ikel Lizarralde es el músico oficial de Zumarraga. Decidió poner sus conocimientos musicales al servicio del pueblo y realiza una labor impagable. Es miembro de la banda de música y de la coral Goiargi, dirige el coro parroquial y es el organista del templo.

Su afición a la música le viene de familia. "El aita fue miembro de la banda de txistularis de Urretxu y la ama y la tía tienen estudios de música. Yo empecé en solfeo con seis-siete años, en casa de Maite Franco. Después, mi primo Javi y yo estudiamos piano con Javier Fernández. Lo dejé en quinto".

También aprendió a tocar el clarinete. "Mi abuelo era muy amigo de Ramón Esnaola y este me decía que entrara en la banda de música, que él me enseñaría a tocar el clarinete. Así fue como aprendí a tocar ese instrumento. Ramón fue un segundo abuelo para mí".

Entró en la banda con solo catorce años y hoy en día es uno de los veteranos. Alaba el compromiso de los jóvenes. "Están metidos en otras mil historias, pero nunca faltan a los ensayos. Que un viernes, después de un entrenamiento, cenen un bocadillo y vengan al ensayo, tiene mucho mérito. Además, son muy majos. Su compromiso me produce una gran alegría, pues gracias a ese compromiso la banda saldrá adelante".

Lizarralde es también integrante de la coral Goiargi, desde 1992. "Empecé a cantar en el coro parroquial. Se creó en 1984 y, como ayudaba en la parroquia, consideré que era mi deber cantar en el coro. Entré con mi primo Javier. Algunos miembros del coro cantaban también en Goiargi y me daba un poco de envidia, pero me daba vergüenza acudir a ellos. Era fan de ellos y no quería que pensasen que me consideraba un buen cantante. Pero necesitaban gente para acudir a la Expo de Sevilla porque algunos no podían dejar el trabajo y fueron ellos los que acudieron a mí. Se me abrió el cielo".

Además de dirigir el coro parroquial, es el organista. "Los trabajos de la parroquia los he recibido por herencia. Era Don Antonio Rey el que dirigía el coro y tocaba el órgano. Los organistas no suelen dejar su órgano a nadie y Don Antonio también era así. Tenía una relación muy estrecha con mi primo Javier y le dejó tocar el órgano para vestir la labor del coro. Yo era el comodín: tocaba cuando no estaba Javier. Pero me ponía muy nervios y lo hacía muy mal. La diócesis organizó unos cursos de ayudante de organista y el párroco, Don Juan José Garmendia, me recomendó ir. Fueron unos cursos muy útiles".

El siguiente paso fue tocar el órgano con asiduidad. "El nuevo párroco pidió que se tocara el órgano también en la misa de los sábados y Don Antonio se negó. Así fue como empecé a tocar todos los sábados. Después, poco a poco, tomé el relevo. Cuando Don Antonio estaba en el hospital, envió a Esteban Barrena y al párroco Luis Mari Segurola a que me dijeran que lo dejaba todo en mis manos. Estos me dijeron que lo pensara bien, pues es una atadura, pero no me lo pensé mucho: vivía en Zumarraga, no tenía intención de moverme de aquí y no podría estar tranquilo en mi casa sabiendo que en la parroquia me necesitan. Toco el órgano en las misas del sábado y el domingo, en navidades, en Semana Santa y en los funerales. En cuanto al coro parroquial, canta en navidades, en Semana Santa, en fiestas y en los funerales".

Las familias del pueblo agradecen mucho que sus familiares tengan una despedida solemne, gracias al coro y al organista. "Consideramos que todas las familias se merecen eso. Si para tocar en un funeral tengo que cerrar mi tienda, la cierro. El esfuerzo que hacen los miembros del coro es de aplaudir. También quiero agradecer la ayuda que me han brindado durante todos estos años Lourdes Pozueta y mi primo Javier".

"El compromiso de los jóvenes me produce una gran alegría, pues gracias a ese compromiso la banda saldrá adelante"

"Si para tocar el órgano en un funeral tengo que cerrar mi tienda, la cierro: todas las familias del pueblo merecen eso"

Organista de la parroquia de Zumarraga