eliminarlas o minimizar la plaga existen distintas técnicas, desde nebulizadores que llegan al último rincón en el que se esconden, a venenos en formato gel que, en el caso concreto de las cucarachas, las convierten en agentes activos en la propia erradicación de la plaga. “La cucaracha aprovecha hasta los restos orgánicos de sus congéneres para alimentarse. Cuando encuentra un ejemplar de su misma especie muerto por el veneno no duda en comérselo. Ese veneno sigue activo y provoca, a su vez, la muerte de las cucarachas que se han alimentado de su compañera. Estas siguen siendo nocivas para las que las ingieran, lo que da lugar a un efecto cascada que actúa de manera exponencial en la erradicación de la plaga”.

Animales oportunistas

“Muchos insectos llegan desde el otro extremo del mundo escondidos entre los productos de consumo que importamos”

El carácter oportunista de estos insectos les lleva a aprovechar las oportunidades que les ofrece la globalización. El comercio internacional no solo transporta todo tipo de bienes y productos a cualquier rincón del mundo. En muchos de los contenedores viajan también distintas especies de animales que terminan colonizando los destinos finales a los que llegan. Muestra de ello es la tipología de las cucarachas con los que el joven elgoibartarra lidia en su trabajo. “Las tres especies más comunes son la cucaracha del café, que es de color negro, la alemana, que tiene una mezcla de rojo y amarillo, y la periplaneta, que es la más grande. Esta última es originaria de América y los primeros ejemplares llegaron a Europa dentro de algún contenedor o en alguna caja que transportaba productos originarios del otro lado del océano. La cucaracha se alimenta de celulosa, que es la materia base de las cajas de cartón, por lo que no tienen ningún problema para alimentarse mientras viaja de incógnito en ellas. Así es como terminan en nuestras casas sin que nos demos cuenta”.

“La prevención es vital para que no se produzcan plagas o para que su incidencia sea menor si al final no se pueden evitar”

Iván Rogel considera que la mejor forma de responder a las plagas es la prevención y no esperar a que la infestación se haya extendido, ya que es mucho más difícil de controlar. Esas labores de prevención se inician con un estudio sobre el entorno buscando factores que hayan podido provocar o puedan provocar la plaga en el futuro, como el estado del alcantarillado o el de las zonas ajardinadas próximas. También analiza el interior y plantea una serie de hipótesis para validar las razones que podrían estar en el origen de la infestación y sobre la forma de erradicarla. A partir de ahí, ofrece consejos para minimizar el riesgo. “El objetivo es privarles a esos invasores de los tres elementos claves para su subsistencia, el calor, la humedad y el alimento. Con unas correctas normas del tratamiento de la basura y la suciedad limitamos sus posibilidades de alimento y les privamos de uno de los factores que ayudan a su expansión. Es cierto que el cliente se puede ver abrumado por la cantidad de medidas que se le plantean, pero lo veo como un proceso de aprendizaje, un proceso de asimilación de ideas que hará posible que no se produzcan más plagas o que, en el caso de que finalmente tengan lugar, su incidencia sea menor”, concluye Rogel.