ifícilmente se podía imaginar un año mejor para que las calles de Irun se volvieran a llenar de música, color y alegría un 30 de junio. Con ese mensaje, que describe con acierto lo que personas de todas las sensibilidades están dejando entrever durante las celebraciones de las Fiestas de San Pedro y San Marcial de Irun, arrancó anoche su discurso el general del Alarde tradicional, Paco Carrillo, durante el masivo acto de presentación de cantineras que tuvo lugar en la plaza del Ensanche.

Tras tres años sin vivir los actos que preceden a los desfiles del 30 de junio, la emoción y la nostalgia quedaron ayer bien retratados en los rostros de los miles de irundarras que se acercaron a ver a las cantineras, bien a las del Alarde público en la plazoleta del Juncal, bien a las del tradicional más tarde en el Ensanche.

Por si el haber pasado una pandemia fuera poco, este año se cumplen también 500 años de la batalla de San Marcial y de que se estableciera el voto de subir cada año al monte Aldabe, por lo que las celebraciones tienen un cariz especial.

Ya sea por un motivo o por el otro, las emociones también fueron muy fuertes ayer entre las propias cantineras. La cantinera de la Escolta de Caballería del Alarde tradicional, Aia García, leyó en castellano un texto en representación de todas sus compañeras en el que expresaban la gratitud por poder cumplir ese "gran sueño" celebrando el 500º aniversario del voto "en un año para el recuerdo".

En cuanto a las cantineras del Alarde paritario, la de la Tamborrada, Garoa Bravo, manifestó la ilusión de haber podido cumplir uno de los deseos que tiene "desde bien pequeña", el de ser cantinera. Su compañera de la Escolta de Caballería, Naroa Perurena, destacó por su parte el privilegio que supone el ser cantinera, pero al mismo tiempo poder elegir volver a desfilar el año que viene "cogiendo otra vez el txibilito, el redoble o lo que yo quiera". l