Pinturas Lorea de Zumarraga ha echado la persiana, tras 35 años ofreciendo servicio a los vecinos de Urola Garaia. Ana Elgarresta se ha jubilado y ha cerrado la tienda, pero su hijo Aitor Larrañaga seguirá con en taller de pintura.

La droguería Lorea la abrieron Elgarresta y su marido Pello Larrañaga, en octubre de 1987. El padre de ella fue pintor y sus padres tuvieron una droguería, por lo que conocía bien el negocio. “Mi padre era pintor y tuvieron una pequeña droguería en la Avenida de Urretxu. Yo empecé allí a trabajar, con unos quince años. Así, en 1987 mi marido y yo decidimos abrir una droguería. Hasta entonces, él había sido carrocero. Pasó de pintar coches a pintar paredes. Decidimos aprovechar mi experiencia y, como Pello es muy manitas, se arregló muy bien”.

Han trabajado mucho. “Vendíamos artículos de droguería, perfumes y juguetes. Cuando empezaron a abrir grandes superficies tuvimos que dejar de vender juguetes. En la pintura no ha habido bajón, pues la gente necesita asesoramiento”.

Durante los últimos 28 años ha trabajado con Miriam Intxausti. “Era clienta y, como me parecía una chica muy maja, le propuse trabajar conmigo. Ha sido una compañera fabulosa. Se nos hará duro separarnos, pero nos veremos en la calle”.

Elgarresta va a cumplir 64 y, ante la implantación del TicketBAI, ha decidido jubilarse. “No tengo ganas de meterme en ese follón y, además, ya es hora de que mi hijo empiece a trabajar por su cuenta. Ya he trabajado suficiente. De ahora en adelante, haré las cosas que hacen los jubilados: viajar, pasear, vivir tranquila, preparar comida rica para que los hijos vengan a visitarme a menudo... Y cuando lleguen los nietos, a ver si llegan de una vez, cuidar de ellos”.

Intxausti es más joven y seguirá trabajando. “Es una gran trabajadora y no tendrá ningún problema para encontrar trabajo. Ha sido muy importante para mí, tanto en la tienda como fuera de ella. Es una compañera de trabajo y amiga de primera”.