Conscientes de que “el mejor residuo es el que no se genera, y después, el que se recicla selectivamente”, la Mancomunidad de Debabarrena y el Complejo Educativo de Eibar han puesto en marcha un proyecto piloto con el que pretenden “sentar las bases para prevenir el despilfarro alimentario en los comedores públicos y privados de la comarca, de manera que contribuyan a la consecución del objetivo de reducir un 10 % la cantidad de residuos generados”.

El presidente de la Mancomunidad, Iosu Arraiz, la coordinadora del programa Agenda 2030 en el Complejo Educativo, Uxue Zabaleta, y el cocinero del Complejo, Aitor Bolinaga, han presentado esta semana el proyecto para evitar el desperdicio alimentario en la comarca. Este arranca ahora con una fase de diagnóstico “para medir y cuantificar el desperdicio en la cocina y comedor del Complejo Educativo” y tendrá continuidad con el desarrollo de un plan de acción.

Para realizar el diagnóstico de situación “se llevarán a cabo mediciones tanto en la cocina como en el comedor del Complejo, donde desayunan, comen y cenan 200 personas, la mayoría alojadas en la residencia”.

Para conocer la situación del posible despilfarro en distintos menús y las distintas condiciones ambientales, el análisis se realizará “durante las tres comidas del día, los 7 días de la semana”. La elaboración del diagnóstico correrá a cargo de las entidades Enraíza Derechos y Oreka, que forman parte de la Plataforma de Euskadi contra el despilfarro.

Tras la fase de diagnóstico, se diseñará un plan de acción para los próximos años. Además, el Complejo Educativo y la Mancomunidad promoverán “un sistema para redistribuir y revalorizar los excedentes.