existen muchas formas de viajar. Algunas personas prefieren ir en avión, otras en tren y muchas otras en coche. Pero en los últimos años ha empezado a crecer la tendencia de viajar con caravanas o hacerlo en autocaravana. En Donostia la presencia de estos vehículos es cada vez más habitual y los espacios destinados a su aparcamiento se han quedado pequeños.
La zona regulada para estos vehículos en el barrio de Berio solamente permite la entrada de 44 autocaravanas, por lo que muchos de los que vienen se tienen que quedar fuera del recinto y buscarse la vida para encontrar otro lugar donde poder instalarse.
Francisco Morillo y Juana Colorado son un matrimonio de Madrid que lleva viniendo varios años a la capital guipuzcoana porque les encanta la ciudad, pero están encontrando inconvenientes para que su estancia sea lo más plácida posible. “Estamos teniendo muchos problemas para aparcar porque no encontramos sitio”, manifestó Colorado. El matrimonio acaba de aparcar su autocaravana en una de las zonas de parking que están al lado de la biblioteca de la UPV-EHU después de haber estado instalados en Berio durante los tres días que permite la normativa. “Por suerte podemos aparcar aquí durante todo el día e irnos a visitar otros lugares”, explica Colorado.
El matrimonio madrileño no se da por satisfecho por cómo está la situación en Donostia. “En Bilbao han hecho un área para las autocaravanas que está en un monte, por lo que aquí hay que buscar una solución”, asevera Morillo.
Aunque desde algunos sectores se quieran “echar pestes” a este tipo de viajeros, ellos insisten en que su comportamiento en la ciudad es el mismo que el de cualquier otro turista. “Nosotros vamos dejando dinero por todas partes y vamos a los restaurantes como cualquier otro. Es más, ayer cenamos en el Arzak”, expresa el matrimonio, rompiendo con ese tópico de que los que viajan de esta manera lo hacen porque no tienen dinero.
“La noche ha sido un infierno”
También se queja una familia de extremeños de la situación que se han encontrado a su llegada a Donostia. “Llegamos ayer y tuvimos que aparcar en la avenida de Tolosa porque no había sitio suficiente en el parking de Berio”, afirma el padre de la familia, Manuel Borrego, y añade: “La noche ha sido un infierno”. La mañana siguiente los Borrego sí se pudieron instalar en la zona de autocaravanas de Berio, pero pedían una solución ante esta situación. “Acabamos de estar en Francia y ahí no tienen este problema porque hay bastantes áreas para aparcar; llevan 40 años adelantados en este tema”, apunta Manuel Borrego. Su hija Candela encuentra una solución muy cerca de donde están ubicados: “Se podrían habilitar las plazas del aparcamiento de la universidad porque al ser verano no hay mucho movimiento en ese lugar y hay bastante espacio”.
Aun así, no todo el mundo está descontento con las instalaciones donostiarras. Una familia valenciana que acaba de llegar a Donostia afirma no haber tenido “ningún problema para aparcar en Berio”. Antonio Martín viaja con su mujer, María José Ferrero, su hijo Daniel Martín y la pareja de su hijo, Ruth Catalá, y visitan la ciudad por primera vez. “Es la única zona de la península ibérica que no conocíamos”, manifesta Antonio Martín. Los valencianos no veían tantos problemas porque el acceso de las autocaravanas “ha mejorado con respecto a años anteriores”.
Los barceloneses Joan Pons y Ali Morel viajan junto con su hija Nara y tampoco ponen pegas a la situación de Donostia. “En la mayoría de los sitios en los que hemos estado no hay lugares donde poder aparcar”, explicó Pons, cuya caravana está aparcada en el campus. “En Santander es peor” replica Morel. Si hubiera que ponerle un pero a esa zona, los catalanes dicen que echan en falta “más verde porque, al ser un parking, tiene demasiada carretera y si hubiera más césped la niña podría jugar”.
A la pareja no le parece mal que en las áreas para autocaravanas haya fecha límite porque “para estar más tiempo te vas a un camping”. La familia se muestra encantada con el emplazamiento: “¡El bar de la universidad está abierto!”